En Caridades Católicas, desde las sedes de Samaritan House en Denver, Fort Collins y Greeley hasta nuestras propiedades de Viviendas de Caridades Católica y nuestras 76 sedes de ministerio en todo el estado, los niños necesitan lo mismo: sentirse apreciados, valorados y reconfortados.
Ahí es donde entran en juego los compañeros acogedores.
La colecta anual es una manera sencilla y significativa para que las comunidades parroquiales lleven alegría a los niños atendidos por Caridades Católicas.
Cuando una familia llega a Samaritan House o encuentra un nuevo hogar en una propiedad de Viviendas de Caridades Católicas, a menudo se siente asustada e insegura. Nuestro equipo ha visto una y otra vez cómo un pequeño gesto puede marcar una gran diferencia: cuando se invita a los niños a elegir un nuevo peluche —para tenerlo, abrazarlo y conservarlo para siempre—, dan un paso más hacia sentirse como en casa.
Al donar peluches nuevos, los vecinos ofrecen un sentido de pertenencia y paz a los niños que atraviesan momentos de transición e incertidumbre. Ya sea que se estén mudando a un nuevo apartamento o adaptándose a una nueva comunidad, los niños se benefician de saber que alguien se preocupa por ellos, especialmente cuando ese recordatorio tiene la forma de un oso de peluche o un conejito de peluche.
Durante una reciente entrega de compañeros acogedores a Mount Loretto, una de las 34 viviendas asequibles de Caridades Católicas, se desarrollaron «Momentos de Dios» especiales mientras Melissa Andrade repartía los peluches. Una niña abrazó con fuerza a su oso de peluche y dijo en voz baja: «Lo amaré por siempre». Otra niña, que visitaba a su abuela, abrazó a su nuevo peluche y no lo soltó.
Era evidente: no eran solo juguetes. Eran poderosos recordatorios de que alguien se preocupaba por ellos; recordatorios que importan profundamente a los niños que han enfrentado la inestabilidad y el cambio.
El versículo de Santiago 1,17 le vino a la mente a Melissa Andrade, gerente de Mount Loretto: «Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto».
«Era apropiado para el momento», dijo Melissa. «No porque los regalos fueran extravagantes, sino porque satisfacían una necesidad real». Desde el lanzamiento de la Campaña de Acompañamiento Acogedor, la respuesta de nuestras comunidades parroquiales ha sido increíble. Gracias a la generosidad de docenas de parroquias participantes, cientos de niños han recibido consuelo y atención.
- La parroquia de St. Michael the Archangel en Aurora lideró la iniciativa con la asombrosa donación de 200 kilos de peluches.
- La parroquia Guardian Angels en Mead contribuyó con 55 kilos (y la cifra sigue aumentando).
- La parroquia St. Francis of Assisi en Longmont donó 36 kilos.
- La parroquia Light of the World en Littleton añadió otros 90 kilos a la creciente suma total.
Juntos, ofrecemos a los niños algo a lo que aferrarse y un poco de esperanza que pueden llevar consigo.