La arquidiócesis de Denver se une al luto de toda la Iglesia por el fallecimiento de nuestro santo padre, el papa Francisco. A partir del día de su funeral, el sábado 26 de abril, y concluyendo el domingo 4 de mayo, la Novena en memoria del papa Francisco consiste en una breve lectura de las escrituras y algunas oraciones breves, incluyendo las oraciones extraídas del Misal romano y del Ritual de exequias cristianas.
Esta novena ha sido preparada por la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos (USCCB, por sus siglas en inglés) para ayudarte a orar por el papa durante este tiempo de duelo, en el marco de los novemdiales, o el periodo de luto de nueve días después del funeral de papa Francisco. En la Catedral Basílica de la Inmaculada Concepción en Denver, así como en otras parroquias, santuarios y capillas de la arquidiócesis, se ofrecerá la Sagrada Eucaristía para el descanso de su alma.
Te invitamos a unirte a nosotros en oración en tu parroquia local y a compartir esta novena con tus seres queridos.
Primer día (26 de abril)
Segundo día (27 de abril)
Tercer día (28 de abril)
Cuarto día (29 de abril)
Quinto día (30 de abril)
Sexto día (1 de mayo)
Séptimo día (2 de mayo)
Octavo día (3 de mayo)
Noveno día (4 de mayo)
Primer día (26 de Abril): «Tú eres Pedro…»
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Lectura del santo Evangelio según san Mateo.
Cuando llegó Jesús a la región de Cesarea de Filipo, hizo esta pregunta a sus discípulos: «¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?» Ellos le respondieron: «Unos dicen que eres Juan el Bautista; otros, que Elías; otros, que Jeremías o alguno de los profetas». Luego les preguntó: «Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?» Simón Pedro tomó la palabra y le dijo: «Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo». Jesús le dijo entonces: «¡Dichoso tú, Simón, hijo de Juan, porque esto no te lo ha revelado ningún hombre, sino mi Padre, que está en los cielos! Y yo te digo a ti que tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia. Los poderes del infierno no prevalecerán sobre ella. Yo te daré las llaves del Reino de los cielos; todo lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo». (16, 13-19)
Haga una pausa para orar en silencio.
Rece un Padrenuestro, Ave María y Gloria.
Concédele, Señor, el descanso eterno.
— Y brille para él la luz perpetua.
Dios nuestro,
que recompensas con justicia a todos los hombres,
concede que tu siervo, el papa Francisco,
a quien constituiste sucesor de Pedro y
pastor de toda la Iglesia,
pueda gozar eternamente en el cielo
de los misterios de la gracia y del perdón,
que él administró fielmente en la tierra.
Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
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Segundo día (27 de Abril): «Apacienta mis ovejas…»
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Lectura del santo Evangelio según san Juan.
Le preguntó Jesús a Simón Pedro: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos?» Él le contestó: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero». Jesús le dijo: «Apacienta mis corderos». Por segunda vez le preguntó, «Simón, hijo de Juan, ¿me amas?» Él le respondió: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero». Jesús le dijo: «Pastorea mis ovejas». Por tercera vez le preguntó: «Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?» Pedro se entristeció de que Jesús le hubiera preguntado por tercera vez si lo quería, y le contestó: «Señor, tú lo sabes todo; tú bien sabes que te quiero». Jesús le dijo: «Apacienta mis ovejas». (21, 15-17)
Haga una pausa para orar en silencio.
Rece un Padrenuestro, Ave María y Gloria.
Concédele, Señor, el descanso eterno.
— Y brille para él la luz perpetua.
Señor Dios, pastor inmortal de las almas,
mira a tu pueblo suplicante
y concede que tu siervo, el papa Francisco,
que presidió en la caridad a tu Iglesia,
obtenga misericordiosamente, junto con el rebaño a él confiado,
la recompensa del administrador fiel.
Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
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Tercer día (28 de Abril): Pedro, la unidad de la Iglesia
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Lectura de un sermón de san Agustín.
