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viernes, agosto 8, 2025
InicioLocalesArquidiócesis de Denver¡Conocen a los 12 nuevos diáconos de la arquidiócesis de Denver! 

¡Conocen a los 12 nuevos diáconos de la arquidiócesis de Denver! 

La arquidiócesis continúa celebrando a nuestros 12 nuevos diáconos ordenados el sábado 14 de junio, en la Catedral Basílica de la Inmaculada Concepción. 

El Pueblo Católico conversó con los recién ordenados para conocer más sobre lo que los llevó a esta vocación de servicio, lo que más esperan y un mensaje a aquellos que están ‘en la encrucijada’ de la fe. 

¡Lee más para conocer nuestros nuevos diáconos! 

Diácono Abram León

Parroquia natal: Annunciation, Denver
Parroquia asignada: St. Cajetan, Denver

 

¿Cuál es una de las cosas más valiosas que aprendió durante su formación para el diaconado? 

Cultivar y sostener una vida constante de oración y un encuentro íntimo con Jesucristo, a través de la meditación en la Palabra y la participación en los sacramentos, porque es de esta relación de donde brota el amor por el servicio al que estoy llamado como diácono. Jesus dijo: “Sin mí, no puedes hacer nada”. 

¿Qué es lo que más espera de ser diácono? 

Servir con amor y alegría al pueblo santo de Dios, en colaboración con mis obispos y sacerdotes. 

En una era apostólica en que muchos han dejado la fe, ¿por qué ha elegido personalmente a seguir a Jesús, incluso a una vocación de servicio como el diaconado? 

Un día le abrí la puerta de mi corazón a Jesús. Experimenté su amor, y eso cambió mi vida. Él me invitó a seguirlo, y me enamoré. Ha sido lo mejor que me ha pasado en la vida, y quiero amarlo y servirlo siempre. 

Al comenzar su ministerio de predicación, enseñanza y servicio, ¿qué palabras le gustaría compartir con aquellos que quizás tengan curiosidad espiritual? 

“Gusten y vean qué bueno es el Señor” (Salmo 34, 9). Yo lo probé, y estoy satisfecho. Invito a cada persona a que lo pruebe por sí misma, nadie más puede hacerlo por ti. Ábrele la puerta de tu corazón a Jesucristo. “Dichoso tú, que todo te irá bien” (Salmo 128,1–4). 

 

Diácono David Orozco

Parroquia natal: Holy Family, Fort Collins
Parroquia asignada: Immaculate Conception, Lafayette

 

¿Cuál es una de las cosas más valiosas que aprendió durante su formación para el diaconado? 

La importancia de tener una vida de oración diaria, para consagrar un momento de mi día a hablar y escuchar a Dios. Tener un encuentro diario con Jesús a través de la Sagrada Escritura y permanecer en la paz y el silencio de su amor. Esta es la fuente de la que emanan la fuerza y la inspiración del Espíritu, permitiéndome salir al mundo y dar testimonio de mi vida en Cristo y del amor del Padre. 

¿Qué es lo que más espera de ser diácono? 

Bautizar y llevar la Palabra de Dios a dondequiera que vaya. Poder predicar la Palabra de Cristo y llevarla a todos los que me rodean, para que, a través de su Palabra, todos puedan acercarse a Jesús y a sus sacramentos, especialmente al sacramento de la Penitencia y la Eucaristía. 

En una era apostólica en que muchos han dejado la fe, ¿por qué ha elegido personalmente a seguir a Jesús, incluso a una vocación de servicio como el diaconado? 

¿A dónde más podríamos ir? El mundo ha hecho su propuesta, y muchos la han aceptado; yo la practiqué por un tiempo y solo encontré banalidad y soledad. La vocación del hombre surge de un verdadero encuentro con Jesús. Tras este encuentro con Cristo, se me reveló mi vocación de servir a mis hermanos y hermanas, especialmente a los más necesitados. Precisamente porque muchos están abandonando la práctica de la fe y buscando la verdad y la felicidad, mi deseo es guiar a estos hermanos y hermanas hacia Jesús, para que ellos también puedan reconocer, como yo, que Jesús es la verdad, el camino y la vida eterna. 

Al comenzar su ministerio de predicación, enseñanza y servicio, ¿qué palabras le gustaría compartir con aquellos que quizás tengan curiosidad espiritual? 

