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El arzobispo Samuel Aquila ordena a un nuevo diácono en el Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe

En una emotiva celebración eucarística, rodeado de familiares, amigos y miembros de la comunidad del Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe en Denver, el hermano Juan Diego de María Gómez Jiménez, clérigo regular teatino, fue ordenado diácono el pasado domingo 7 de diciembre.

Aunque desde pequeño el hermano Juan sintió una conexión especial con la Iglesia y con la vida vocacional, no fue hasta sus 32 años que decidió ingresar al seminario de la Orden de Clérigos Regulares, donde ha recibido su formación y fortalecido su fe durante los últimos 10 años.

Al profesar sus votos perpetuos, decidió añadir a su nombre “Diego de María” en honor a su gran devoción a la Virgen de Guadalupe. Nunca imaginó que tiempo después sería ordenado diácono justamente a pocos días de la fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe en el santuario que lleva su nombre en Denver.

Durante la homilía, el arzobispo Samuel Aquila exhortó a los presentes a dejar a un lado las ideologías políticas y las distracciones del mundo para escuchar, ante todo, la voz de Jesús, “nuestro único Salvador”.

“¿Qué tan bien conocen a Jesús? ¿Es su mejor amigo? ¿Y lo escuchan de verdad?”, dijo el arzobispo, invitando a los fieles a cuestionarse en lo más profundo de su corazón. “No a todos los diferentes partidos políticos, no a toda la retórica del mundo, no a todas las demás ideologías. ¿Pero escuchan a Jesús primero, antes que a nadie? Porque eso es lo que significa que él sea nuestro Señor, nuestro Salvador, nuestro guía”.

Cuando seguimos a Jesús y escuchamos a su voz primero que nada, recibimos de sus manos y su corazón el perdón de los pecados, la vida eterna y la fuerza para vencer toda tentación, continuó el arzobispo. También subrayó que es en el evangelio donde encontramos la verdadera voz de Jesucristo.

“Cuando escuchen el evangelio, no lo escuchen como una simple historia sobre Jesús, sino como si Jesús les estuviera hablando a ustedes”, afirmó.

El arzobispo destacó el papel de la Virgen María hoy en día, especialmente en las vidas de san Juan Diego y el recién ordenado diácono Juan Diego de María, ambos ejemplos de humildad y apertura al amor maternal de María.

“Hoy, al celebrar la ordenación de un diácono, de Juan Diego, un nombre hermoso, de alguien que fue humilde, de alguien que escuchó la voz de María. Cuando uno lee las palabras de María a Juan Diego, las palabras no tratan sobre ella … ¿Qué hace ella? Lo guía hacia Jesús”, afirmó.

Asimismo, animó a los fieles a conocer y escuchar también a la Virgen, conocerla y dejarse guiar por ella para así llegar a Jesús.

“Es esencial que la conozcamos también a ella, para que nos guíe hacia sí misma, hacia Jesús y para que estemos en relación con él”, aseguró.

Hace casi 500 años, María reveló el amor de Dios al pueblo de México a través de las apariciones en un tiempo de oscuridad espiritual. En nuestras tinieblas actuales, continúa siendo un signo vivo del amor de Dios, guiando a los creyentes por el mismo camino.

El mensaje central del arzobispo Samuel para el nuevo diácono Juan Diego fue sin duda el de ser un verdadero servidor que conduzca a todos hacia Jesús mediante la predicación fiel del evangelio, siguiendo el ejemplo de san Juan Bautista y de santos diáconos como san Lorenzo.

“Hoy, Juan Diego, al recibir el sacramento del orden y mediante la imposición de mis manos, serás configurado con Cristo, el siervo, para servir al pueblo de Dios como diácono. Podrás bautizar e invitar a las personas a encontrarse con Jesús. Y recuerda, cuando prediques, no prediques tu opinión ni tus pensamientos, sino predica a Jesús. Predica el evangelio y sé fiel a él”, dijo.

El arzobispo alentó al diácono Juan Diego de María a confiar plenamente en el Espíritu Santo y a vivir el ministerio desde la oración.

“Confía en el Espíritu Santo. Ora al Espíritu Santo para que te guíe en tu ministerio. Y antes de predicar, ora siempre al Espíritu Santo. Porque Jesús nos ha prometido: ‘Yo les daré las palabras que deben decir’. Y él cumple esas promesas”, expresó el arzobispo.

Para el diácono Juan Diego de María, la celebración desbordó un sinfín de emociones que lo llevaron a un encuentro con Cristo el Servidor.

“Lo más bonito fue cuando el arzobispo me impuso las manos y pidió el Espíritu Santo. Fue una experiencia muy fuerte. Sentí que el corazón se iba a salir y me dieron muchas ganas de llorar. Fue como ver pasar toda mi vida en un segundo”, compartió conmovido con El Pueblo Católico. “Fue una experiencia muy espiritual y profunda”.

Rocio Madera
Rocio Madera
Rocio Madera es especialista en comunicaciones y publicidad para la arquidiócesis de Denver.
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