Por Mark Sanders
El calendario ya pasó de enero a febrero y es probable que ya hayas hecho (y quizás abandonado) tus propósitos de Año Nuevo. Perder 5 kilos, ahorrar más dinero, estar más sano… la lista suele no tener fin, año tras año.
A medida que nos adentramos en el 2025, es común preguntarnos por qué fracasan tantos propósitos. ¿Cómo pueden las personas crear un cambio duradero en sus vidas? Como terapeuta en St. Raphael Counseling, la clínica de terapia católica más grande del país, a menudo trabajo con personas que buscan una transformación. A pesar de sus buenas intenciones, muchos de estos objetivos no tienen éxito. Entonces, ¿por qué es así y cómo podemos mejorar?
Una de las razones principales por las que fracasan los propósitos es la falta de un plan concreto. El calendario puede cambiar, pero nada será diferente a menos que tus acciones también cambien. Ser intencional puede marcar la diferencia. Por ejemplo, en lugar de decir: «Quiero perder peso», establece un objetivo específico y medible como: «Quiero perder 5 kilos». Divídelo en pasos manejables y sé realista: si no has ido al gimnasio en años, intentar ir seis veces por semana no es práctico.
En lugar de crear otra lista de cambios, te animo a empezar con dos pasos importantes.
En primer lugar, reconoce y agradece lo que ya tienes. Como católicos, estamos llamados a “contar nuestras bendiciones”. La gratitud cambia tu perspectiva de escasez a abundancia y te ayuda a concentrarte en ajustar tu vida en lugar de reformarla por completo.
En segundo lugar, reflexiona sobre el “por qué” detrás de tus objetivos. No te limites a decidir: “Quiero rezar más”. Pregúntate por qué esto es importante. ¿Es para centrarte y reducir el estrés? ¿Para fortalecer tu relación con Jesús o María? ¿Para dar gracias por tus bendiciones? Un propósito claro te ayudará a perseverar cuando surjan los desafíos.
Adoptar una mentalidad a largo plazo también puede marcar una gran diferencia. Por ejemplo, ahorrar $1200 al mes puede resultar pesado, pero ahorrar $100 al mes durante un año es mucho más manejable y logra el mismo resultado. Evita la trampa de pensar a corto plazo y adopta un progreso constante y consistente.
Dicho esto, algunas situaciones pueden requerir un cambio más drástico. En una profesión anterior, trabajé con personas que intentaban dejar de fumar. Las investigaciones muestran que quienes dejaron de fumar de manera abrupta (pasando de 20 cigarrillos al día a cero) tuvieron más éxito que quienes lo hicieron gradualmente. Si bien el cambio abrupto puede resultar intimidante, a menudo fomenta una sensación de logro y un impulso que los métodos más lentos pueden no brindar.
El cambio lleva tiempo, especialmente cuando se trata de hábitos de larga data. Pero con decisiones intencionales, un plan claro y una mentalidad de gratitud y propósito, tus objetivos pueden volverse alcanzables.
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Mark Sanders es terapeuta en St. Raphael Counseling, la práctica de terapia católica más grande del país. El consultorio, un ministerio de Caridades Católicas de Denver, ofrece una amplia gama de servicios, que incluyen terapia individual, de pareja, familiar y asesoramiento escolar. También brindan evaluaciones para dificultades de aprendizaje, problemas de atención y autismo de una manera oportuna y considerada que apoya a los niños y sus familias. Con horarios flexibles, opciones de seguro y una escala móvil, St. Raphael Counseling hace que la atención sea accesible.
Su equipo de médicos abarca la Arquidiócesis de Denver y brinda terapia y asesoramiento de acuerdo con las enseñanzas de la Iglesia Católica.