Cuestiona todo y busca la verdad. Personalmente, disfruto cuando la gente me cuestiona sobre lo que digo, creo y hago, porque esto me obliga a buscar y comprender la razón de mis acciones y palabras. Como un niño, sal y explora ese vasto y hermoso bosque que es nuestra fe católica. Y pronto encontrarás a Jesús, quien es la Verdad. 

 

Diácono Alvio Rangel

Parroquia natal: Our Lady Mother of the Church, Commerce City
Asigando a: Our Lady Mother of the Church, Commerce City

 

¿Cuál es una de las cosas más valiosas que aprendió durante su formación para el diaconado? 

Es difícil resumir en pocas palabras lo más valioso pues cada clase tiene un objetivo único e indispensable en la formación integral de un diacono. Para mí, sin lugar a duda, un aspecto esencial de la formación fue la puesta en práctica y consolidación de una vida de oración diaria. No podemos crecer en amistad con aquel con quien no pasamos tiempo, intercambiamos palabras y le contamos nuestras necesidades, alegrías y desaciertos. La oración diaria a través de la liturgia de las horas (laudes y vísperas), la lectura de la Sagrada Escritura como meditación mediante la lectio divina, las lecturas espirituales de la vida de los santos y la visita constante a Jesús Sacramentado en las capillas de adoración han creado ese espacio, tiempo que he dedicado a estar con Jesús, conocer de manera más cercana su forma de vivir, predicar, pensar y actuar. Esta relación de amistad se ha visto fortalecida viviendo con perseverancia y constancia la vida sacramental (la Eucaristía y Reconciliación), donde de manera tangible experimentamos en el amor y misericordia de Dios. No ha sido un camino fácil, ha estado lleno de subidas y bajadas, pero la gracia de Dios me ha sostenido y ha permitido mantener ese fuego que vive en mi corazón por querer estar siempre cerca del Señor. 

¿Qué es lo que más espera de ser diácono? 

La evangelización. Es una bendición y, a la vez, una gran responsabilidad llevar a conocer el nombre de Jesús, su vida y los medios que nos ha dejado para alcanzar la salvación, la vida eterna que él nos ha prometido a otras personas a través de las fuentes de la revelación que la Iglesia católica nos ensena. Y esta buena noticia no es solo para llevarla aquellos que comparten nuestra fe, también a esos que están en las periferias, alejados, confundidos o que son no creyentes. Asimismo, el ir al encuentro de los más necesitados, aquellos olvidados, que padecen sufrimientos, pues allí Cristo está presente. El Señor mismo nos lo recuerda, en el Evangelio de San Mateo 25:31-46, donde nos habla de que él está allí en aquellos que tienen hambre, sed, necesitan vestido, posada, enfermos o en la cárcel. Como miembro de la Iglesia y diacono, mostrar el amor y misericordia de Dios por sus hijos me llena de mucho regocijo. 

En una era apostólica en que muchos han dejado la fe, ¿por qué ha elegido personalmente a seguir a Jesús, incluso a una vocación de servicio como el diaconado? 

Cristo, el Señor, ha venido llamándome para seguirle desde hace años, solo que en muchos momentos no tenía claridad. Estaba inmaduro espiritualmente para entender su llamado. Cuando uno está en las cosas del mundo, preocupado por tantas cosas como Marta en el evangelio —y yo me identifiqué con ella, pues no me tomaba el tiempo y espacio para escuchar lo que el Señor me estaba diciendo— es difícil escuchar la voz del Señor. 

Pero en esa conquista por mí que el Señor ha hecho, durante estos cuatro años de formación, en los momentos de oración y discernimiento pude ver como Jesús en tres momentos esenciales de mi vida me estuvo llamando y preparando de una manera clara para la vocación al servicio.  

La primera vez fue cuando tenía doce años. Yo estudié en un colegio católico de espiritualidad Ignaciana. En ese colegio, me uní a un grupo llamado Huellas y pude asistir dos veces a hacer misiones durante la Semana Santa en sitios donde no había sacerdotes y las personas eran pobres en lo material pero ricos del amor de Dios. Allí me tocó hacer el lavatorio de los pies, compartir la Palabra de Dios, hacer el viacrucis viviente y vivir la vigilia pascual. Fue mi primera experiencia real de un Cristo vivo entre nosotros.  

