El sitio favorito de muchos peregrinos en las Montañas Rocosas recibirá un impulso espiritual gracias a un decreto arquidiocesano firmado el mes pasado por el arzobispo de Denver, Mons. Samuel J. Aquila.
Camp St. Malo, junto con su icónica capilla de St. Catherine Chapel on the Rock, fue oficialmente designado como santuario arquidiocesano, en reconocimiento de que este hermoso lugar “ha sido desde hace mucho tiempo un espacio de oración y comunión con Dios en medio de la belleza de la creación”, un sitio “al que acuden multitudes de visitantes durante todo el año, tanto creyentes como no creyentes”, según expresó el arzobispo en el decreto del 15 de octubre.
Fundado como campamento de verano en 1920 y transformado en centro de retiros en 1987, Camp St. Malo ha servido a innumerables fieles a lo largo de sus 105 años de historia. Durante la Jornada Mundial de la Juventud en Denver en 1993, san Juan Pablo II pasó un día de descanso y reflexión en las Montañas Rocosas, visitando Camp St. Malo y la Chapel on the Rock. Luego de un incendio devastador en el 2011 y una inundación en el 2013, la propiedad reabrió en el 2017 como centro de evangelización y visitantes. Ese mismo año, la Arquidiócesis adquirió un campamento cercano a dos millas de distancia, inaugurando Annunciation Heights como el nuevo campamento arquidiocesano. Más recientemente, en el 2022, abrió Tahosa Coffee House en el albergue St. William’s de Camp St. Malo como un espacio de encuentro para visitantes y locales.
Ahora, como el santuario arquidiocesano más reciente, cuyo territorio incluirá la propiedad de Annunciation Heights, Camp St. Malo asume también el llamado canónico de proveer “los medios de salvación… con mayor abundancia a los fieles” mediante el anuncio de la palabra y la celebración de los sacramentos (canon 1234, §1).
Con ese fin, el santuario planea ofrecer más Misas de manera regular, incluida una Misa dominical todo el año, así como otras oportunidades de oración, reflexión y reconciliación, tanto para quienes viven en su territorio como para quienes viajan desde distintas partes del mundo.
Buena administración
Para apoyar esta misión creciente y eliminar la “complejidad y confusión innecesarias” que implicaba mantener dos organizaciones por separado, el arzobispo Samuel decretó también que Camp St. Malo y la cercana Annunciation Heights queden canónicamente unidas bajo el nombre To the Heights Catholic Camps and Retreat Centers (Campamentos y centros de retiro hacia las alturas). Los dos ministerios, ya estrechamente vinculados en la práctica con personal, voluntarios, liderazgo y atención pastoral compartidos, ahora estarán formalmente unidos para servir mejor a quienes Dios llama a las alturas para encontrarse con él.
“Estamos tratando de unificar aún más nuestros equipos mientras seguimos trabajando en nuestra salud organizacional y afinando procesos”, explicó Nathan Glassman, director ejecutivo de ambos ministerios, quien continuará al frente de To the Heights. “Con el estatus de santuario, esa integración continuará con Misas comunitarias celebradas en Chapel on the Rock. Los programas y todo lo que hacemos han estado unificados por años; el equipo ha estado unificado por años. Ahora que hemos logrado mayor claridad sobre por qué existimos, se ha vuelto evidente que existimos para ser un lugar que guíe a las almas hacia la reconciliación con Dios. Somos muy bendecidos con que Camp St. Malo se convierta en santuario para servir mucho mejor a los fieles, a la Iglesia en general y a los peregrinos que llegan a este lugar”.
Un lugar de reconciliación
Cuando Nathan asumió la dirección de ambos ministerios en el 2023, él y el equipo comenzaron un tiempo de discernimiento. ¿Cuál era la misión particular de Annunciation Heights y Camp St. Malo en esta era apostólica? ¿Cómo se relacionaba esa misión con la historia de Camp St. Malo y con el corazón de la Iglesia? Reconociendo que la misión de la Iglesia es amplia, el equipo buscó su lugar específico dentro del Cuerpo de Cristo.
Mientras discernían, notaron las huellas de Dios en la historia del campamento. Antes de que el campamento fuera una realidad, el arzobispo Samuel discernió que su patrona sería María Desatanudos, quien “nos conduce en un espíritu de reconciliación”, señaló Nathan. Luego, a través del programa JP2 Outdoor Labs —una experiencia educativa de tres días para estudiantes de escuelas católicas y educación en casa, la reconciliación comenzó a ocupar un lugar central en la misión del campamento. Incluso el canto del campamento, entonado por los participantes durante todo el año, había resaltado este aspecto misionero verano tras verano.
De pronto, su misión quedó clara, aunque no era nueva: la reconciliación.
“El espíritu de reconciliación guía cada decisión que tomamos”, dijo Nathan. “Queremos que las personas salgan de Camp St. Malo y de Annunciation Heights con una mayor conciencia de cómo sus relaciones influyen en su camino de fe.
