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viernes, marzo 29, 2024
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Diciembre, en camino con María

Todos sabemos que mayo es el mes de María. Pero litúrgicamente, yo diría que diciembre es el mes de María. Todo el camino del Adviento incorpora a la joven de Nazaret que está esperando un niño. El 8 de diciembre con la Inmaculada Concepción. El 12, la Virgen de Guadalupe con su novenario y tradiciones, ocupa el corazón de los hispanos en los Estados Unidos y en América. La Navidad se centra en el Salvador nacido de María Virgen. En otras palabras: Diciembre es un mes para caminar con María.

Durante el tiempo del Adviento revivimos en la zozobra, la incertidumbre y el gozo anticipado de esa joven a punto de dar a luz. Al unísono con el corazón de María, también nosotros esperamos con zozobra, incertidumbre y gozo, la venida de Cristo al final de los tiempos. ¡Qué misterio más profundo e inédito el del corazón de una doncella que está esperando su primer hijo! ¡qué sueños, qué temores, qué ilusión y alegría! Así debe de ser nuestro Adviento, una espera alegre porque el Señor viene a salvarnos.

La Inmaculada Concepción nos permite otro acercamiento al corazón de esta mujer: su pureza. Ese corazón no experimentó otra cosa que sentimientos limpios, miradas puras, pensamientos inocentes y virtuosos. ¡Qué belleza la de un corazón que nunca supo lo que es la malicia humana o la crueldad! María es el reflejo de lo que tu corazón anhela, y para lo que fue hecho: para ser un corazón bueno, limpio y lleno de amor.

La solemnidad de la Virgen de Guadalupe nos ofrece otra pincelada del corazón de María: la ternura materna.  La presencia de María en el Tepeyac, su tez y vestido, sus palabras y su mensaje reflejan un corazón lleno de ese amor que siente por sus hijos, especialmente por los más vulnerables y pobres. Esta otra fibra del corazón de María nos invita, como sus hijos, a sentir esas mismas entrañas de ternura por nuestros hermanos más necesitados, enfermos, pobres o desposeídos.

Quizá la fibra más dulce y el color más bello del corazón de la joven madre de Nazaret nos la ofrece la Navidad. Aquí su corazón se describe con una sola palabra: madre. Te reto a que trates de definir o describir el corazón de tu mamá. Todo eso que quieres decir y no logras expresar, es a lo que me refiero en el corazón de María, la madre de Jesús. Descubrimos en ese corazón una grande dulzura por su hijo, increíble capacidad de sacrificio, santo orgullo porque su recién nacido está muy guapo y gran fortaleza para protegerlo.

Por ello, te doy cuatro consejos para vivir diciembre de la mano de María:

Vive tus cuatro semanas del Adviento como un camino de conversión hacia el encuentro con Cristo, de la mano de María, sintiendo con ella la incertidumbre y la alegría anticipada del Salvador que viene.

Vive la solemnidad de la Inmaculada Concepción haciendo una buena confesión para que tengas un corazón limpio como el de la Virgen María.

Canta “las mañanitas” a la Virgen y asiste a la misa con un corazón de hijo, como el de su madre, abierto a sus hermanos más pobres y necesitados. Alivia la situación de un pobre en este día.

Celebra la Navidad con los ojos fijos en Jesús, como los de María que no los podía quitar del rostro de su hijo recién nacido. ¡Navidad es Jesús!

El corazón virginal, limpio e inmaculado de María; el corazón sorprendido y lleno de esperanza y gozo de la doncella que está a punto de dar a luz; el corazón tierno y compasivo de la Madrecita del Tepeyac, y ese corazón que solo tiene ojos para Dios en Belén, es nuestra receta para un diciembre lleno de Dios a través del corazón de María.

Obispo Jorge Rodríguez
Obispo Jorge Rodríguez
Mons. Jorge H. Rodríguez sirve como obispo auxiliar en la arquidiócesis de Denver desde el 2016.
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