La segunda fue ya de veintidós años, y duro cinco, cuando estuve en los Encuentros Familiares de Venezuela, programa creado por el padre Gabriel Calvo, un grupo de carácter apostólico, guiado por sacerdotes dentro de nuestra Iglesia católica. Allí trabajé con jóvenes y familias principalmente a los cuales le llevamos la buena noticia (Kerygma).  

La tercera fue cuando viví el cursillo de Cristiandad, eso fue aquí en Colorado hace cinco años. Estando allí, luego de leer el pasaje final que está en el Evangelio de San Mateo, decidí dar el paso al camino del diaconado permanente.  

En resumen, Jesús ha venido luchando por este hombre tibio y pecador muchas veces, pero con gentileza y amor, dándome la libertad para elegir con un SÍ el llamado al servicio justo en estos tiempos. Asimismo, el entender que toda mi vivencia pasada, el discernimiento presente y el hecho de que como diácono permanente es posible ir a sitios donde inclusive a los sacerdotes se les es difícil llegar, han esclarecido mi corazón con esperanza y fortaleza para ir en búsqueda guiado por el Espíritu Santo de aquellas almas que necesitan ser traídas al redil de la Iglesia, pues todos somo hijos de Dios. 

Al comenzar su ministerio de predicación, enseñanza y servicio, ¿qué palabras le gustaría compartir con aquellos que quizás tengan curiosidad espiritual? 

Que es bueno reconocer y enseñar a un Cristo que ha muerto por nosotros, por nuestros pecados en la Cruz. Que el Señor, cuando nos mira, no se fija de nuestro pecado, sino que ve las cosas maravillosas que puede hacer de cada uno de nosotros si le dejamos abiertas las puertas de nuestro corazón para que él entre con su gracia. Que el amor del Padre por nosotros y su misericordia es más grande que el más terrible de nuestros pecados. Dios quiere perdonarnos, no debemos temer ir a vivir la misericordia de Dios en el sacramento de la Reconciliación, pues al enemigo le encanta infundir miedo en las almas débiles. Reconocer, que Cristo está vivo y presente en toda su alma y divinidad en la hostia y vino consagrados, y que este alimento que él nos da cuando asistimos a la Misa, cuando participamos de él dignamente, dispone nuestra alma a una vida llena de virtudes y dones que son agradables a los ojos de Dios.  Finalmente, la bendición que es dejarse siempre guiar por el Espíritu Santo, que sea el mismo Espíritu que controle nuestros pensamientos, palabras y obras en cada tarea que hagamos. 

 

Diácono Jim Colburn

Parroquia natal: St. Peter, Greeley
Parroquia asignada: Our Lady of the Valley, Windsor, y St. Mary, Ault

 

¿Cuál es una de las cosas más valiosas que aprendió durante su formación para el diaconado? 

Hubo tantas lecciones valiosas en la formación, que elegir una es un poco difícil. Una que realmente destaca es la profundidad del uso de Dios. Dios puede y está usando a cada uno de nosotros de maneras que ni siquiera conocemos. Nadie queda fuera de la gracia de Dios. Incluso aquellos que algunos llamarían lo peor de lo peor, Dios los tiene en su corazón y está haciendo cosas por ellos que no pueden hacer por sí mismos. Todos fueron creados a su imagen y semejanza, y aunque la vida ha moldeado y afectado quiénes son hoy, el original nunca ha cambiado. La inocencia, la pureza y el amor entretejidos en cada uno de nosotros siguen estando ahí, independientemente de lo que otros puedan ver o experimentar. Dios nunca pierde de vista a sus hijos, sin importar cuán profundamente cubiertos estén. Él sabe todo sobre cada uno y ama a cada uno, sin importar en qué parezcan haberse convertido. Él nunca nos pierde de vista. Ya seas clérigo o no, eres una de las gracias de Dios para aquellos que han muerto y para aquellos a quienes otros han abandonado u olvidado. Es posible que los hayas conocido, orado por ellos o proporcionado lo necesario, pero es posible que nunca los hayas conocido. Como persona de Dios, eres uno de sus medios para dar gracia a las almas necesitadas que están más allá de sus propias capacidades. Por ejemplo, si te sientes débil o derrotado en algunos días, puede deberse a muchas razones diferentes, y una de ellas podría ser que alguien más, que no tenía nada más que dar, necesitaba fuerza. Esto es especialmente cierto para las almas en el purgatorio. Nunca dejes de orar por todos los necesitados, vivos y muertos, sabiendo que Dios escucha tus oraciones y las dirige donde más se necesitan.  

