Este otoño, el arzobispo Samuel J. Aquila presentará su renuncia al cumplir 75 años, el 24 de septiembre, de acuerdo con el canon 401 §1 del Código de Derecho Canónico. Aunque aún no sabemos cuándo lo aceptará el papa León XIV, ni quién será su sucesor, sí sabemos algo sobre cómo la Iglesia elige y nombra a los obispos y arzobispos.
Estos son los pasos clave en el proceso de selección:
Consulta local y escucha confidencial
El viaje suele comenzar de manera discreta a nivel diocesano. Como explica la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos (USCCB, por sus siglas en inglés), el nuncio apostólico (embajador del papa en los Estados Unidos) solicita un informe al obispo actual que detalle las condiciones y necesidades de la diócesis. El informe puede incluir recomendaciones del obispo que se jubila, las cuales serán consideradas en el proceso.
Investigación del nuncio
El nuncio apostólico se comunica con obispos, sacerdotes, diáconos y laicos de la región bajo el «sello pontificio» para consultar con ellos sobre las necesidades de la diócesis. Estas consultas pueden incluir a personas dentro de la diócesis, obispos anteriores de la diócesis, otros obispos de la provincia, el presidente y vicepresidente de la USCCB, así como a otros arzobispos en los Estados Unidos.
Con la información recopilada en estas consultas, se reduce la lista del nuncio, se añade contexto e información, y se busca comentarios a través de cuestionarios confidenciales que exploran las cualidades de liderazgo, el celo pastoral, la ortodoxia teológica, la salud y el carácter. Por lo general, entre 25 y 30 personas participan en este proceso.
Presentación de la terna: Tres nombres van a Roma
Después de este largo proceso de recopilación de información, el nuncio revisa los materiales y se prepara un informe, llamado la terna, para el Dicasterio de Obispos en Roma. Este informe enumera a los tres candidatos alfabéticamente, destacando la preferencia del nuncio.
Revisión romana
Dos veces al mes, generalmente los jueves, el Dicasterio para los Obispos se reúne para discutir las diversas vacancias episcopales y los candidatos, y vota a quién recomendar al santo padre. Un cardenal presenta los diversos candidatos al dicasterio, que puede votar para aceptar la recomendación del nuncio, seleccionar a otro de los candidatos de la lista o solicitar una nueva terna.
Opinión del papa León XIV
En última instancia, solo el papa tiene la autoridad para nombrar obispos y arzobispos. Una vez recibidas y revisadas las opiniones, el prefecto del Dicasterio para los Obispos —cargo que el papa León XIV ocupó antes de su elección como pontífice— presenta las recomendaciones al santo padre en una audiencia privada, generalmente los sábados.
Luego, el papa suele tomarse unos días para considerar las recomendaciones en oración antes de informar al Dicasterio de su decisión. Podría elegir a uno de los tres candidatos recomendados por el Dicasterio o solicitar una lista completamente diferente.
La llamada que lo cambia todo
Una vez elegido un nombre, el Vaticano informa al nuncio, quien se pone en contacto en privado con el sacerdote u obispo seleccionado. La llamada a menudo puede ser sorprendente —¡ya que algunos sacerdotes inicialmente piensan que se trata de una llamada spam!
En el caso de un nuevo arzobispo, lo más común es que se transfiera a un obispo de otra diócesis para dirigir la arquidiócesis vacante.
Anuncio e instalación
Si el sacerdote u obispo seleccionado acepta el nombramiento, el Vaticano prepara un plan para anunciar al nuevo líder diocesano en colaboración con la diócesis local.
Para un nuevo arzobispo, como el arzobispo entrante de Denver, la instalación y otros ritos necesarios siguen al anuncio. En esos ritos, toma posesión de su nueva catedral, la Catedral Basílica de la Inmaculada Concepción en Denver, y se sienta en la cátedra, marcando el inicio formal de su ministerio.
Proceso arraigado en la oración y la comunión
Aunque pueden pasar de 6 a 8 meses desde la consulta inicial hasta el nombramiento, el largo proceso de discernimiento demuestra la seriedad con la que la Iglesia toma el nombramiento de los obispos, sucesores de los apóstoles, guiados por el Espíritu Santo y sirviendo a la imagen de Cristo, el Buen Pastor.
Como el arzobispo Samuel ha enfatizado a menudo, los verdaderos pastores —ya sean obispos o párrocos locales— son hombres de profunda fe, confianza y caridad, calidez pastoral y fidelidad doctrinal. El candidato ideal no es aquel que busca el papel, sino aquel a quien la Iglesia, en oración y consulta, cree que ha sido elegido por Dios.
Cómo puedes orar por la transición
Para el arzobispo Samuel: agradezcamos a Dios por sus 12 años de liderazgo y oremos por renovación espiritual y claridad mientras discierne lo que viene.
Para el papa León y el dicasterio: que el Espíritu Santo guíe sus deliberaciones y decisiones.
Para el futuro arzobispo: que su corazón se forme en el amor a Cristo y a su Iglesia.
Para la Arquidiócesis de Denver: que nuestra Iglesia local reciba un nuevo liderazgo pastoral con unidad, esperanza y fe.
En cada época, Cristo sigue proporcionando pastores para su Iglesia. Mientras esperamos a nuestro próximo arzobispo, oremos con esperanza y gratitud, confiando en que, a través de este proceso cuidadoso y lleno de oración, Dios ya está preparando a un líder para Denver: un padre espiritual que enseñará, santificará y pastoreará con amor.