El mediodía del domingo 25 de mayo, la comunidad de fe de la parroquia St. John Paul II en Thornton celebró con alegría una ocasión que parecía inalcanzable: la colocación de la primera piedra de su nuevo templo.
Ha sido un largo proceso de espera, más de ocho años, para ser exactos. Tras innumerables obstáculos, interrupciones y contratiempos, los feligreses dieron gracias a Dios y respiraron aliviados al comenzar la construcción de la nueva iglesia en el terreno de tierra ubicado en la esquina suroeste de la avenida 144 y la calle Detroit.
El arzobispo Samuel J. Aquila celebró una Misa especial con la congregación esa misma mañana en la Academia Católica Frassati en Thornton, donde la parroquia se ha reunido para el culto desde sus inicios. En el 2017, anunció el establecimiento de la parroquia St. John Paul II, además de la parroquia St. Gianna Molla en Green Valley Ranch, que inició la construcción de su iglesia el pasado septiembre. Después de la Misa, la comunidad parroquial se reunió en el lugar que será su futura sede para una ceremonia de bendición con el arzobispo.
“Recuerdo la primera vez que visité esta propiedad para verla. Era un día despejado. Fue absolutamente espectacular, y pensé que sería un faro de esperanza por todo lo que se podía ver y por cómo la gente podría ver esta iglesia”, comentó el arzobispo Samuel. “[Esta iglesia] es muy contracultural en los tiempos en los que vivimos [porque] apunta a la verdad de Jesucristo y a que su mensaje es eterno. Ese fue sin duda el mensaje de Juan Pablo II, y llevar a los jóvenes a Cristo. En este Año Jubilar de la Esperanza, [esta iglesia] vivirá como un signo de que nuestra esperanza es Jesucristo y solo él. Mi más sincero agradecimiento a todos y cada uno de ustedes por todo lo que han hecho para que esto sea una realidad. Durante muchas generaciones, será la luz de Cristo para nuestro mundo”.
Una pareja local donó el terreno de 24 acres a la arquidiócesis hace algunos años. El padre James Spahn, párroco de la parroquia St. John Paul II, compartió la historia de cómo, un día, hace 12 años, mientras servía como párroco de la parroquia Immaculate Heart of Mary en Northglenn, la pareja lo llevó a dar un paseo en coche hasta la propiedad.
“Hace 12 años, me dijeron que necesitábamos dar un paseo”, recordó el padre James. “Así que subimos en coche a la pequeña colina y dijeron: ‘Aquí mismo necesitamos construir una iglesia’. En ese momento, pensé: ‘Sí, algún día alguien construirá una iglesia allí’. No me imaginaba que sería yo y que se llamaría parroquia St. John Paul II”.
Desde que celebraron su primera Misa en la festividad de san José hace ocho años, la necesidad de una parroquia en la zona de Thornton se ha vuelto más evidente. La zona ha experimentado un enorme crecimiento, con la aparición de nuevos vecindarios y complejos de viviendas por doquier.
Pero a medida que la zona ha crecido, también lo ha hecho la floreciente comunidad de la parroquia St. John Paul II. Además de tres misas de fin de semana completas y constantes, la parroquia acoge un número creciente de ministerios, incluyendo un grupo juvenil emergente, estudios bíblicos semanales, grupos de hombres y mujeres, y un sólido programa de formación familiar en la fe.
La parroquia originalmente esperaba iniciar la construcción en el 2023, tras urbanizar y vender una parte del terreno para ayudar a compensar los costos de construcción. Sin embargo, redujeron los planes originales de construcción y decidieron seguir adelante sin vender el terreno para que la iglesia pudiera construirse antes. Esperan que la parroquia esté terminada para la Navidad del 2027, pero esa fecha podría cambiar. El costo total de la parroquia rondará los $17 millones.
La parroquia lanzó una campaña de recaudación de fondos hace varios años, y además de conseguir promesas de contribuciones de los feligreses, donantes externos a la comunidad parroquial han contribuido a la campaña para impulsar el proyecto. El padre James comentó que incluso ha habido visitantes de otros estados que han sido generosos con sus contribuciones porque aman a St. John Paul II y pueden sentir la calidez de la comunidad parroquial cuando la visitan.
La iglesia fue diseñada por Integration Design Group, una firma local de arquitectura especializada en espacios sagrados que ha diseñado varias parroquias en la arquidiócesis de Denver. Horizon West Builders, propiedad de la familia Nietenbach, supervisará la construcción de la iglesia, habiendo trabajado también en numerosos proyectos para la arquidiócesis. Varios miembros de la familia Neitenbach también son feligreses de St. John Paul II.
Dale Sanders, el arquitecto principal de la iglesia, agradeció a los feligreses por su paciencia y fidelidad para llevar este proyecto a buen término, y destacó además la profunda conexión de la parroquia con St John Paul II, cuya visita a Denver en 1993 desató una revolución espiritual en la iglesia local que todavía está dando frutos hasta el día de hoy, siendo esta nueva parroquia uno de ellos.
“En la paciencia que hemos tenido, Dios nos pidió este día y este momento para que pudiéramos abrirnos paso en este terreno y comenzar a ver el faro en la colina, esta parroquia, la parroquia de St. John Paul II, donde todos podrán estar en las puertas principales y, en un día despejado, ver el Monte Meeker, donde san Juan Pablo II vino y escaló”, dijo Dale.
En efecto, el patrono de la parroquia los ha guiado en el camino con su intercesión. Ahora, al borde de una parroquia que puedan llamar suya, el legado de este gran santo aquí en Denver se consolidará aún más, y los feligreses de esta parroquia, que lleva su nombre, atenderán su llamado a «¡No tengan miedo!» y cumplirán fielmente la misión que se les ha confiado: ser un faro de Cristo en la colina.
“En muchos lugares de los Estados Unidos, están cerrando parroquias. Y aquí, no solo abrimos una parroquia que va muy bien y que, una vez que la construyamos, crecerá rápidamente, sino que también nos emociona que lleve el nombre de uno de nuestros grandes papas modernos, quien vino a Denver para la Jornada Mundial de la Juventud y transformó nuestra arquidiócesis con su presencia y ahora mediante su intercesión”, compartió anteriormente el padre James a El Pueblo Católico. “Tenerlo como santo patrono es una gran bendición. La mano de Dios está en ello, sin duda. Es un momento emocionante para la parroquia y para la arquidiócesis.