¿Qué es lo que más espera de ser diácono? 

¡Bautizar a los bebés! Tener en tus manos la confianza inocente e inquebrantable de un niño y bautizarlo para que reciba todas las gracias de ese sacramento en particular es una de las mayores bendiciones de Dios. Los padres y todos los miembros de la familia se unen en un acto enfocado para llevar a este niño a la casa de Dios y en el camino para recibir el resto de los sacramentos a su debido tiempo. El pueblo, por así decirlo, se reúne en amor y responsabilidad por los inocentes y por su protección. Los padres también están llenos del amor de Dios, del amor por el niño y del amor de la Iglesia. 

En una era apostólica en que muchos han dejado la fe, ¿por qué ha elegido personalmente a seguir a Jesús, incluso en una vocación de servicio como el diaconado? 

Creo que fue más que nada una elección personal para continuar lo que Jesús ya había comenzado en mí. No es nada que yo haya hecho, sino lo que él ha hecho. Jesús nos dice que lo sigamos, que no tengamos miedo, y que no lo elegimos, sino que él nos eligió a nosotros. ¿Quién puede discutir eso? Si él no quisiera que estuviera aquí, no estaría. Para mí, todo se reduce a la confianza. La confianza en Jesús y todo lo que hizo, está haciendo y hará. Quiero ser parte de lo que sea que él quiera usarme. Hoy, eso es ser su diácono. 

Al comenzar su ministerio de predicación, enseñanza y servicio, ¿qué palabras le gustaría compartir con aquellos que quizás tengan curiosidad espiritual?  

Escucha. Esa curiosidad que sienten es un tirón en su corazón. La curiosidad suele surgir de un deseo, y el deseo que sienten es el deseo de Dios de que vengan a él. Alimenta esa curiosidad, haz preguntas, investiga, lee la biblia y ora. Reza con tus propias palabras. Habla con Dios como lo harías con tu mejor amigo. Dile lo que sientes, cuáles son tus preguntas, lo que no entiendes y que no sabes qué hacer a continuación. No tiene que ser una oración formal; solo debe ser tuya. Luego di «gracias» y sigue escuchando el impulso de la curiosidad. Las respuestas están en camino.

 

Diácono Brice Glasscock 

Parroquia natal: Holy Family, Meeker
Parroquia asignada: Holy Family, Meeker

 

¿Cuál es una de las cosas más valiosas que aprendió durante su formación para el diaconado? 

Durante mi formación, aprendí que Dios me encontró donde estaba, pero no me dejó allí. Siguió llamándome para profundizar, confiar más en él y seguir adelante, incluso cuando no entendía completamente el siguiente paso. Aprendí la importancia del desapego: dejar de lado las cosas que me alejaban de él, ya fueran distracciones, viejos hábitos o incluso mis propias ideas de control. A través de la oración, me di cuenta de que no debía tenerlo todo resuelto. Solo tenía que seguir diciendo «sí» y mantenerme fiel. 

¿Qué es lo que más espera de ser diácono? 

Tengo muchas ganas de servir a los demás, dondequiera que estén en su camino espiritual. Ya sea que esté predicando, rezando con alguien después de la Misa, o hablando con alguien en el supermercado, quiero ser el tipo de diácono que es accesible, fiel y presente. Solo estoy aquí para guiar a la gente hacia Jesús, a veces con palabras, a veces simplemente estando presente cuando necesitan a alguien en quien apoyarse. 

En una era apostólica en que muchos han dejado la fe, ¿por qué ha elegido personalmente a seguir a Jesús, incluso a una vocación de servicio como el diaconado? 

Porque sé cómo es la vida sin él y lo fácil que es caer en la desesperanza y la desesperación cuando el mundo te decepciona. No crecí como católico y nunca esperé convertirme en diácono. Pero Jesús me encontró, me llamó y sigue llamándome. He visto demasiado —en las calles, en las salas de emergencia, en mi propia vida— como para creer que este mundo tiene todas las respuestas. Sigo a Jesús porque es el único que trae una sanación duradera. Y si puedo ayudar a una sola persona a encontrar ese amor, vale la pena. 

Al comenzar su ministerio de predicación, enseñanza y servicio, ¿qué palabras le gustaría compartir con aquellos que quizás tengan curiosidad espiritual? 

