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Durmió en el suelo de una iglesia para ver al papa san Juan Pablo II; hoy construye una iglesia en su honor

Inspirado por su encuentro con el papa san Juan Pablo II en la Jornada Mundial de la Juventud de Denver en 1993, un arquitecto católico local ahora construye y embellece iglesias en todo el país.

Por Jacqueline Gilvard Landry

Todo comenzó durmiendo en el piso de una iglesia para ver al papa san Juan Pablo II durante la Jornada Mundial de la Juventud de 1993 en Denver.

Aquel adolescente futuro arquitecto, Adam Hermanson, nunca habría imaginado que algún día construiría la iglesia dedicada al santo papa: la parroquia St. John Paul II en Thornton.

“Cuando tenía 16 años, me subí a una camioneta con una docena de compañeros de preparatoria y nos fuimos a la Jornada Mundial de la Juventud en 1993 en Denver”, recordó. “Durante tres días y medio escuché a este hombre tan carismático, vestido de blanco, decirme: ‘¡No tengan miedo, no tengan miedo!’, y quedé profundamente transformado por la visión universal de la Iglesia… y ahora le pedimos su intercesión en el cielo por el éxito de estos proyectos que están bajo su patrocinio”.

Tres años antes, a los 13, decidió ser arquitecto después de escuchar a su maestra de séptimo grado contar historias sobre los estudios de arquitectura de su hija en la Universidad Estatal de Montana. Adam dijo que tenía inclinación tanto por el arte como por la ingeniería, y “me di cuenta de que la arquitectura era una hermosa combinación de ambas”.

“Ahora adelantemos unos años”, continuó, “tengo 16 y estoy durmiendo en el suelo de una iglesia… y probablemente Dios estaba sonriendo durante aquella Jornada Mundial de la Juventud, pensando: este joven no tiene idea de que en el futuro le voy a pedir que diseñe una iglesia parroquial, justo a la sombra del estadio Mile High [donde se celebraron los eventos de la JMJ], bajo el patrocinio de san Juan Pablo II”.

Tras haber iniciado recientemente la construcción de su nueva iglesia, la parroquia St. John Paul II en Thornton, establecida en el 2017, ha compartido desde entonces espacio con la cercana escuela Frassati Catholic Academy. Actualmente se están realizando los trabajos de movimiento de tierra y de instalación de servicios, y los cimientos de la iglesia estarán listos antes de que termine el año, explicó Adam. En 2026 comenzarán con la estructura vertical del edificio.

El párroco de St. John Paul II, el padre James Spahn, ha mostrado un compromiso incansable con el proyecto, comentó Adam, buscando nuevos recursos y artistas. Además de mosaicos, tallas en piedra y otros detalles, el templo tendrá reliquias de san Juan Pablo II bajo el altar y un espacio dedicado a su veneración.

Esta es la primera fase de una hermosa iglesia de 550 asientos, ubicada en lo alto de una colina, visible desde kilómetros a la redonda y orientada hacia la cordillera Front Range, con vistas impresionantes.

“Cuando salgas por las puertas del lado oeste, verás el Long’s Peak y el Mt. Meeker, donde Juan Pablo II fue a orar y caminar durante la Jornada Mundial de la Juventud”, explicó. “La iglesia mira hacia ese lugar donde él rezó y descansó cuando estuvo aquí… siguiendo el modelo de Cristo”.

Educación secular que florece en una carrera de arquitectura sacra

El amor de Adam por la arquitectura sacra se hizo evidente cuando estudió en la Universidad Católica de América en Washington, D.C., con una beca de la arquidiócesis. Dijo que en el campus se encuentra la hermosa Basílica del Santuario Nacional de la Inmaculada Concepción, “una expresión realmente diversa de arquitectura sacra, cristalizada en un solo edificio”.

También participó en el equipo de pastoral universitaria y, en ese tiempo, discernía una posible vocación al sacerdocio.

Como la universidad no ofrecía una especialización formal en arquitectura sacra, tuvo que formarse por su cuenta, complementando sus estudios generales de arquitectura. Más adelante estudió en la Universidad de Harvard, donde para su tesis de maestría diseñó un hospicio inspirado en la Teología del Cuerpo de san Juan Pablo II. Su objetivo era mostrar “el papel de la arquitectura al servicio de la persona humana y de la familia humana cuando nuestros cuerpos están fallando”.

Al mismo tiempo, iba formando su propia familia. Mientras estudiaba en Harvard, se comprometió con su novia de la secundaria, quien estudiaba en la Universidad de Boston. Después de graduarse, los Hermanson se mudaron a Colorado para estar cerca de sus familias. Hoy, él y su esposa tienen seis hijos de entre 11 y 24 años, un nieto y otro (nieto) en camino.

Ya en Colorado, Adam trabajó en un despacho de arquitectura secular del 2002 al 2006, pero deseaba dedicarse a la arquitectura sacra. Así fundó su actual firma, Integration Design Group (IDG).

“La esperanza desde el principio era crear un despacho de diseño que pudiera ofrecer servicios a la Iglesia para ayudarla a renovar sus espacios sagrados”, explicó.

Inspiración en ‘Lo que se ha hecho con belleza en el pasado’

Adam comentó que su visión para cada proyecto surge de reconocer lo que hace especial a cada lugar: el patrono de la iglesia, las devociones particulares o los deseos del párroco, además de inspirarse en “lo que se ha hecho con belleza en el pasado”.

Recordó su primer proyecto en la Arquidiócesis de Denver: la capilla de adoración de la parroquia Holy Trinity en Westminster, bajo el entonces párroco padre John Hilton. “Cuando dedicamos la capilla, unas abuelitas se me acercaron y me dijeron: ‘¿Usted es el arquitecto?’, y cuando respondí que sí, me abrazaron”, contó. “Recuerdo pensar: ‘Señor, si esta es mi recompensa, quiero hacer esto por el resto de mi vida’”.

La posterior ampliación y embellecimiento de la parroquia Holy Trinity se convirtió en la “carta de presentación” de IDG ante otros sacerdotes y parroquias.

De entre muchos proyectos, Adam dijo que su favorito fue otro trabajo junto al padre John, en la parroquia St. Mary de Aspen. También se siente muy orgulloso de la obra en Holy Name con el padre Daniel Cardo, así como de los proyectos en la parroquia Our Lady of Lourdes en Denver. Entre otros trabajos de IDG están las parroquias All Souls en Englewood, St. Peter en Greeley, St. Gianna Molla en Denver, St. Vincent de Paul en Denver y más. Adam explicó que su labor depende de la generosidad de benefactores, grandes y pequeños.

Añadiendo brillo a la creación de Dios

Adam dijo que, en última instancia, él simplemente añade el toque final a los proyectos de Dios.

“Tomamos la piedra, el mortero y la madera de la tierra, y hacemos un poco para moldearlos, pulirlos y colocarlos en su lugar, pero en realidad es lo que Dios ha estado haciendo durante millones de años en ese trozo de mármol”, reflexionó. “Todo es co-creación y coparticipación en la obra de Dios. Esa es la hermosa realidad eucarística del ‘fruto de la vid y del trabajo del hombre’. Él nos permite participar en la creación de cosas bellas”.

 

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