El Señor Jesús, antes de su pasión, como saben, eligió a sus discípulos, a los que dio el nombre de apóstoles. Entre ellos, Pedro fue el único que representó la totalidad de la Iglesia casi en todas partes. Por ello, en cuanto que él solo representaba en su persona a la totalidad de la Iglesia, pudo escuchar estas palabras: Yo te daré las llaves del reino de los cielos. Porque estas llaves las recibió no un hombre único, sino la Iglesia única… En este mismo sentido, el Señor, después de su resurrección, encomendó también a Pedro sus ovejas para que las apacentara. No es que él fuera el único de los discípulos que tuviera el encargo de apacentar las ovejas del Señor; es que Cristo, por el hecho de referirse a uno solo, quiso significar con ello la unidad de la Iglesia; y, si se dirige a Pedro con preferencia a los demás, es porque Pedro es el primero entre los apóstoles. (Sermo 295, nn. 2, 4)
Haga una pausa para orar en silencio.
Rece un Padrenuestro, Ave María y Gloria.
Concédele, Señor, el descanso eterno.
— Y brille para él la luz perpetua.
Señor Dios, que concediste a tu siervo, el papa Francisco,
desempeñar el ministerio episcopal
y ser sucesor de los Apóstoles,
te pedimos que también participe de su eterna compañía.
Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
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Cuarto día (29 de Abril): Maestro auténtico de la fe
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Lectura del Catecismo de la Iglesia Católica.
El Romano Pontífice y los obispos como «maestros auténticos por estar dotados de la autoridad de Cristo… predican al pueblo que tienen confiado la fe que hay que creer y que hay que llevar a la práctica» (Lumen gentium, 25). El magisterio ordinario y universal del papa y de los obispos en comunión con él enseña a los fieles la verdad que han de creer, la caridad que han de practicar, la bienaventuranza que han de esperar. (n. 2034)
Haga una pausa para orar en silencio.
Rece un Padrenuestro, Ave María y Gloria.
Concédele, Señor, el descanso eterno.
— Y brille para él la luz perpetua.
Señor Dios, que en tu providencia inefable
quisiste que tu siervo, el papa Francisco,
fuera pastor supremo de tu Iglesia,
te rogamos que, quien fue Vicario de tu Hijo en la tierra,
sea por él mismo recibido en la gloria eterna.
Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
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Quinto día (30 de Abril): «Confirma a tus hermanos…»
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Lectura del santo Evangelio según san Lucas.
Jesús dijo: «Simón, Simón, mira que Satanás ha pedido permiso para zarandearlos como trigo; pero yo he orado por ti, para que tu fe no desfallezca; y tú, una vez convertido, confirma a tus hermanos». Pedro le contestó: «Señor, estoy dispuesto a ir contigo incluso a la cárcel y a la muerte». Jesús le replicó: «Te digo, Pedro, que hoy, antes de que cante el gallo, habrás negado tres veces que me conoces». (22, 31-34)
Haga una pausa para orar en silencio.
Rece un Padrenuestro, Ave María y Gloria.
Concédele, Señor, el descanso eterno.
— Y brille para él la luz perpetua.
Concédenos, Señor,
que tu siervo Francisco, sacerdote,
a quien, mientras vivía en este mundo,
encomendaste el ministerio sagrado,
goce siempre de felicidad en la gloria del cielo.
Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
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Sexto día (1 de Mayo): El ministerio petrino de misericordia
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Lectura de la carta encíclica Ut unum sint de san Juan Pablo II, papa.
Heredero de la misión de Pedro, en la Iglesia fecundada por la sangre de los príncipes de los Apóstoles, el Obispo de Roma ejerce un ministerio que tiene su origen en la multiforme misericordia de Dios… La autoridad propia de este ministerio está toda ella al servicio del designio misericordioso de Dios y debe ser siempre considerada en este sentido. Su poder se explica así. Refiriéndose a la triple profesión de amor de Pedro, que corresponde a la triple traición, su sucesor sabe que debe ser signo de misericordia. El suyo es un ministerio de misericordia nacido de un acto de misericordia de Cristo… La Iglesia de Dios está llamada por Cristo a manifestar a un mundo esclavo de sus culpabilidades y de sus torcidos propósitos que, a pesar de todo, Dios puede, en su misericordia, convertir los corazones a la unidad, haciéndoles acceder a su comunión. (nn. 92-93)
Haga una pausa para orar en silencio.
Rece un Padrenuestro, Ave María y Gloria.
