Para Mary Ann Looby, la jubilación ha sido todo menos un descanso. Por el contrario, ha puesto al servicio de la Iglesia sus dones y su experiencia profesional a través de St. Raphael Counseling, un ministerio de Caridades Católicas que ofrece esperanza y sanación a quienes más lo necesitan.
La relación de Mary Ann con Caridades Católicas comenzó hace más de diez años. Al inicio, se ofrecía como voluntaria en eventos de recaudación y programas que más tarde se conocerían como Marisol Family. En ese entonces aún vivía en la montaña y trabajaba tiempo completo, pero ya intuía que un día entregaría su corazón por completo a esa misión.
“De alguna manera, ya lo intuía. Empezaba a ver la jubilación en mi futuro y pensaba: De verdad deseo ser voluntaria en Caridades Católicas”, recuerda Mary Ann.
Con formación como trabajadora social clínica y consejera en adicciones, aportó décadas de experiencia profesional en salud mental, recursos humanos y consultoría a su labor de voluntariado. Cuando ella y su esposo regresaron a Denver, y después de hablar con su párroco, monseñor Ed Buelt, comenzó a servir como orientadora escolar voluntaria en la escuela católica Notre Dame en Denver.
“Era algo que siempre había querido hacer en mi carrera y nunca hice”, dijo Mary Ann. “Disfruté muchísimo trabajar con los niños, familias y el personal. Fue un regalo total”.
Durante cuatro años ofreció consejería a estudiantes un día a la semana, atendiendo no solo preocupaciones de salud mental, sino también aprendizaje socioemocional y lo que ella llama “habilidades para el éxito”: planear, organizarse, autocontrol y perseverancia. Estas destrezas, explicó, son esenciales para que los jóvenes puedan desenvolverse en la escuela, en sus relaciones y, con el tiempo, en la vida adulta.
En el 2022, Mary Ann cambió su servicio de voluntariado a la clínica de St. Raphael Counseling, atendiendo directamente a clientes en la clínica de Englewood. Desde hace un año forma parte del programa de acompañamiento en duelo, al cual ahora desea dedicar más plenamente su tiempo.
“Lo que más me gusta es trabajar en un ambiente de salud mental católico”, compartió. “La mayoría de las personas que vienen tienen fe, y eso es una fuente de esperanza enorme. Ha sido hermoso ayudar a los pacientes a establecer metas, cuidar su salud y crecer espiritualmente”.
Mary Ann ha sido testigo de cómo la fe rompe las barreras que suelen rodear la atención en salud mental. Según su experiencia, los clientes son sorprendentemente honestos al hablar de sus dificultades, quizá porque la cultura católica ya fomenta la conciencia del pecado, la virtud y las debilidades humanas.
“Las personas se alegran de que podamos hablar de estas cosas en terapia dentro del marco de nuestra fe”, agregó.
Al recordar sus años de servicio, Mary Ann se siente agradecida por cómo el voluntariado ha fortalecido su fe.
“La oración es muy frecuente en este ambiente, y la espiritualidad se cultiva en cada parte de la misión”, comentó. “Ha sido enriquecedor y me ha dado una gran comunidad. A veces desearía tener una carrera más para poder servir como empleada de tiempo completo”.
Por ahora, sigue entregando con generosidad su tiempo y su corazón a la obra de Caridades Católicas, convencida de que quienes buscan ayuda en St. Raphael encontrarán un lugar de compasión y confianza.
“Vas a encontrar amor y aceptación, y eso está vivo en nuestra Iglesia”, dijo Mary Ann. “Nuestra diócesis y Caridades Católicas están aquí para servir, y me siento bendecida de ser parte de esta misión”.
Por su amor y cuidado únicos hacia quienes sufren por problemas de salud mental, Mary Ann Looby ha sido reconocida como Discípula del Mes.
¡Felicidades, Mary Ann, por haber sido nombrada Discípula del Mes de la Colecta Anual del Arzobispo!
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