Durante mucho tiempo, la educación ha sido un componente clave de la misión de la Iglesia, con miles de escuelas católicas en todo el mundo forman futuros santos.
Para muchas familias, esa educación ha estado fuera de su alcance debido a la falta de recursos para atender a sus hijos con necesidades especiales y discapacidades.
Gracias a personas dedicadas como Eileen Haniszewski, Discípula del Mes de la Colecta Anual del Arzobispo, en la arquidiócesis de Denver cada vez más escuelas están respondiendo al llamado de construir una comunidad que pueda servir a todos los hijos de Dios.
“La educación católica en esencia apoya la inclusión porque es parte de la obra maestra de Dios”, dijo Eileen, refiriéndose a la importancia del trabajo de inclusión en las escuelas católicas arquidiocesanas, un esfuerzo que ha estado en marcha durante años.
“Es una hermosa tarea que tenemos como católicos, educar a todos los niños y apoyar a sus familias en la educación y sacar adelante lo que otros podrían percibir como una situación desafiante”, continuó. “No podríamos ser más bendecidos al ser invitados a un pacto con una familia que podría confiarnos la educación de los niños más preciados, que son aquellos niños con necesidades profundas. Dios simplemente provee”.
Todo comenzó un día cuando la ex maestra de escuela pública se encontró accidentalmente en una entrevista para un puesto de intervencionista de lectura en la escuela católica St. Mary en Littleton, destinado a ayudar a los estudiantes en el desarrollo del idioma inglés.
A partir de ahí, la invitaron una y otra vez a considerar algo nuevo y diferente hasta que terminó siendo directora de recursos y educación especial en la escuela St. Mary.
«No estaba planeando hacer esto», expresó. “Iba por el puesto de maestra de intervención en lectura. ¡Pero obviamente Dios tenía un plan diferente!”
Con el tiempo, con mucha oración, esfuerzo y colaboración con la Fundación FIRE de Denver, Eileen creó un programa integral para apoyar a todos los estudiantes que pudieran cruzar las puertas de St. Mary. Anteriormente el programa solo podía apoyar a estudiantes con discapacidades leves, ahora existen recursos sólidos para estudiantes con discapacidades intensivas a los que la escuela no podía atender en el pasado.
«Una madre compartió que no puede creer el crecimiento que ha visto en la caridad y el amor en sus propios hijos con un desarrollo típico debido a las amistades genuinas que están formando con niños con discapacidades», agregó reflexionando sobre el impacto de la educación inclusiva en la comunidad escolar en general.
“A menudo seguimos su ejemplo porque están un poco más cerca de Cristo que el resto de nosotros. Seguir su ejemplo ha formado a maestros, padres y familias enteras para que amen realmente la creación de Dios y cada pieza de su creación”, dijo.
Una verdadera vocación, es lo que Eileen ha encontrado en su trabajo dirigido por Dios, con su gracia fluyendo de la oración y los sacramentos, especialmente del tiempo que su equipo pasa en adoración eucarística diariamente, hacia todos aquellos a quienes sirve.
“Muchas veces no parece trabajo”, compartió. “Es un gran trabajo de amor. Y siento que Dios multiplica mi tiempo. Hay cosas que suceden durante la jornada escolar que no parecen poder terminarse, pero de alguna manera lo hacen”.
La amorosa provisión de Dios queda clara a través del trabajo de Eileen. Desde enviar a las personas adecuadas en el momento adecuado hasta brindarle una oportunidad para seguir estudiando y formándose, Dios la ha guiado hasta este punto. Él también ha mantenido a su familia a través de sus esfuerzos diarios para servir a sus hijos.
“Mis dos hijos me preguntan de camino a la escuela: ‘¿A quién ayudarás hoy, mami?’ Y eso es un impulso para que aprendan, amen y se relacionen con personas de todo tipo y con dificultades de aprendizaje. Es muy importante que vean ese servicio activo en la vida de su madre y en el servicio de su padre apoyando lo que hacemos”, agregó.
Desde los esfuerzos de su marido por adaptando libros para sus alumnos hasta la ayuda de sus hijos para crear recursos, la educación inclusiva es sin duda un asunto de familia.
“El solo hecho de saber que estamos construyendo algo y que Dios está usando a mi familia y a mí para hacer algo así es renovador”, dijo emocionada.
En reconocimiento a su increíble dedicación a todos los hijos de Dios, Eileen ha sido reconocida como la Discípulo del Mes de la Colecta Anual del Arzobispo de este mes. Gracias a su servicio compasivo, innumerables niños han llegado a conocer a Jesús más personalmente a través del don de la educación católica.
¡Felicidades, Eileen, por ser elegida como Discípulo del Mes de la Colecta Anual05 del Arzobispo!
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