52.1 F
Denver
miércoles, septiembre 24, 2025
InicioLocalesArquidiócesis de DenverFOTOS: Dos nuevos sacerdotes de Denver llevan esperanza a un mundo herido

FOTOS: Dos nuevos sacerdotes de Denver llevan esperanza a un mundo herido

Al acercarse a su posible jubilación, el arzobispo Samuel J. Aquila ordenó a los padres Daniel Viana Pereira y Paolo Mori, enviándolos a servir en un tiempo de prueba

En las últimas semanas, el país, la Iglesia y el mundo han vivido una gran agitación: el asesinato de Charlie Kirk y la división posterior en torno a su legado; los ataques en Evergreen y Minneapolis; el conflicto en Medio Oriente.

En medio de esa oscuridad, un rayo de luz —o, mejor dicho, dos rayos— brilló en el corazón de Denver el pasado sábado, cuando el arzobispo Samuel J. Aquila ordenó a los padres Daniel Viana Pereira y Paolo Mori como sacerdotes de la Arquidiócesis de Denver.

Vocaciones en crecimiento

Estas ordenaciones llegan en un momento alentador para las vocaciones en la arquidiócesis. La reciente generación que ingresó al seminario St. John Vianney en Denver fue la más numerosa en la historia del seminario. La campaña Llamados por su Nombre de la primavera pasada recibió 900 nominaciones de jóvenes que podrían llegar a ser buenos, santos y felices sacerdotes —la cifra más alta entre todas las arquidiócesis hasta la fecha. Poco después, un retiro vocacional Ven y verás recibió a cerca de 100 hombres para discernir la voluntad de Dios en sus vidas.

Al mismo tiempo, las ordenaciones ocurrieron a pocos días del cumpleaños 75 del arzobispo Samuel, cuando, según el derecho canónico, debe presentar al papa León XIV su solicitud de retiro. Esto podría hacer que estos dos sacerdotes sean los últimos que ordene para la arquidiócesis.

Retos y esperanza

Decir que hoy están pasando muchas cosas se queda corto —en nuestras comunidades, arquidiócesis, estado, país, Iglesia y mundo. El día está lleno de motivos de preocupación, así como de grandes motivos de esperanza. No debería sorprendernos, señaló el arzobispo en su homilía, que la época apostólica en la que vivimos esté llena de desafíos: confusión, división, abandono de Dios y culto a falsos dioses.

El Señor advierte a sus discípulos en su tiempo, y las palabras siguen siendo válidas para nosotros hoy: “Yo los envío como corderos en medio de lobos’”,, dijo el arzobispo Samuel. «Hijos míos, lo hemos visto en estas dos semanas: con el asesinato de Charlie Kirk, con el trágico tiroteo de jóvenes, vivimos entre lobos. Vivimos entre personas llenas de odio. Vivimos entre personas que no respetan la dignidad de la vida humana, que no alcanzan a ver que todo ser humano, sin importar quién sea, incluso si es un enemigo, ha sido creado a imagen y semejanza de Dios».

LEE MÁS: Posible última homilía de ordenación sacerdotal del arzobispo Samuel

Pero esa advertencia no excusa a los dos nuevos sacerdotes de la arquidiócesis —ni a ninguno de nosotros, seamos clérigos, consagrados o laicos— del llamado a salir en misión y anunciar el evangelio.

“Son los lobos quienes más necesitan escuchar la buena nueva de Jesucristo”, continuó el arzobispo. “No conocen ni han recibido, sino que han resistido el amor del Padre, el amor de Jesús y el amor del Espíritu Santo. Nuestro Señor nos dice que, vayamos donde vayamos, proclamemos que el Reino de Dios está cerca. Y no importa a dónde vayan, sea en la pastoral parroquial, en misión o en itinerancia, esa es su tarea: proclamar el Reino de Dios”.

Orar por vocaciones

Así como llamó a los presentes a predicar el evangelio a tiempo y a destiempo, el arzobispo Samuel también subrayó la importancia de orar por las vocaciones y fomentarlas, sin importar el propio estado de vida.

“¿Con qué frecuencia pedimos al dueño de la mies que envíe obreros a su mies?”, preguntó el arzobispo, recordando la famosa lectura del evangelio sobre la abundancia de la cosecha y la escasez de trabajadores.

“Mi director vocacional se queja de que rezo demasiado y lo mantengo demasiado ocupado”, continuó el arzobispo, con una sonrisa y una risita. “Pero está bien. Es respuesta a mi oración diaria: que la semilla de la vocación sacerdotal se siembre en el corazón de los jóvenes; que la semilla de la vida consagrada o religiosa se siembre en el corazón de las jóvenes y de los jóvenes; que la semilla de la vocación matrimonial se siembre en el corazón de hombres y mujeres que, en el sacramento del matrimonio, engendren hijos para el Reino de Dios. Es fundamental que recemos por las vocaciones, sobre todo en un mundo que se resiste tanto al sacerdocio, a la vida religiosa y, sí, incluso al matrimonio”.

