Por Teresa Rodríguez
Cuando la Santísima Madre María se apareció a tres pastorcitos en Fátima, Portugal, en 1917, les hizo una petición sencilla pero profunda: “Recen el rosario todos los días para alcanzar la paz en el mundo y el fin de la guerra”. Más de un siglo después, ese mensaje sigue resonando y motivando acciones concretas.
Es este mismo mensaje el que impulsa al Equipo del Rosario, un ministerio en expansión que lleva el rezo del rosario a hogares de ancianos y centros de cuidados a lo largo del país. Cada semana, voluntarios como Joyce Pfaffinger en Fort Collins, llevan consigo rosarios y amor a personas aisladas, solas o con pérdida de memoria.
“Hemos visto residentes que tienen dificultades para recordar, pero en cuanto comenzamos el avemaría, lo rezan perfectamente”, cuenta Joyce. “Parece que su alma recuerda, incluso cuando su mente olvida”.
Lo que empezó como un gesto sencillo de oración se ha transformado en algo más profundo. Inspirada por el hambre espiritual de los residentes, la compañera de Joyce, Anne Marie Whitaker, se formó como ministra extraordinaria de la Sagrada Comunión. Ahora no solo rezan, sino que también llevan la Presencia Real de Cristo.
“Es hermoso ver cómo el rosario conduce a encuentros más profundos con los sacramentos”, comenta Joyce.
El Equipo del Rosario es más que un ministerio: es una comunidad espiritual.
“He conocido feligreses que de otra manera nunca habría conocido”, dice Joyce. Ahora tengo amigos de mi parroquia y de otras iglesias, y nos sostenemos unos a otros en la oración. Es un don”.
Este apostolado de base está creciendo rápidamente. Con más de 500 voluntarios en 18 estados, El Equipo del Rosario guía rosarios comunitarios en hogares de ancianos, ofreciendo compañía y fe a quienes pueden sentirse olvidados. Pero, con más de 50,000 residencias de ancianos solo en EE. UU., la necesidad de voluntarios y apoyo sigue siendo enorme.
La labor del Equipo del Rosario está profundamente arraigada en el legado de la Iglesia. Mientras los católicos celebramos la elección del papa León XIV, muchos ven el ejemplo del papa Leo XIII, conocido como el “papa del rosario”. En su encíclica de 1893, Laetitiae Sanctae, elogió el rosario como:
“La forma de oración más excelente y el medio más eficaz para alcanzar la vida eterna. Es el remedio para todos nuestros males, la raíz de todas nuestras bendiciones. No hay forma más excelente de orar”.
Que el papa León XIV continúe ese legado promoviendo el rosario como una tabla de salvación espiritual en un mundo fatigado.
En Fátima, María reveló que la verdadera paz no vendría de los poderes mundanos, sino de una oración humilde y perseverante. Los voluntarios del Equipo del Rosario viven esa verdad cada vez que entran a una residencia llevando un rosario en la mano, sembrando esperanza allí donde más se necesita.
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Para apoyar la misión del Equipo del Rosario, venden rosarios de piedra semipreciosa hechos a mano y encargan obras de arte con los misterios del rosario. Las ganancias ayudan a financiar el ministerio y difundir aún más el mensaje de María.
Si quieres conocer más, ser voluntario o hacer una donación, visita su sitio oficial.