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viernes, noviembre 28, 2025
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Ministerio Chrism en Denver busca acompañar y renovar a los sacerdotes

Por Allison Auth

En el corazón de Denver, Matthew Rudolph tiene una misión: ayudar a los sacerdotes a descubrir su esencia personal, para que puedan vivir un sacerdocio feliz, sano y santo.

Es una misión personal, pues él mismo experimentó lo difícil que es vivir la vida cristiana a pesar de una sólida formación intelectual. Aunque había aprendido sobre el matrimonio católico en la universidad, Matthew y su esposa tuvieron dificultades para vivirlo en la práctica y terminaron en consejería durante su primer año de casados.

Al mismo tiempo, notaban cómo sacerdotes amigos se agotaban y dejaban el ministerio apenas uno o dos años después de haber sido ordenados.

Aunque el seminario ofrece una gran formación intelectual y espiritual, Matthew se dio cuenta que puede haber un vacío en la aplicación práctica a la vida diaria de los sacerdotes.

Por eso fundó el ministerio Chrism, cuyo nombre se inspira en la gran unidad sacerdotal que se manifiesta cada año en la Misa Crismal, cuando los sacerdotes renuevan sus promesas de ordenación.

“Sentimos el llamado de integrar las distintas dimensiones del hombre, para que pueda florecer en su interior y vivir un sacerdocio floreciente hacia afuera. Trabajamos la formación humana y el liderazgo, en la medida en que se cruzan con la salud mental y la sanación, y a su vez con la salud espiritual y la renovación, mirando al hombre en su totalidad”, explicó.

El desgaste del ministerio

Con frecuencia, los sacerdotes se sienten aislados, con poca fraternidad local o con falta de unidad en el presbiterio.

“Estudios recientes muestran que el 45% de los sacerdotes ha experimentado burnout (agotamiento) en su ministerio”, comentó. “El 60% de los sacerdotes menores de 45 años ha sufrido burnout… y el 50% no tiene director espiritual. Eso tiene un efecto enorme en los fieles, en su sacerdocio y en las vocaciones”.

Chrism trabaja con modelos de grupos, acompañamiento uno a uno, retiros y talleres para sacerdotes, enfocados en medios prácticos de transformación. También cuenta con una red interdisciplinaria de directores espirituales y profesionales de la salud mental profundamente enraizados en la antropología cristiana (como el John Paul II Healing Center), para hacer todo esto aplicable a la vida.

“La sanación es práctica”, recalcó. “Puede ser espiritual, pero no vemos su fruto si no se traduce en una transformación práctica de nuestra vida. Nuestro trabajo ayuda a que los sacerdotes vivan desde un lugar sanado.

“Nosotros resumimos el proceso en tres pasos: autoconocimiento, autogobierno, don de sí”, continuó. “No es lineal, pero mientras más se conocen a sí mismos y su esencia personal… es casi como redescubrir quiénes son, quién los creó Dios para ser: su temperamento, sus talentos, sus carismas, aquello que los hace únicos”.

Desde ese autoconocimiento, los sacerdotes logran un mayor autogobierno —o entrega— que permite que la gracia de Dios obre en ellos, llevándolos finalmente a un don de sí que bendice su ministerio.

Los sacerdotes son humanos también

Si hay algo que Matthew quiere que los feligreses recuerden sobre sus sacerdotes, es que son humanos, igual que todos.

“Sí, es un hombre con sotana”, dijo. “Ha sido llamado, escogido y apartado para el ministerio —ordenado para ello—, pero sigue siendo un hombre detrás del alzacuello. Es un hombre con una personalidad y una historia únicas. Hay que conocerlo antes de asumir cualquier cosa. Necesitamos tener una relación con nuestros sacerdotes, y eso significa dedicar tiempo a conocerlos, como lo haríamos con cualquier otra persona”.

Conocidos en lo particular

Para descubrir más sobre la esencia personal de tu sacerdote, Matthew sugiere hacer preguntas significativas. Los sacerdotes pueden sentirse anónimos ante cumplidos o preguntas generales. En cambio, conviene interesarse en lo que aman, lo que los hace sentirse vistos y valorados. Algunas preguntas podrían ser:

  • ¿Cuál es su temperamento?
  • ¿Es introvertido o extrovertido?
  • ¿Qué le da energía?
  • ¿Cuál es su comida favorita?
  • ¿Cuál es su restaurante preferido?
  • ¿Qué pasatiempos disfruta?
  • ¿Qué comidas o actividades no le gustan?

Orar por los sacerdotes

Otra sugerencia es orar y ayunar por los sacerdotes.

“He visto a Dios actuar de maneras enormes en la vida de los sacerdotes porque la gente ora y ayuna por ellos”, dijo Matthew. “Puedes decirle: ‘Padre, este viernes voy a orar y ayunar por usted. ¿Hay algo en particular que quiera que ofrezca?’. O bien: ‘Voy a hacer una hora santa por usted, padre. Gracias por todo lo que hace por nosotros. ¿Hay algo específico que pueda poner en oración durante esa hora santa?’. Lo particular hace la diferencia, en lugar de oraciones genéricas. ¿Por qué necesita oración? ¿Cuándo lo vas a orar? Eso lo vuelve algo humano y muy significativo”.

Necesitan también retroalimentación positiva

Además, los sacerdotes necesitan escuchar comentarios positivos de sus feligreses.

“Los sacerdotes reciben muchas críticas”, comentó Matthew. “Creo que es bueno compartir observaciones constructivas, pero es realmente importante que compartamos también lo positivo”.

Ejemplos de retroalimentación positiva podrían ser: qué está funcionando bien, cómo la parroquia está sirviendo a tu familia, o lo agradecido que estás por los horarios de confesión.

En misión juntos

Finalmente, los fieles debemos aceptar que nuestros sacerdotes tienen limitaciones. No podemos esperar que hagan absolutamente todo, porque tienen fortalezas y debilidades como cualquiera. De hecho, necesitan que estemos en misión con ellos.

“Reconozcan los dones de los demás: somos el Cuerpo de Cristo. Dios nos hizo para necesitarnos unos a otros. Necesitamos que las distintas partes trabajen juntas para que el cuerpo funcione”, explicó. “Los sacerdotes necesitan liberarse de la presión de tener que ser todo para todos. El proceso de autoconocimiento les permite reconocer en qué son buenos —y en qué no—, y saber dónde pedir ayuda. Sin eso, se desgastan”.

Nuestros sacerdotes no están —ni deberían estar— en misión solos. Como sus colaboradores en la viña del Señor, podemos alentarlos en la misión, en la sanación y en la formación.

“Muchos sacerdotes sienten un poco de vergüenza al decir: ‘Necesito ayuda’”, admitió. “Pero no debería haber vergüenza en ello. Si piensas en los mejores atletas, ellos tienen muchos entrenadores y personas a su alrededor atentos a la nutrición, el ejercicio y otras destrezas. ¿No queremos eso también para nuestros sacerdotes? ¿No queremos que florezcan, para que nos ayuden a florecer a nosotros? El acompañamiento es para sacerdotes que quieren crecer y ser mejores”.

📍 Para más información sobre Chrism y su misión de servir a los sacerdotes, visita chrismpriest.com.

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