Por Joe Donelson
En un soleado día de verano en Estes Park, la emoción se sentía en el aire mientras la comunidad de Annunciation Heights, el campamento arquidiocesano, se reunía en la línea de salida de un desafiante circuito de obstáculos de tres millas. Con el sonido de la bocina de arranque, todos se lanzaron al recorrido, marcando así el inicio de la 6.ª edición anual del Fiat Fest. Este vibrante evento no solo celebró el espíritu comunitario, sino también a los misioneros del programa Altum Institute de este año.
“Fiat Fest es un día en el que invitamos a todos nuestros amigos, y a quienes aman el campamento —incluso a quienes no nos conocen— a participar en una carrera de aventura”, explicó el padre Ryan O’Neill, capellán de Annunciation Heights. “También los invitamos a apoyar a nuestro programa misionero, los misioneros del Altum Institute. Es parecido a lo que hace FOCUS, pero enfocado —valga el juego de palabras— en servir a los programas de este campamento”.
Durante quince meses, los misioneros del Altum Institute se comprometen a vivir en el campamento y servir en él, especialmente evangelizando a los miles de jóvenes que cada año llegan a Annunciation Heights. También ayudan con el mantenimiento, la promoción y la organización del campamento.
Para Giovanni Ramírez, exalumno del programa misionero, los jóvenes adultos que sirven como misioneros son los verdaderos guardianes de Annunciation Heights.
“Ellos son el corazón del campamento; son los responsables de mantenerlo funcionando. Puede ser algo tan práctico como: ‘Oye, hay una tubería afuera que hay que sacar de la tierra’, o algo pastoral como: ‘Viene un grupo de niños que quizá tengan alguna dificultad’. Los misioneros están en el centro de todo. No podríamos hacerlo sin ellos”, dijo a El Pueblo Católico.
Cada verano, Annunciation Heights organiza el Fiat Fest para recaudar fondos y apoyar el programa misionero del Altum Institute. El evento es una forma divertida de alentar la continuidad de este apostolado y de honrar el impacto profundo que tiene en las familias, visitantes y personal del campamento arquidiocesano.
“Estos misioneros se forman en los pilares de la maravilla, la confianza y el don de sí mismos. Yo misma tuve la bendición de servir aquí como misionera, así que es algo muy especial poder devolver ahora en este papel”, explicó Callie Gubera, directora de misión y desarrollo del campamento y exmisionera. “Buscamos recaudar fondos para peregrinaciones, costos de programas, viajes y materiales para estudios bíblicos. Formar a estos jóvenes requiere mucho, y de eso se trata todo esto”.
“Muchos no pueden dar quince meses de su vida para servir de esta manera en primera línea, pero Fiat Fest les da la oportunidad de unirse a la misión con su apoyo económico, con su presencia en este festival y simplemente compartiendo la alegría de vivir una vida con Cristo”, añadió William Muraski, director de programas juveniles y familiares de Annunciation Heights y también exmisionero.
Una vida con Cristo, efectivamente, es fuente de gran alegría, y la fuerza de una comunidad centrada en él amplifica su alcance. Mientras corrían la carrera, los participantes sonreían y reían a lo largo de los diez obstáculos con temática de fe que se encontraban en el recorrido. Aunque el viento derribaba parte de las decoraciones, la comunidad se mantenía llena de gozo.
Y en el centro de todo está la oración. Mientras juegan y se divierten, también se aseguran de orar bien.
“Siempre buscamos la voluntad del Señor”, continuó William. “En este tiempo hemos redoblado el esfuerzo de vivir como personas de oración. Desde la manera en que tenemos reuniones hasta cómo organizamos los programas, todo se centra en no imponer nuestra voluntad a Dios, sino ir a la oración y preguntar: ‘Señor, ¿cuál es tu voluntad?’, escuchar y luego ponerla en práctica”.
Entre los misioneros también, la vida de oración es vital para mantener una comunidad fuerte, añadió Josh Dalton, recién graduado del programa misionero.
“Una de las experiencias más hermosas que he tenido es la fraternidad y sororidad”, dijo al reflexionar sobre su tiempo como misionero. “Vivir con personas que buscan la fe tanto como yo y tener ese apoyo y amor de la comunidad es increíble. Me ha inspirado a seguir buscando esa comunidad en otros lugares y vivir enraizado en la oración”.
Josh y sus compañeros no solo profundizaron en su fe y comunidad, sino que también impactaron personalmente la vida de más de 2,500 personas en el último año.
“Hemos logrado eso como un equipo, cada uno trabajando en su área de experiencia. Me ha enseñado mucho sobre humildad: siempre buscamos cuidar de los demás antes que de nosotros mismos, sin importar lo difícil que haya sido la semana”, explicó.
Ese espíritu de comunidad y apoyo no solo define su trabajo misionero, sino que también impregna el Fiat Fest cada año. Tras la carrera de aventura, las familias, amigos y misioneros reunidos en Annunciation Heights compartieron un convivio con música en vivo y buena comida. Fue un momento de celebración para los misioneros, el personal de verano, los exalumnos y toda la comunidad, dando gracias por todo el bien que Dios realiza a través de este campamento.
“Pasamos todo el verano con niños y familias, haciendo lo mejor para facilitar el encuentro con Dios aquí”, comentó Lauren Munn, miembro del personal de verano. “Eso puede ser cansado, y es tentador querer descansar en los últimos días, pero damos un esfuerzo más y volvemos a entregarnos —de una manera tan divertida— para recaudar fondos que permitan que esto se repita una y otra vez. Es un día para recordar el verano, pero también para mirar al futuro y lo que Dios nos permitirá hacer”.
Y ciertamente hay mucho que esperar, sobre todo porque el campamento alcanzó su meta de recaudación de 20,000 dólares. Al anunciarlo, estallaron vítores entre las familias y misioneros presentes.
¿El premio por alcanzar la meta? El padre Ryan O’Neill tuvo que decolorarse el cabello.
Con el cabello recién teñido, el padre O’Neill dirigió a la comunidad en oración, dando gracias a Dios por Annunciation Heights, por el Fiat Fest y por los misioneros del Altum Institute, así como por quienes apoyan al campamento y al programa misionero.
“Pero también”, concluyó, “queremos que nuestros amigos vengan, convivan y disfruten del campamento con nosotros, que experimenten la belleza y la aventura de lo que tenemos aquí”.
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Para más información sobre Annunciation Heights, su misión y sus programas, visita https://www.annunciationheights.org