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viernes, abril 19, 2024
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Fieles de Denver comparten el legado del padre Larrañaga

En conversación exclusiva con El Pueblo Católico, María Dolores Marín, Sujey Núñez e Hilda Barrios, guías de los Talleres de Oración de Denver, del p. Ignacio Larrañaga, compartieron el legado y testimonio del conocido sacerdote español, quien el 28 de octubre fue llamado a la presencia del Señor.

Ese día, se cumplieron las palabras que el padre repetía con frecuencia: “¿Cómo les diré? He llegado a mi Casa. Estoy en mi casa. He llegado a mi Patria. Para siempre. Ya no hay exilio. Estoy vivo, en una eterna fiesta”.

El conocido sacerdote franciscano, realizó una ardua labor de evangelización dejando huella en el mundo entero, y particularmente en el Norte de Colorado.

“El p. Ignacio me enseñó a través de los talleres, la oración de abandono que no conocía”, dijo Hilda Barrios, coordinadora de los TOV en Denver. “El Señor por medio de él, me concedió un milagro. Mi esposo y yo teníamos 9 años de casados, no podíamos tener hijos. Pero cuando conocí esta oración, abandoné todo mi ser en las manos de Dios y a los dos meses estaba embarazada. Ése es uno de los frutos de lo que el p. Ignacio fundó”.

Por su parte, Sujey Núñez, actual secretaria de los Talleres,  explicó que su vida también dio un giro radical a partir de los talleres de oración del p. Larrañaga. “Tener oración diaria con Dios, fue llenando ese vació que experimentaba a lo largo de la semana. Fui encontrando en la oración ese espacio para tener presente y vivo a Dios. Y el p. Larrañaga me enseñó además a perdonar, a sanar heridas, a encontrarme conmigo misma, a amarme”, dijo Sujey. “Y cuando él vino a Denver –continuó Sujey- vi que lo que había aprendido a través de los talleres, él me lo volvía a enseñar con su testimonio. El primer abrazo que el p. Ignacio me dio, me hizo sentir el abrazo de Dios Padre”.

Hilda, al oír a Sujey se conmovió y recordó: “Es verdad, cuando lo vi por primera vez, fue un gozo tan grande, su rostro era el mismo rostro de Cristo, proyectaba humildad, paciencia, dulzura; a las guías nos consentía como sólo un padre lo puede hacer, su el anhelo más grande era tener guías, enamoradas del Señor”.

Maria Dolores Marín, pionera de los talleres  de oración en Denver, también fue marcada por la experiencia. Ella los recibió en México y cuando llegó a Denver, “nunca me olvidé de ellos. Traje conmigo mis materiales y el deseo de continuar esa experiencia. Y Dios se encargó del resto”, explicó María Dolores. Y es que con la ayuda del Padre James Doran, iniciaron los TOV en Denver en el 2003.

Si está interesado en conocer más sobre TOV o participar en alguno de los talleres, puede comunicarse con Hilda Barrios al 720.224.4807 o con Sujey Núñez al 720.985.7790.

 

 

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