¡No tengas miedo! Si te estás haciendo preguntas o te sientes inquieto, es una buena señal: significa que tu corazón está despierto. He aprendido en mi vida, y en la de tantas personas a las que he servido, que Jesús está listo para encontrarte justo donde estás. 

 

Diácono Jerry Hraban

Parroquia natal: Our Lady of the Valley, Windsor
Parroquia asignada: Our Lady of the Valley, Windsor

 

¿Cuál es una de las cosas más valiosas que aprendió durante su formación para el diaconado? 

Oración. Sin oración, mis acciones no tienen ningún valor. Necesitamos rezar todos los días sobre las decisiones o acciones que estamos tomando. Cuanto más importante sea la decisión, más tiempo debemos dedicar a la oración. Los sacerdotes y diáconos deben rezar varias veces al día; todos pueden beneficiarse de esta práctica. 

¿Qué es lo que más espera de ser diácono? 

Encontrar a las personas dondequiera que estén en su fe y ayudarlas a acercarse a Dios. 

En una era apostólica en que muchos han dejado la fe, ¿por qué ha elegido personalmente a seguir a Jesús, incluso a una vocación de servicio como el diaconado? 

Dios es real. El cielo y el infierno son reales. He elegido seguir a Jesús, ya que él es el camino a la vida eterna. Me convertí en diácono para ayudar a otros a fortalecer su fe hasta que se den cuenta de que la verdadera felicidad está en seguir a Cristo. 

Al comenzar su ministerio de predicación, enseñanza y servicio, ¿qué palabras le gustaría compartir con aquellos que quizás tengan curiosidad espiritual? 

Si observamos nuestras vidas, es probable que experimentemos mayor felicidad cuando seguimos los diez mandamientos. También es muy probable que nuestros errores más infelices y autoinfligidos ocurrieran cuando no seguíamos los diez mandamientos. Si simplemente seguimos estas 10 instrucciones, la vida tiende a ser mucho más feliz, pacífica y fácil. 

 

Diácono Ronnie Hyatt

Parroquia natal: Christ the King, Evergreen
Parroquia asignada: Christ the King, Evergreen

 

  1. ¿Cuál es una de las cosas más valiosas que aprendió durante su formación para el diaconado? 

Aprendí que ser diácono no se trata de hablar demasiado. Significa estar presente y caminar junto a los demás, ayudándolos a encontrar su camino de regreso a Dios, especialmente a aquellos que están sufriendo, quebrantados, caídos y solos. Ser diácono es un poco como ser un ranchero: cuidas del rebaño, reparas las cercas y te aseguras de que nadie se pierda en el campo. Algunos días, estás proclamando el evangelio, y otros días, estás quitando nieve o arreglando la cafetera después de la Misa dominical (porque ¿el café malo? Eso es un pecado contra la hospitalidad). 

¿Qué es lo que más espera de ser diácono? 

Estoy emocionado por ponerme manos a la obra y ayudar a la gente a encontrar a Dios en los momentos cotidianos. Ya sea predicando, enseñando o simplemente sentado en un porche compartiendo historias, quiero ser el tipo de siervo que se encuentra con las personas donde estén, ya sea que estén en lo alto o sumergidas en los problemas de la vida. Para llevarlos de vuelta a los sacramentos y al ministerio de sanación de los sacerdotes. 

En una era apostólica en que muchos han dejado la fe, ¿por qué ha elegido personalmente a seguir a Jesús, incluso a una vocación de servicio como el diaconado? 

Creo que la gente en esta era apostólica busca algo real, algo tan firme como las montañas, algo que no se desvanezca como el polen de pino en junio cuando comienzan a soplar los vientos de la adversidad. Por eso sigo a Jesús. Él es la roca que no se desmorona, la verdad que no cambia y el amor que se mantiene firme cuando la vida se vuelve tan loca como un pavo en un campo de maíz. Siento que, en este tiempo de adversidad, es muy importante para mí compartir con los demás cómo Jesús puede brindarles estabilidad y amor. 

Al comenzar su ministerio de predicación, enseñanza y servicio, ¿qué palabras le gustaría compartir con aquellos que quizás tengan curiosidad espiritual? 