Concédele, Señor, el descanso eterno.
— Y brille para él la luz perpetua.
Concede, Dios todopoderoso,
que tu siervo, el papa Francisco,
a quien encomendaste el cuidado de tu familia,
entre, con el fruto abundante de su trabajo,
al gozo eterno de su Señor.
Él, que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.
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Séptimo día (2 de Mayo): Pedro, el primero de todos los apóstoles
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Lectura del santo Evangelio según san Mateo.
Llamando Jesús a sus doce discípulos, les dio poder para expulsar a los espíritus impuros y curar toda clase de enfermedades y dolencias. Estos son los nombres de los doce apóstoles: el primero de todos, Simón, llamado Pedro, y su hermano Andrés; Santiago y su hermano Juan, hijos de Zebedeo; Felipe y Bartolomé; Tomás y Mateo, el publicano; Santiago, hijo de Alfeo, y Tadeo; Simón, el cananeo, y Judas Iscariote, que fue el traidor. (10, 1-4)
Haga una pausa para orar en silencio.
Rece un Padrenuestro, Ave María y Gloria.
Concédele, Señor, el descanso eterno.
— Y brille para él la luz perpetua.
Dios nuestro,
que recompensas con justicia a todos los hombres,
concede que tu siervo, el papa Francisco,
a quien constituiste sucesor de Pedro y
pastor de toda la Iglesia,
pueda gozar eternamente en el cielo
de los misterios de la gracia y del perdón,
que él administró fielmente en la tierra.
Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
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Octavo día (3 de Mayo): Unión entre el papa y los obispos
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Lectura de la Constitución dogmática sobre la Iglesia Lumen gentium.
La unión colegial [de obispos] se manifiesta también en las mutuas relaciones de cada Obispo con las Iglesias particulares y con la Iglesia universal. El Romano Pontífice, como sucesor de Pedro, es el principio y fundamento perpetuo y visible de unidad así de los Obispos como de la multitud de los fieles. Por su parte, los Obispos son, individualmente, el principio y fundamento visible de unidad en sus Iglesias particulares, formadas a imagen de la Iglesia universal, en las cuales y a base de las cuales se constituye la Iglesia católica, una y única. Por eso, cada Obispo representa a su Iglesia, y todos juntos con el papa representan a toda la Iglesia en el vínculo de la paz, del amor y de la unidad. (n. 23)
Haga una pausa para orar en silencio.
Rece un Padrenuestro, Ave María y Gloria.
Concédele, Señor, el descanso eterno.
— Y brille para él la luz perpetua.
Señor Dios, pastor inmortal de las almas,
mira a tu pueblo suplicante
y concede que tu siervo, el papa Francisco,
que presidió en la caridad a tu Iglesia,
obtenga misericordiosamente, junto con el rebaño a él confiado,
la recompensa del administrador fiel.
Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
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Noveno día (4 de Mayo): Sucesor del apóstol Pedro
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Lectura de una carta a los corintios de san Clemente I, papa.
Habiendo recibido sus órdenes, los apóstoles salieron, plenamente convencidos por la resurrección de nuestro Señor Jesucristo, confiando en la palabra de Dios y asegurados por el Espíritu Santo. Salieron a proclamar que el Reino de Dios estaba cerca en todo el campo y en las ciudades. Probaron en el Espíritu los primeros frutos de su predicación, y designaron obispos y diáconos a aquellos que más tarde llegarían a creer… Nuestros apóstoles sabían también, por medio de nuestro Señor Jesucristo, que habría discordia por el oficio del episcopado. Y así, con perfecta previsión, cuando ordenaron a aquellos hombres, los apóstoles les dieron el mandato de que cuando fallecieran, otros hombres probados los sucedieran en su ministerio. (42, 3-4; 44, 1-2)
Haga una pausa para orar en silencio.
Rece un Padrenuestro, Ave María y Gloria.
Concédele, Señor, el descanso eterno.
— Y brille para él la luz perpetua.
Te rogamos, Señor, que escuches compasivo
las súplicas que te presentamos
por la salvación del alma de tu siervo Francisco, sacerdote,
que en tu nombre desempeñó con fidelidad el ministerio,
para que pueda alegrarse eternamente
en la compañía de tus santos.
Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.