Como una fiesta de fe en la resurrección. Así se puede describir la misa del funeral de Juan Carlos Reyes el pasado 30 de marzo en la parroquia Queen of Peace en Aurora, a la que asistieron unos 1.300 fieles. Presentamos a continuación algunos extractos de las palabras que ofrecieron sus amigos y familiares durante esta Eucaristía.
Padre Angel Pérez, amigo personal de Juan Carlos.

“…Conozco a Juan Carlos desde hace 14 años, él tendría 19 – 20 años. Para mí, lo que Dios ha hecho en la vida de este chico, ha sido una gran consolación en la fe. Y lo saben quienes lo conocen desde que era muchacho, y vieron dónde estaba y hasta donde él llegó. A veces tienes que guiar a una persona como sacerdote y luego ves que esta persona te echa adelante y dices ¡mira! ¡anda! (…) Dios mira nuestra muerte como un mal trago, como algo que tenemos que pasar y por supuesto como algo que no nos gusta, pero la muerte es algo bueno para nosotros, nos lleva a la vida eterna, nos lleva al cielo”.
Jorge Reyes, hermano de Juan Carlos
“…La fortaleza que yo siento hoy es por todas sus oraciones (…) Entre más miro la vida de mi hermano y entre más busco detalles de su vida, más veo su santidad, más veo sus virtudes, más veo las cosas grandes que él hizo. Él y su esposa cuando se casaron tomaron una decisión de vivir una vida en santidad. Ellos se levantaban a las 3 de la mañana a rezar el Rosario porque querían vivir una vida de acuerdo a la voluntad de Dios. Ellos le enseñaron a sus hijos a rezar el Rosario. (…) ¡Sus hijos, 6, 7 y 8 años saben rezar el Rosario porque mi hermano y su esposa les enseñaron! (…) He llorado, pero estoy contento (…) Él era un santo para nuestros días. (…) No es un santo de hace dos o tres siglos. (…) Dedicaba tiempo a sus hijos. Él no les compró tabletas, no les compró celulares, les quitó la televisión ¿Sabes lo que hacía mi hermano? ¡Jugaba con ellos, se reía con ellos, corría con ellos! ¡Cuántos padres hacen eso hoy en día!
Erin Scherer, asistente de dirección de Centro San Juan Diego.
“Juan Carlos tenía el don de hacer que cada persona se sintiera valorada, respetada y escuchada. (…) También el don de motivar a la gente y a creer en sí mismos. El primer día de clases él siempre pasaba para dar una pequeña charla felicitando a los estudiantes por dar ese paso para salir adelante en su vida. Pero él les decía que no era suficiente llegar a la clase, les decía que tenían que sacar todo el jugo, como exprimir un limón y aprovechar su experiencia. Él sabía que cada uno tenía mucho potencial, que realmente tenían que crecer y les daba este mismo empuje a muchas personas. (…) En nuestra última reunión de equipo compartió un artículo que decía: “Para cosas más grandes naciste” (…) Juan Carlos, todo lo que hacías era para el amor a Dios y al prójimo”.
Marilú Castillo. Viuda de Juan Carlos.

Diácono Adrián Hernández. Amigo personal de Juan Carlos.

Padre Randy Dollins, vicario general de la Arquidiócesis de Denver.
