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Empoderando a las familias: lucha por el derecho a la elección educativa en Colorado

Por Shawn Peterson
Presidente de Catholic Education Partners

Una opción es algo que existe; una elección es algo que tienes la libertad y la capacidad de hacer.

Para muchos padres en nuestro país—especialmente aquellos que viven en comunidades minoritarias, vecindarios desfavorecidos o muchas comunidades rurales, así como para familias de bajos recursos—solo hay una opción para la educación de sus hijos. Por lo tanto, realmente no hay elección.

Muchos padres se ven obligados a enviar a sus hijos a escuelas locales que pueden no educar a sus hijos o satisfacer sus necesidades como padres. Esos padres se sienten atrapados y no pueden cumplir con su responsabilidad como principales cuidadores de sus hijos y como educadores primarios. Aunque esto puede parecer ajeno a muchos estadounidenses que han delegado este rol al sistema educativo, la doctrina social católica es muy clara: los padres son los primeros educadores de sus hijos. Por lo tanto, deben tener opciones para abordar adecuadamente sus necesidades educativas.

Un padre debe tener la capacidad de decir: “Esta escuela o este tipo de educación no es el mejor ajuste para mi hijo, y necesito tomar una decisión diferente”. Pero si no existe una oportunidad para elegir, no importa lo que el padre sepa o piense; queda impotente. Y ningún padre debería sentirse así en lo que respecta al futuro educativo de su hijo. La elección parental en la educación es esencial porque nadie conoce a un niño mejor que su propio padre o madre. Nadie puede juzgar mejor a diario si su hijo está aprendiendo. Nadie debería saber mejor lo que su hijo está experimentando en la escuela o si sus necesidades educativas—cualesquiera que sean—están siendo atendidas.

Deberíamos reconocer estos como derechos fundamentales de los padres, quienes Dios, en su providencia, elige explícitamente para cada niño como el fruto de su amor. Permitir que el estado y sus representantes burocráticos dictaminen las elecciones educativas de un niño debería ser rechazado por todos los estadounidenses, especialmente los católicos, que históricamente han sido marginados en el aula “pública”. Al igual que con la educación, deberíamos estar debidamente consternados si el gobierno intentara intervenir y, por ejemplo, nombrar a nuestros hijos o establecerse como una fuente primaria de su existencia e identidad. Si no vemos que la educación bajo el control y la determinación directa de los padres es necesaria, es posible que no valoremos lo suficiente la educación o la paternidad. La Iglesia sostiene ambas con extraordinario respeto y, por lo tanto, reconoce el vínculo inherente entre ellas.

Si bien la Iglesia ha enseñado durante mucho tiempo que los padres tienen el derecho de dirigir la educación de sus hijos, en 1965, la Iglesia hizo una de sus afirmaciones más definitivas sobre el tema.

En la “Declaración sobre la educación cristiana” (Gravissimum Educationis) del papa san Pablo VI, se afirma: “Es preciso que los padres, cuya primera e intransferible obligación y derecho es el de educar a los hijos, tengan absoluta libertad en la elección de las escuelas. El poder público, a quien pertenece proteger y defender la libertad de los ciudadanos, atendiendo a la justicia distributiva, debe procurar distribuir las ayudas públicas de forme que los padres puedan escoger con libertad absoluta, según su propia conciencia, las escuelas para sus hijos” (#6).

Esta enseñanza puede parecer sorprendente para algunos oídos estadounidenses, pero fluye lógicamente de la comprensión más fundamental de la Iglesia sobre la persona humana y el papel de la sociedad. Dado que todas las personas están creadas para la relación con Dios, y la educación juega un papel intrínseco en guiarlas hacia Dios, el estado y la sociedad deben estar orientados a proporcionar a los estudiantes y sus padres la posibilidad de perseguir esta forma más plena y auténtica de educación. Por ejemplo, los medios económicos limitados de una familia podrían representar un desafío práctico para proporcionar a sus hijos una educación que se conforme a sus convicciones religiosas y morales. Aunque su derecho a acceder a este tipo de educación esté fuera de su alcance financiero, el estado debería ayudarles a superar estas dificultades como cuestión de justicia.

Uno de los desarrollos más críticos en este sentido en las últimas décadas es el aumento de la prevalencia de la elección educativa. También conocida como elección de escuela, o más propiamente, elección parental en la educación, la elección educativa se refiere a políticas públicas que permiten a las familias elegir la mejor opción de aprendizaje para sus hijos, sin importar su nivel de ingresos, código postal u otros factores. Estas políticas de elección educativa representan una aplicación práctica y poderosa de la enseñanza de la Iglesia de que los padres son los educadores primarios de sus hijos y de la obligación del estado de apoyar el derecho de los padres a acceder a una educación que mejor sirva a su hijo, incluida una que pueda incorporar formación moral y religiosa consistente con sus convicciones.

Por lo tanto, la verdadera justicia social exige que apoyemos políticas que brinden a todos los padres, no solo a aquellos con medios económicos, más oportunidades educativas para sus hijos. Los programas de elección parental nivelan el campo de juego al proporcionar los medios para que todos los padres disfruten de verdadera libertad y para que cada niño logre una mejor educación. Después de todo, una buena educación es una de las mejores maneras de asegurar que una persona tenga un buen comienzo en la vida y pueda contribuir a la sociedad y al bien común.

Este noviembre, todos los coloradenses, incluyendo, a los ciudadanos católicos del estado, tendrán la oportunidad de votar a favor de la creencia cristiana fundamental de que los padres tienen el derecho de dirigir la educación de sus hijos y, al hacerlo, apoyar una enseñanza católica fundamental que sostiene que la elección parental es justa y apoya el bien común. Si la Enmienda 80 se aprueba, se consagrará en la Constitución del Estado de Colorado el principio de que todos los niños tienen el derecho a una igualdad de oportunidades para acceder a una educación de calidad, que los padres tienen el derecho de dirigir la educación de sus hijos, que la elección escolar incluye escuelas vecinales, chárter, privadas y de educación en casa, opciones de inscripción abierta y futuras innovaciones en la educación, y que cada niño del kínder al 12.o grado tiene el derecho a la elección escolar. Qué opción tan asombrosa tienes ante ti, y qué regalo para la posteridad tendrás la oportunidad de hacer.

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