Si estás buscando, preguntándote, dudando o incluso siendo escéptico, debes saber que Dios ya se está acercando a ti. La fe no se trata de tenerlo todo resuelto. Se trata de dar un paso hacia aquel que te conoce completamente y te ama incondicionalmente. Haz preguntas, busca la verdad y no tengas miedo de explorar la profundidad del amor de Dios. Puede que te sorprendas de adónde te lleva el viaje. Es una vida que vale la pena vivir, un amor que merece ser seguido y una verdad que resistirá más fuerte que un viejo roble en una tormenta. No tengas miedo de dar el primer paso. El Buen Dios y su Iglesia siempre tienen un lugar en la mesa. 

 

Diácono Tom Middleton

Parroquia natal: Our Lady of the Pines, Conifer
Parroquia asignada: Our Lady of the Pines, Conifer

 

¿Cuál es una de las cosas más valiosas que aprendió durante su formación para el diaconado? 

Uno de los grandes privilegios de la formación diaconal es que muchos de nuestros instructores también forman a los seminaristas. Por lo tanto, estamos expuestos a la relativa amplitud y profundidad del corazón, la mente y la fuerza de la Iglesia. ¿Puede uno descubrir por sí mismo si la Iglesia es realmente, de verdad y legítimamente el Cuerpo de Cristo y no solo otra institución creada por el hombre? ¿Sus líderes realmente creen y se preocupan? ¿Es la enseñanza de la Iglesia realmente sólida, razonable y práctica? ¿Es realmente importante que el clero realice ciertas funciones litúrgicas, y son esas acciones realmente necesarias? ¿Valora y honra a los laicos y su ministerio único en el mundo? Descubrí desde dentro las respuestas a esas preguntas: ¡Absolutamente!  

¿Qué es lo que más espera de ser diácono? 

Ofrecer y extender la bendición de la Iglesia a aquellos que más necesitan su toque. 

En una era apostólica en que muchos han dejado la fe, ¿por qué ha elegido personalmente a seguir a Jesús, incluso a una vocación de servicio como el diaconado? 

Crecí como protestante y, a los 19 años, recibí un llamado al ministerio, pensando en ser pastor de una iglesia. A los 29 años, me reclutaron para trabajar como misionero en Europa junto a mi familia. Hace diez años, mientras realizaba mis estudios de doctorado en misionología en un seminario protestante, durante la oración, Dios me invitó a ir a la iglesia católica local para rezar. Al llegar, el sacerdote, el padre Tim Gaines, me invitó a unirme a una nueva clase que se había formado, dirigida por el difunto diácono Jerry Kotas. La clase vio y discutió el documental de PBS del entonces padre Robert Barron, Catolicismo. El padre Tim, el diácono Jerry y el diácono Ron Roderick me guiaron amablemente hacia la Iglesia, aceptando y alentando mi ministerio de evangelización en el extranjero. Cuando el diácono Jerry falleció un año después, comencé a sentir que Dios me estaba invitando a continuar donde él lo dejó. Al discernir el diaconado, la sensación más convincente que he tenido de que esta es la llamada de Dios fue cuando leí en el Catecismo que el diaconado es una llamada al ministerio, no al sacerdocio. El Señor me llamó a los 19 años, cuando era protestante, y me guió a través de 23 años de ministerio protestante hacia la Iglesia católica, y otros diez años como misionero católico, para prepararme para su llamado más profundo en mi vida: representar sacramentalmente a Cristo, el Siervo de Todos. ¿Cómo podría buscar otra vida que no fuera aquella a la que el creador del universo me estaba invitando claramente? 

Al comenzar su ministerio de predicación, enseñanza y servicio, ¿qué palabras le gustaría compartir con aquellos que quizás tengan curiosidad espiritual? 

