Por Cody Bliss, seminarista para la arquidiócesis de Denver
Como seminarista de cuarto año en preparación para comenzar mis estudios de teología, he tenido el privilegio de participar en muchos apostolados y asignaciones durante varios veranos. Sin embargo, este verano como misionero de Totus Tuus ha superado todas mis expectativas sobre lo que una asignación misionera podría ofrecer a un seminarista como yo.
Totus Tuus es una organización arquidiocesana que tiene como objetivo apoyar la catequesis de los jóvenes católicos. Totus Tuus se traduce como “totalmente tuyo” y esto es exactamente lo que el programa exige de los seminaristas asignados como líderes misioneros. Totus Tuus ofrece la oportunidad a los seminaristas de trabajar con jóvenes católicos desde primer grado hasta los últimos años de preparatoria. También brinda oportunidades para que diferentes parroquias expongan a sus jóvenes a un programa único que profundiza su fe.
Una de las partes más agradables de ser seminarista involucrado con Totus Tuus es poder comunicar un mensaje que desearía haber recibido cuando era más joven. Ha sido una alegría increíble llevar un encuentro auténtico con Cristo a los jóvenes de nuestra arquidiócesis. Totus Tuus ministra de manera efectiva a todas las edades a través de dos programas distintos. El programa diurno, diseñado para niños de primer a sexto grado, utiliza múltiples clases que explican la doctrina católica, así como actividades que los acercan a una relación más profunda con los sacramentos. Hay actividades divertidas para los niños mientras también se relacionan con la comunidad católica en general.
El programa para los jóvenes de secundaria y preparatoria anima a los participantes a profundizar en su fe. Los misioneros y yo compartimos nuestros testimonios personales y cada noche incluye discusiones en grupos pequeños. Esto permite que cada uno de los participantes haga preguntas, discuta dificultades y conozcan a católicos mayores que viven su fe de manera auténtica.
Sería una omisión no mencionar cuánto ha sido una bendición trabajar con los otros católicos devotos en mi equipo. A menudo siento que el mayor regalo que recibo es simplemente estar con mi equipo y participar gozoso en un verano misionero juntos. A menudo me pregunto quién está creciendo más, los niños que estoy enseñando o yo mismo, mientras me conformo más a Cristo durante otra increíble asignación de verano.
