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Oración, tradición y esperanza: así se vivió el Día de Muertos en el cementerio Mt. Olivet

Por Erin Scherer

En la esquina noroeste del cementerio, cientos de personas no solo oraron por sus difuntos en la conmemoración de los fieles difuntos en el cementerio católico Mt. Olivet, sino que también celebraron la vida y la esperanza de la resurrección en el evento bilingüe de Día de Muertos.

Los jóvenes dirigieron un rosario antes de la Misa en el hermoso mausoleo St. Anthony, mientras que las intenciones de los fieles fueron llevadas al altar durante la preparación de las ofrendas y unidas al santo sacrificio de la Misa.

Después de la Misa, una pareja permaneció un poco más, pasando tiempo con sus seres queridos difuntos. “¡Mi mamá está sepultada aquí!”, compartió la mujer. “Vinimos también el año pasado. Es un evento tan hermoso ¡Nos da mucho gusto que lo realicen!”.

Este año, cinco grupos de toda la arquidiócesis prepararon altares, una actividad que no solo sirve para recordar y orar por nuestros seres queridos, sino también para proclamar nuestra fe en el misterio pascual mediante tres niveles: la Iglesia peregrina en la tierra, la Iglesia penitente en el purgatorio y la Iglesia triunfante en el cielo.

En tiempos prehispánicos, la cosmovisión náhuatl incluía el concepto de rostro-corazón: mientras recuerde tu rostro y quién eres, vives en mi corazón. Así, mientras alguien es recordado, su legado permanece entre los vivos. Con este entendimiento, los misioneros españoles emplearon el concepto náhuatl para enseñar sobre el triunfo de Cristo sobre la muerte.

“Enseñaban la existencia de un solo Dios”, explicó el padre Enrique Alvarado, C.R., quien viajó desde Ohio para ayudar en el evento. Los misioneros también enseñaban “que cada persona tiene un alma inmortal y que nuestros familiares difuntos necesitan de nuestra intercesión con oraciones oración, que, por la pasión de Cristo, nos conducen por la gracia de Dios a la salvación y nos une en comunión con la Iglesia universal y sus tres estados: Iglesia triunfante-el cielo, Iglesia peregrina- la tierra y la Iglesia purgante, nuestros hermanos y hermanas que están en tránsito de esta realidad terrena a la realidad divina”.

“Para mí”, compartió Jaime Bautista, “este tipo de celebración es muy importante compartirlas con la comunidad, el ver una expectativa distinta, cómo nuestra Iglesia católica toma elementos de estas tradiciones para alinearlas a nuestra fe”.

Celebramos el don de la vida de nuestros seres queridos y la esperanza en la resurrección, como explica el Catecismo de la Iglesia Católica: “toda alma espiritual es creada inmediatamente por Dios… y es inmortal: no perece cuando se separa del cuerpo en la muerte y volverá a unirse al cuerpo en la resurrección final (333)”.

Después de la enseñanza del padre Enrique, los fieles salieron a disfrutar el día de noviembre más caluroso registrado, con comida, bailes folklóricos y actividades festivas para toda la familia. Los niños pintaron calaveras, recordándonos nuestra propia muerte, Memento Mori, e invitándonos a vivir cada día con gratitud y con la esperanza de la vida eterna. También hicieron flores de cempasúchil con papel de china, un hermoso recordatorio de la luz de Cristo que guía a las almas de nuestros seres queridos a su morada celestial.

“Es importante la experiencia de lo artesanal”, comparte Jaime, refiriéndose a las calaveras pintadas con distintos colores y diseños, “para ver la muerte no como algo trágico, sino como un símbolo de alegría, esperanza y fe”.

“Gracias por rescatar la celebración secular de Halloween y crear una celebración especial donde todos podamos recordar y celebrar a las almas que se nos han adelantado”, comentó Sarah Cheng, quien llevó a su familia para participar en el evento.

Kristin Kirkpatrick y su hijo Jake originalmente acudieron para completar horas de voluntariado, pero realmente disfrutaron el día. “¡Nos encantó y con gusto ayudamos otra vez el próximo año si necesitan más manos!”, compartió Kristin con entusiasmo. “Hicieron un trabajo increíble al abrazar la importancia cultural del Día de Muertos para todos los asistentes”.

Los grupos que prepararon los altares demostraron una creatividad admirable y tuvieron la oportunidad de vivir su fe a través de la expresión artística.

“La pasamos muy bonito”, compartió Silvia Gutierrez, del grupo juvenil Prevención y Rescate, uno de los grupos que prepararon un altar. “Disfrutamos mucho. ¡Cuenten con nosotros el próximo año!”

Jaime Solorzano, coordinador del grupo juvenil de la parroquia Santa Teresita, reafirmó lo dicho por Silvia. “Para nosotros fue muy bonita experiencia, los muchachos quedaron muy contentos”.

Como escribe san Pablo a los Romanos: “De hecho, ninguno de nosotros vive para sí mismo y ninguno muere para sí mismo. Si vivimos, vivimos para el Señor, y si morimos, morimos para el Señor. Tanto en la vida como en la muerte pertenecemos al Señor. Por esta razón Cristo experimentó la muerte y la vida, para ser Señor de los muertos y de los que viven” (Rom 14, 8-9)”. Y eso, es motivo de celebración.

Para más información, visita www.cfcscolorado.org. Siempre son bienvenidos quienes deseen acudir al cementerio a orar por las almas de los difuntos.

 

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