 En mi primera noche de ese curso de Catolicismo en 2014, el entonces padre Robert Barron nos guió a través del sexto capítulo del Evangelio de Juan. Habló de las palabras de Jesús, que a menos que comamos su carne, no tenemos vida en nosotros. Reflexionamos sobre el significado: Jesús es tanto Dios como hombre. Como Dios, es espíritu y la fuente de nuestra vida. Como hombre, tiene un cuerpo. Nosotros también no somos solo espíritu, sino también cuerpo. Necesitamos el Espíritu y el Cuerpo de Dios (Cristo) en nosotros para sostenernos en nuestra vida, a fin de estar preparados y poder estar con él por toda la eternidad en el Cielo. Por lo tanto, necesitamos el Cuerpo de Cristo, que solo podemos encontrar en la Misa. Si Jesús es Dios, y lo es, y lo que Jesús dice es verdad, entonces, cuando el sacerdote proclama las palabras de Jesús en la Misa, “Este es mi Cuerpo, que será entregado por ustedes”, esa pequeña hostia de pan se convierte real, verdadera y sustancialmente en el Cuerpo, la Sangre, el Alma y la Divinidad de Cristo. Y si estamos bien dispuestos, cuando el sacerdote o el diácono sostienen frente a nosotros lo que parece una pequeña hostia y dice, «El Cuerpo de Cristo», si la recibimos, realmente tendremos la vida de Jesús en nosotros, la misma vida de Dios. Al consumir a Dios (Jesús), su vida puede comenzar a arraigarse en la nuestra, y su Espíritu nos guía en nuestras decisiones y acciones, que con el tiempo reflejan su deseo para nosotros: la vida más plena, satisfactoria y amorosa que podríamos tener. Recibir el pan de cada día de Jesús, entonces, está directamente relacionado con la venida del Reino de Dios, tanto para nosotros como para aquellos a quienes él trae a nuestras vidas. 

 

Diácono Mark Najarian

Parroquia natal: Good Shepherd, Denver
Parroquia asignada: Christ the King, Denver

 

¿Cuál es una de las cosas más valiosas que aprendió durante su formación para el diaconado? 

He aprendido que los diáconos deben escuchar bien a los demás y comprometerse con los feligreses. A pesar de leer muchos textos académicos en el seminario, la gente no siempre quiere escuchar cosas académicas. Más bien, un diácono debe ser un testigo fiel y cercano de Jesús, dispuesto a escuchar, guiar y servir. 

¿Qué es lo que más espera de ser diácono? 

Estoy deseando simplemente servir en la parroquia, sea lo que sea. La mayoría de los feligreses ven al diácono proclamando el evangelio en la Misa y, ocasionalmente, predicando. Sin embargo, cada parroquia tiene ministerios para servir a sus miembros y a la comunidad en general a través de la formación en la fe, la educación religiosa y la extensión comunitaria. Estoy emocionado de involucrarme en lo que sea necesario hacer. 

En una era apostólica en que muchos han dejado la fe, ¿por qué ha elegido personalmente a seguir a Jesús, incluso a una vocación de servicio como el diaconado? 

Esta pregunta llega al corazón de la vocación al diaconado, en lugar de simplemente convertirse en un voluntario extremadamente dedicado en varios ministerios. No pude expresar esta distinción hasta mi segundo año de seminario. Es decir, convertirme en diácono y seguidor de Cristo es ahora mi identidad. No importa qué ministerio apoye ni lo que suceda en mi vida, soy ante todo un fiel seguidor de nuestro Señor Jesús. 

Al comenzar su ministerio de predicación, enseñanza y servicio, ¿qué palabras le gustaría compartir con aquellos que quizás tengan curiosidad espiritual? 

¡Todos deberíamos ser espiritualmente curiosos! La mayoría de las personas no experimentan una conversión profunda como la de san Pablo en el camino a Damasco, donde escuchó la voz de Jesús. La mayoría de nosotros escuchamos un susurro silencioso a lo largo de nuestro camino de fe, que inspira curiosidad y requiere perseverancia. En el espíritu del aprendizaje continuo, nunca debemos dejar de aprender y explorar la fe. La clave es elegir libros y grupos de discusión que estén al nivel adecuado para mantenerte comprometido y espiritualmente energizado. 

 

Diácono Jeff Nepple

Parroquia natal: St. Mary, Littleton
Parroquia asignada: All Souls, Englewood 

 

¿Cuál es una de las cosas más valiosas que aprendió durante su formación para el diaconado? 

La inmensidad de la misericordia de Dios y que todos debemos comprender cuán profundamente nos ama Dios en cada segundo de cada día. “Más cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador y su amor a los humanos, él nos salvó, no por las obras de justicia que hubiésemos hecho nosotros, sino por su misericordia, mediante el baño de la regeneración y la renovación operada por el Espíritu Santo, que derramó sobre nosotros con largueza por medio de Jesucristo nuestro Salvador” (Tito 3, 4-6). 

¿Qué es lo que más espera de ser diácono? 