“Dios no tiene un plan para tu vida fuera de la unidad con él”, continuó. “Si eso es verdad y lo creemos, entonces nuestro único propósito debe ser la unidad con él. Me emociona mucho ver cómo Camp St. Malo y Annunciation Heights seguirán siendo un lugar de encuentro”.
Para los miles de visitantes que han acudido este año al nuevo santuario de la arquidiócesis, Camp St. Malo es precisamente eso: un lugar de encuentro y reconciliación.
“Camp St. Malo siempre ha sido un lugar único para encontrarse con el Señor Jesús, en el sentido de que la gente se conmueve tanto por la belleza de la capilla —su arquitectura y su arte— como por la belleza natural de las montañas que la rodean, los bosques y los ríos”, comentó el padre Ryan O’Neill, capellán del nuevo santuario. “He escuchado muchas historias de personas que se sienten movidas hasta las lágrimas al pensar en Dios y abrirse a él”.
Voluntarios de larga trayectoria en Camp St. Malo, Sandy y Jim Richards, coincidieron.
“Todos los que vienen a visitar pronuncian la palabra ‘paz’ en algún momento de su recorrido”, dijo Sandy.
“Este es un lugar donde el Espíritu realmente está actuando”, añadió Jim, señalando que el número de visitantes anuales solo ha aumentado en los últimos años. “Es un tiempo emocionante. Es como un llamado a algo más. No sabemos qué será todavía, pero sabemos que será maravilloso”.
Un futuro de fe
Con la nueva designación como santuario arquidiocesano, Camp St. Malo y Chapel on the Rock reciben un nuevo impulso, explicó el padre Ryan.
“Creo que al convertirlo en santuario e incrementar los sacramentos disponibles, podremos ver que más personas descubren que esta iglesia está viva”, dijo. “No es solo una capilla antigua construida por un minero, olvidada y que ahora solo luce bonita. No son ruinas. No es un edificio abandonado. Está viva. Respira. Y cuando uno se encuentra con algo que está vivo, empieza a descubrir que quizá hay una comunidad aquí, quizá hay una cultura aquí de la que también puedo formar parte, y esa comunidad se llama Iglesia católica”.
Unir las misiones de Camp St. Malo y Annunciation Heights continúa el carisma que comenzó con el campamento y el centro de retiros original, ahora renovado para una época apostólica. Los jóvenes que participan en los programas de Annunciation Heights y quienes visitan la capilla se benefician del mismo modo de la misión compartida y del ministerio ampliado.
“Mi objetivo para el santuario es ser más intencional en transformar una visita rápida de tres minutos para tomar fotos en un encuentro de tres horas con Cristo, con los demás, con la creación y con uno mismo”, explicó Nathan.
Para fomentar esos encuentros más profundos, el equipo de To the Heights trabaja en inaugurar nuevos recorridos por la propiedad del santuario, guiados por misioneros de Annunciation Heights que estarán asignados al santuario para recibir a los visitantes. También trabajan para crear espacios donde los sacerdotes puedan tener retiros, descansar en la montaña y servir al ministerio de la reconciliación.
Con la presencia de esos misioneros, voluntarios dedicados como Jim y Sandy Richards, el equipo de Tahosa Coffee House y una mayor presencia pastoral, Nathan cree que el ministerio está siendo elevado “al siguiente nivel”.
“Este es el siguiente paso en su vida de servicio al pueblo de la Iglesia en la arquidiócesis y más allá”, continuó. “Me emociona ver los frutos que vendrán. Camp St. Malo ha sido un instrumento de Dios de una manera muy poderosa. Estoy agradecido por esta designación de santuario y, más que nada, la veo como un paso más en la obra de Dios en este lugar. Estoy profundamente emocionado y asombrado de cómo Dios sigue utilizando tanto Camp St. Malo como la propiedad de Annunciation Heights. Me siento humilde de tener un papel de liderazgo en esto, y muy agradecido por el extraordinario equipo que tenemos”.
Ya sean visitantes frecuentes o quienes acuden por primera vez, Nathan invita a los fieles a volver a las alturas y experimentar esta “joya de la arquidiócesis”.
Esa peregrinación a la montaña para encontrarse con Dios, con uno mismo, con los demás y con la creación, una dinámica con una rica historia en la Sagrada Escritura es sumamente importante en la vida espiritual, explicó el padre Ryan.
“Es muy importante salir de la ciudad, ya sea que vivas en Fort Collins, Longmont, Denver o en otro lugar. Hay algo en apartarse de la rutina diaria, aunque sea solo un sábado o un domingo, y volver a conectar con la creación”, concluyó el padre. “Creo que Camp St. Malo, con su belleza, puede ser un reinicio espiritual muy valioso para muchos católicos, especialmente los que viven en el Front Range y quizá se sienten un poco estancados en su fe. Venir a pasar un tiempo en el bosque, un tiempo en la capilla, y descubrir y sentir el amor que Dios tiene por ti”.

