El diácono Al Sandoval, un devoto siervo de Cristo y un líder pionero en el diaconado, falleció el 7 de septiembre de 2024. Fue un pionero en la arquidiócesis de Denver, que dedicó su vida al ministerio, el servicio y la formación de diáconos.
Nacido con un profundo amor por su fe, el diácono Sandoval respondió al llamado de Dios a servir y fue ordenado el 2 de abril de 1977 por el arzobispo Casey. A lo largo de los años, ejerció fielmente su ministerio en varias parroquias, incluyendo All Souls en Englewood, Our Lady of Guadalupe en Denver, St. Cajetan en Denver, St. Pius en Aurora y St. Joseph en Denver.
Su corazón siempre estuvo puesto en fortalecer la identidad de Cristo siervo en la comunidad de diáconos, asegurándose que aquellos llamados al ministerio estuvieran profundamente arraigados en la teología, la espiritualidad y la formación humana.
Un verdadero visionario, el diácono Al fue el primer diácono en ocupar el puesto de director de diáconos en la arquidiócesis de Denver. En este papel, fue fundamental en la formación del diaconado, proporcionando liderazgo y orientación a innumerables hombres que respondieron al llamado a servir. Su pasión por el ministerio se extendió más allá de los diáconos, ya que trabajó incansablemente para revivir y fomentar la unidad entre sacerdotes y diáconos, reconociendo que la colaboración era esencial para el bien mayor del Reino de Dios.
“El legado del diácono Al es de impacto duradero. A través de su liderazgo, sentó una base firme sobre la cual las futuras generaciones de diáconos podrían construir. Enfatizó la importancia de una formación integral, asegurando que los diáconos no solo estuvieran preparados teológicamente, sino que también estuvieran profundamente conectados con su vocación como hombres casados y célibes y ministros fieles de Cristo. Su visión abrazó la plenitud del ministerio diaconal a través de la liturgia, la Palabra y los actos de caridad, reflejando siempre el corazón de siervo de Cristo”, dijo el diácono Ernest Martínez, director de diáconos de la arquidiócesis de Denver.
Más allá de su trabajo ministerial, el diácono Al fue un esposo devoto de su amada esposa, Frances, quien lo precedió en la muerte el 26 de octubre de 2015. Juntos, construyeron una familia arraigada en la fe y el amor. Le sobreviven sus hijos Marie, Rosanne, David, Michael, Laura, Matthew y Paul, quienes continúan su legado de fe y servicio.
“Las contribuciones del diácono Al a la arquidiócesis de Denver seguirán dando frutos para las generaciones venideras. Su compromiso inquebrantable con la Iglesia, su liderazgo en la formación de diáconos y su dedicación a la construcción de la unidad entre el clero y los laicos han dejado una marca indeleble”, dijo el diácono Joseph Donohoe, exdirector de diáconos que sucedió al diácono Al.
Un hombre de profunda fe, compasión y sabiduría, el diácono Al ahora descansa en el abrazo amoroso del Señor al que sirvió tan fielmente. Si bien lo extrañaremos profundamente, su impacto en la Iglesia y en las vidas de aquellos a quienes guio e inspiró perdurará por siempre.
El arzobispo Samuel J. Aquila celebró una Misa de entierro cristiano concelebrada por el obispo Jorge Rodríguez, Ph.D., en la parroquia Light of the World en Littleton el 19 de septiembre de 2024.
Concédele, Señor el descanso eterno y que brille para él la luz perpetua. Que descanse en paz.