Estoy emocionado de mudarme a una nueva parroquia, conocer gente nueva y servir a la comunidad. Después de cuatro años de formación, tengo muchas ganas de servir a la parroquia y hacer que el amor de Dios sea más visible en el mundo. 

En una era apostólica en que muchos han dejado la fe, ¿por qué ha elegido personalmente a seguir a Jesús, incluso a una vocación de servicio como el diaconado? 

Los católicos fieles son necesarios ahora más que nunca, pero las cosas no están tan mal como podríamos pensar. Siempre hay esperanza: anímate, Jesús ha conquistado el mundo. Es especialmente importante que los fieles católicos de Colorado se levanten y proclamen la verdad del evangelio. Debemos defender la vida desde la concepción hasta la muerte natural. Nuestra fe católica es hermosa y sagrada. Estamos llamados a mostrar a todos la belleza y la santidad de nuestra fe. 

Al comenzar su ministerio de predicación, enseñanza y servicio, ¿qué palabras le gustaría compartir con aquellos que quizás tengan curiosidad espiritual? 

¡Ven y descubre la fe católica! Te damos la bienvenida y te animamos a explorar la riqueza y las tradiciones de la Iglesia; son maravillosas, poderosas y sanadoras. 

 

Diácono Ted Rhoades

Parroquia natal: Immaculate Conception, Lafayette
Parroquia asgindada: St. John the Baptist, Longmont

 

¿Cuál es una de las cosas más valiosas que aprendió durante su formación para el diaconado? 

Confiar en el camino que el Espíritu Santo me guía. He sido muy bendecido en mi camino hasta ahora al permitir que el Espíritu Santo obre en mi vida. 

¿Qué es lo que más espera de ser diácono? 

Llevar a Cristo a los demás, a través de lo que sea que se me llame a hacer. Es muy emocionante estar abierto y decir: «Aquí estoy. Por favor, Señor, úsame como mejor te parezca”. 

En una era apostólica en que muchos han dejado la fe, ¿por qué ha elegido personalmente a seguir a Jesús, incluso a una vocación de servicio como el diaconado? 

He visto cómo Dios está obrando en mi vida y me guía en este camino. Ha sido largo, pero no lo cambiaría por nada. 

Al comenzar su ministerio de predicación, enseñanza y servicio, ¿qué palabras le gustaría compartir con aquellos que quizás tengan curiosidad espiritual? 

El mundo de hoy puede decirnos que tiene todas las respuestas, pero pocos realmente saben cómo amar y ser amados como Dios nos ama. La gente busca respuestas, y solo tenemos que mirar a Jesús para ver cuánto nos ama Dios realmente. Él es nuestro ejemplo de cómo vivir nuestras vidas. 

 

Diácono Michael Zyzda

Parroquia natal: St. Frances Cabrini, Littleton
Parroquia asgindada: St. Mary, Littleton

 

¿Cuál es una de las cosas más valiosas que aprendió durante su formación para el diaconado? 

¡Cuánto nos ama Dios! El tiempo de formación amplía intelectualmente tu conocimiento de Dios y de su Iglesia, pero en las horas de oración, primero obligatorias y luego anheladas, Dios se vuelve más personal. ¡Nunca dudes de su amor!  

¿Qué es lo que más espera de ser diácono? 

Llevar el amor de Dios a sus hijos.  

En una era apostólica en que muchos han dejado la fe, ¿por qué ha elegido personalmente a seguir a Jesús, incluso a una vocación de servicio como el diaconado? 

Su llamado y la necesidad del mundo. Su llamado a mí fue una invitación a seguir sirviendo, pero de manera mucho más cercana, como una imagen de Cristo. Siempre he servido —como médico, profesor e instructor de escalada. Pero el mundo ha cambiado drásticamente en mi vida. Hay una oscuridad, un vacío, que solo Jesús puede llenar. Es él quien invita; es él quien me dio la gracia de decir sí y seguir, y confío en que él me guiará y me dará el valor para actuar en su nombre.  

Al comenzar su ministerio de predicación, enseñanza y servicio, ¿qué palabras le gustaría compartir con aquellos que quizás tengan curiosidad espiritual? 

El mundo espiritual nos rodea. Estamos hechos para ver que hay más de lo que podemos tocar o sentir. Dios te llama a través de tu conciencia. ¡Sigue ese movimiento del corazón! La Iglesia quiere caminar contigo; me encantaría caminar contigo. 

 

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