Por Makena Clawson.
Más de la mitad de la Arquidiócesis de Denver es hispana, sin embargo, la realidad es que estas estadísticas no se reflejan en muchos eventos católicos para jóvenes adultos en Denver.
Un comité de representantes dirigido por Mary McGeehan y Alejandra Bravo de la Oficina de Evangelización de la Arquidiócesis de Denver, llevó a cabo un evento para jóvenes adultos para cerrar esta brecha y donde las comunidades angloparlantes e hispanohablantes se sintieran bienvenidas.
El pasado domingo 20 de octubre, se llevó a cabo un evento para los jóvenes adultos de Denver en la Catedral Basílica de la Inmaculada Concepción. Todo comenzó con adoración y confesiones, seguido por una misa bilingüe celebrada por el obispo Jorge H. Rodríguez, y cerrando con broche de oro en un convivio con comida, compañerismo y baile.

Tanto las bancas de la iglesia como la pista de baile estaban llenos. El evento contó con la asistencia de ambas comunidades y fue el comienzo para cerrar esta brecha y hacer que cada comunidad este más consciente de la otra.
«Espero que los adultos jóvenes vean la Iglesia de manera más integral y más grande de lo que ven en su propia parroquia», dijo Mary McGeehan, del Ministerio de Jóvenes Adultos de la Arquidiócesis de Denver.
McGeehan también dijo que, aunque los jóvenes adultos angloparlantes e hispanohablantes parecen tener diferentes fortalezas y debilidades, también tienen mucho en común.

«A los jóvenes adultos no les gusta nada forzado», dijo. Fue así como el comité trató de crear un evento que fuera de una forma natural e integral para construir comunidad.
«Bailar y compartir una comida y oración puede ir más allá de los matices del lenguaje», dijo McGeehan.
«Nuestras necesidades a menudo son muy similares», dijo. «Queremos sentirnos bienvenidos, queremos comunidad, queremos ser invitados al liderazgo».
Cada comunidad posee fortalezas de las que la otra puede aprender. La comunidad hispana se enfoca en los valores familiares, tener una mentalidad relacional y ser generoso al dar su tiempo, mientras que la comunidad americana, posee una gran fuerza al momento de ser creativos en la evangelización, esto según McGeehan y Bravo.

Apostolados como los deportes católicos para jóvenes adultos, los jóvenes profesionales católicos, el Catholic Beer Club, entre otros son frutos de la comunidad que ponen sus recursos al servicio de la Iglesia para la evangelización, dijeron.
Alejandra Bravo, Directora Asociada de Evangelización Hispana para la Arquidiócesis, se mostró complacida con los resultados del evento.
«Ayer pudimos ver más allá de las diferencias y ver más similitudes», dijo. «Todos somos jóvenes adultos y todos somos una sola Iglesia».
Muchos de los jóvenes hispanos con los que trabaja Bravo son bilingües, pero algunos han llegado recientemente de América Latina para estudiar y luego regresar a su país de origen. McGeehan y Bravo querían que la misa fuera en español e inglés para que ambas comunidades se sintieran bienvenidas.

«La comunidad hispana tiene que ver mucho con las relaciones», dijo Bravo. «Necesitan sentirse parte de la Iglesia, parte de la comunidad». Una vez que se forman estas relaciones, llevan a toda la familia a los eventos.
David Cardoza-Rodríguez, un joven adulto de la parroquia de la Anunciación, formó parte del comité que ayudó a Bravo y McGeehan a planificar el evento. Estaba satisfecho con la asistencia al evento y vio a ambas comunidades interactuando entre sí.
Una de las necesidades que enfrenta la comunidad hispana es «ver a otras personas de habla hispana que están dando su vida a Dios», dijo. Este evento dio a ambas comunidades la oportunidad de ver a otros adultos jóvenes haciendo exactamente eso.

Bravo espera continuar planeando «eventos similares a este, para reunir a todos los jóvenes adultos».