Por el diácono Ernest Martínez
Director de diáconos
Arquidiócesis de Denver
La Arquidiócesis de Denver se reunió con alegría y fraternidad el pasado12 de agosto para la Misa anual del Día del Diácono y la Celebración del Servicio, realizada en la parroquia Immaculate Heart of Mary, en Northglenn. Este evento anual honra el ministerio de los diáconos y de sus esposas, renovando las promesas de servicio y reconociendo aniversarios significativos de ordenación.
Más de 150 diáconos se reunieron junto con el obispo Jorge Rodríguez; el padre Randy Dollins, vicario general arquidiocesano; y el padre Matthew Book, vicario para el clero, además de las esposas y familias que los acompañan en su vocación.
Renovación de promesas
Marcada por la unidad, la fraternidad y la misión compartida, la jornada tuvo como centro la celebración de la santa Misa, en la que los diáconos volvieron a ponerse de pie para renovar sus promesas de ordenación. Al responder “sí, lo soy” a cada una de las promesas, sus voces resonaron en la iglesia, recordando con fuerza su compromiso con Cristo y con su Iglesia.
“Hay un poder y una convicción extraordinarios al escuchar el ‘sí, lo soy’ resonando en una iglesia con más de 150 voces de diáconos, algo que jamás podríamos expresar solos”, dijo el diácono Mark Leonard, de la parroquia Good Shepherd en Denver.
Para los diáconos, esta renovación es más que un rito. Es un reencuentro del corazón con su vocación, un renovar su entrega a Cristo y a su pueblo.
Llamado al servicio continuo
En su homilía, el obispo Jorge Rodríguez ofreció tanto humor como desafío. Inició con un guiño a la Escritura del día: “Ya tengo ciento veinte años y no puedo moverme” (Dt 31, 2), y rápidamente pasó a la enseñanza del papa Francisco sobre el diaconado, compartida en una homilía de febrero de 2025 que reflexionaba sobre el perdón, el servicio desinteresado y la comunidad.
“Para ustedes como diáconos, el servicio desinteresado no es un aspecto secundario de su actividad, sino una dimensión esencial de su propio ser”, citó el obispo. “Ustedes serán un puente que une el altar con la calle y la Eucaristía con la vida diaria de las personas. La caridad será su liturgia más hermosa”.
Inspirándose en el Evangelio de Mateo, el obispo Jorge subrayó la humildad como el corazón del servicio.
“El que se haga pequeño como este niño, ese es el más grande en el reino de los cielos”, dijo. “El alma del servicio es la humildad. El corazón del servicio es un corazón humilde. Ustedes son el puente para que el amor de Cristo llegue al mundo”.
Sus palabras tocaron profundamente a los diáconos presentes, muchos de los cuales sirven en cárceles, hospitales y parroquias, así como en ministerios de matrimonio, defensa de la vida, trata de personas y otros apostolados.
“Las dos partes más impactantes del Día del Diácono fueron el apoyo y la cercanía del obispo Jorge, en la manera en que se relacionó con nosotros. Realmente experimenté su amor y me sentí muy animado”, compartió el diácono Rob Lanciotti, de la parroquia St. Elizabeth Ann Seton en Fort Collins. “La renovación de nuestras promesas diaconales también es un momento poderoso en el que puedo reflexionar sobre cómo he vivido mi ministerio y renovarme para servir aún más al Señor”.
Celebrar el servicio y la fraternidad
Después de la Misa, los diáconos y sus esposas, junto con varios sacerdotes, se reunieron para una cena festiva. Durante la velada, se reconoció a los diáconos que celebraban aniversarios de ordenación por sus décadas de servicio a Cristo y a su Iglesia.
10 años de servicio
Diácono August Cordova
Diácono Michael Daly
Diácono Tim Hathaway
Diácono Robert Hoffman
Diácono Mladen Martinovic
Diácono Marc Nestorick
Diácono Efraín Pruneda
Diácono Greg Reynolds
Diácono Stan Rymes
Diácono David Thompson
Diácono Dennis Wallisch
25 años de servicio
Diácono Russell Barrows
Diácono Peter Hung Phi Dang
Diácono Joe Donohoe
Diácono Bob Finan
Diácono John Franklin
Diácono Tim Kenny
Diácono Tim Kilbarger
Diácono George Morin
Diácono Steve Stemper
Diácono Steve Vallero
Diácono Patrick Whaley
45 años de servicio
Diácono Marty Hetzel
Diácono Chuck Lamar
Al pronunciar cada nombre, la comunidad aplaudió su ministerio fiel y el testimonio de sus esposas y familias, que los han acompañado en todo el camino.
Para muchos, el encuentro es tan importante como la liturgia misma. La velada fue una oportunidad para reconectarse, recordar y fortalecerse con el testimonio de los demás.
“Cada año, el Día del Diácono resulta ser una verdadera bendición. Es una noche apartada para que los diáconos de la arquidiócesis nos reunamos a celebrar nuestra vocación y ministerio. Al experimentar el testimonio de mis hermanos diáconos, me renuevo, me fortalezco y me inspiro a vivir con plenitud mi propia vocación”, dijo el diácono Chris Tranchetti, de la parroquia Our Lady of Loreto en Foxfield.
“Ver a todos los diáconos reunidos, especialmente a mis compañeros de ordenación, fue realmente inspirador”, añadió el recién ordenado diácono Bryce Glasscock, de la parroquia Holy Family en Meeker. “Me recordó que este camino no es solo mío, sino uno que recorremos juntos, llamados a servir con fe, propósito y unidad”.
Llamado a la renovación
El Día del Diácono de este año no fue solo una celebración, sino también un nuevo envío. Cada diácono está llamado a seguir siendo puente entre el altar y la calle, a llevar la Eucaristía a la vida diaria y a vivir como iconos de Cristo Siervo.
Y no están llamados a hacerlo solos. Junto con sus esposas, dan testimonio del poder de la fe, la esperanza y el amor en la vida familiar a través de sus sacrificios, su fortaleza silenciosa y su colaboración en el ministerio.
Mirando hacia adelante
Al proyectarse hacia 2026, la arquidiócesis renueva su enfoque en la unidad entre diáconos, sacerdotes y obispos, así como en el fomento de nuevas vocaciones. A través de alianzas con organizaciones como FOCUS, por medio de sus congresos SEEK, se invitará a hombres jóvenes a discernir la alegría de la vida diaconal, asegurando que la Iglesia siga contando con servidores dispuestos a entregar su vida por Cristo y por su pueblo.
El Día del Diácono 2025 fue más que un momento de reconocimiento. Fue un recordatorio de lo que significa el diaconado: servicio humilde, testimonio fiel y fraternidad gozosa. Y al mirar hacia el futuro, el obispo Jorge recordó a los diáconos presentes que esos valores deben “hacerse carne” para que el evangelio sea anunciado con eficacia.
“Diáconos, por su sola presencia en la Iglesia, además de los maravillosos servicios que ofrecen, ustedes son un recordatorio constante de que, si no queremos que la verdad se quede cristalizada en doctrina, necesitamos hacerla carne”, dijo. “Su servicio desinteresado es la predicación más elocuente del evangelio”.