Enviados como misioneros

Habiendo recibido formación en el seminario Redemptoris Mater de Denver, los nuevos sacerdotes servirán como misioneros del amor, la misericordia y la verdad de Dios en la arquidiócesis y más allá, aun en medio de tiempos difíciles, siempre predicando la persona de Jesucristo.

“Deben predicar a Jesucristo y deben actuar, como recuerda san Pablo, como esclavos por amor a Jesús. Esas pueden ser palabras muy difíciles para nosotros hoy, pero el Señor nos las exige. Él habla del camino estrecho. Él habla de entregar la vida como él la entregó”, dijo el arzobispo Samuel. “Nuestro Señor nunca habla de privilegios, de decir: “Solo iré aquí o allá”. Al contrario, como escuchamos en el evangelio, envía a sus discípulos a todas partes para preparar el mundo y a las personas para él”.

No importa dónde sean enviados los nuevos sacerdotes —ya sea en el corredor de la I-25, la zona occidental del estado, las llanuras del este o en otro estado o país—, el arzobispo Samuel señaló que su misión sigue siendo la misma: llevar la persona de Jesús a su pueblo.

“Están llamados a ser esclavos por amor a Jesús. Están llamados a ir”, continuó el arzobispo. “Es a Jesucristo a quien deben llevar, no enfocándose en ustedes mismos, sino entregándose al poder sobreabundante de Dios”.

Entrega total

Al iniciar su ministerio sacerdotal de enseñar, predicar y celebrar los sacramentos, los nuevos sacerdotes deberán crecer en esa misma entrega, exhortó el arzobispo Samuel.

«Es importante que en su vida de oración busquen la santidad, crezcan en santidad, se entreguen totalmente a la Trinidad y a quienes sirven”, dijo, señalando a san Juan Bautista como ejemplo. “Queridos hijos, es importante que comprendan, cada vez que recen las palabras: “Este es mi cuerpo que será entregado por ustedes. Esta es mi sangre que será derramada por ustedes”, que esas palabras se conviertan en sus palabras, que ustedes también se conviertan en don total de sí mismos, así como Jesús se hizo don total de sí mismo”.

LEE MÁS: Posible última homilía de ordenación sacerdotal del arzobispo Samuel

Cada vez que salgan a celebrar los sacramentos —especialmente la unción de los enfermos— y a mediar la misericordia y la compasión de Cristo a su pueblo herido, los nuevos sacerdotes, y en realidad todo el clero, deben “asegurarse de celebrarlos con la compasión de Jesús, con el amor de Jesús”, continuó el arzobispo, exhortando a los sacerdotes a buscar siempre la guía del Espíritu Santo en su ministerio.

“También en esto ustedes pastorearán y velarán por el pueblo que se les ha confiado. Deben caminar con ellos como siervos”, dijo. “Pero al caminar con ellos, también deben dirigirlos, guiarlos, proclamarles la verdad a tiempo y a destiempo”.

«Yo estaré con ustedes hasta el fin del mundo»

Incluso en medio de gran oscuridad y preocupación, el Padre sigue caminando con su pueblo y enviándole alter Christi —otros Cristos— en sus sacerdotes. Y el Padre ciertamente camina de un modo especial con sus sacerdotes, señaló el arzobispo.

“Sepan que el Señor es fiel cuando les dice que los está enviando”, animó el arzobispo Samuel, “que está con ustedes para librarlos, que pondrá sus palabras en su boca. Y hagan todo para la gloria de Dios, para la gloria del Padre, confiando en el poder sobreabundante de Jesús y de Dios”.

Al entrar en el mundo “como corderos en medio de lobos”, los dos nuevos sacerdotes de la arquidiócesis —y posiblemente los últimos que ordene el arzobispo Samuel como arzobispo de Denver— con la misión de encarnar el cuidado de Jesús por su pueblo, el arzobispo les dejó una sencilla oración final.

“Que su sacerdocio sea fecundo mientras mantengan los ojos fijos en Jesús y su corazón y su mente en él, quien los fortalecerá para muchas décadas de ministerio”, concluyó el arzobispo Samuel. “Que el Señor los llene cada día de un amor más profundo por él, por el Padre y por el Espíritu, y de manera muy especial por los fieles a quienes servirán».

André Escaleira, Jr.
André Escaleira, Jr.
André Escaleira es el editor de Denver Catholic y El Pueblo Católico. Nacido en Connecticut, André se mudó a Denver en 2018 para servir como misionero con Christ in the City, donde servió por dos años.
Artículos relacionados

Lo último