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lunes, octubre 7, 2024
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Independencia y libertad en Cristo

¿Has reflexionado alguna vez sobre lo que es la libertad? ¿Sobre sus diferentes aspectos? ¿Sobre su valor y el esfuerzo que toma poder ser verdaderamente libre?

Como en muchos países alrededor del mundo, los Estados Unidos celebran su independencia en un día en particular. Para los Estados Unidos, el 4 de julio es el día en que conmemora el evento que llevó a su libertad como país.

Aunque es bueno recordar y celebrar colectivamente como nación, vale la pena ir más allá que solo festejar con una parrillada y fuegos artificiales un evento tan importante. Si no se hace esto, se puede llevar a una apreciación vaga y superficial sobre su significado y las formas concretas en las que eventos como este afectan nuestra vida cotidiana.

Es por eso que es necesario reflexionar intencionalmente sobre el esfuerzo y sacrificio que hace esto posible. En el caso de lo que ha llevado a la independencia de este o cualquier otro país, sería bueno meditar sobre la magnitud del costo que hizo esto posible. Por ejemplo, valdría la pena meditar sobre las vidas y la sangre que fue derramada para hacer viable la independencia y poder disfrutar de esta clase de libertad.

Lo mismo se puede decir en cuanto a la libertad que disfrutamos como cristianos.

Es de suma importancia reflexionar sobre que exactamente es lo que hizo posible esta libertad, la cual sobrepasa cualquier expectativa humana, pues tenemos la libertad que es el fruto de ser hijos de Dios. San Pablo nos dice en la Carta a los Gálatas, “Para ser libres nos libertó Cristo. Manteneos, pues, firmes y no os dejéis oprimir nuevamente bajo el yugo de la esclavitud” (Gál 5:1). Pero tanto la libertad que tenemos en Cristo, como cualquier otra clase de libertad, esta se tiene que proteger y tiene también un precio alto y constante, no solo en el pasado. En nuestro caso como cristianos, este precio se paga con la fidelidad de cada día. De otra manera, la libertad se puede perder gradualmente y podemos volver al yugo de la esclavitud.

Evidentemente, la libertad que tenemos en Cristo también tuvo, y tiene, un precio. Pero si no nos detenemos a reflexionar, es posible que también nuestra apreciación y celebración sea vaga y superficial en cuanto a este don, aparte del hecho que la podemos perder si no lo hacemos.

Es por eso por lo que vale la pena meditar detenidamente sobre el costo de nuestra libertad en Cristo: “más la prueba de que Dios nos ama es esta, que Cristo, siendo nosotros todavía pecadores, murió por nosotros” (Rom 5:8).

El costo de nuestra libertad en Cristo es su muerte, su sangre derramada en su flagelación y coronación de espinas, después en el camino hacia el Calvario y finalmente sobre la Cruz. Aquí está la prueba del amor de Dios, no solo por una nación o raza, sino por el mundo entero, y por ti personalmente.

En esto está la prueba por la que fuiste redimido y la fuente de tu libertad. En Cristo has sido liberado no del sufrimiento, de la opresión del mundo o de algún tirano político, sino del Enemigo mismo, del pecado y de la muerte.

Es por esta razón que nosotros como católicos no solo recordamos y celebramos, como deberíamos, el evento que llevo a esta libertad solo una vez por año, sino por lo menos una vez por semana.

¿Cómo y dónde? Asistiendo a Misa cada domingo, donde celebramos el evento que llevo a nuestra salvación e “independencia” del reino de las tinieblas. Es en la Misa donde celebramos, recordamos y conmemoramos, sacramentalmente, el sacrificio que llevó a nuestra libertad.

¿Has pensado alguna vez en la Misa de esta manera? ¿Cómo la celebración y conmemoración del sacrificio de Cristo que llevó a tu libertad e independencia del Demonio, el pecado y la muerte?

Si no lo has hecho, te invito a que lo hagas intencionalmente la próxima vez que participes en la Misa. Si haces esto una práctica constante, lo más seguro es que tu experiencia de esta jamás sea igual, pues la Misa es más que una memoria vaga sobre un evento del pasado; es un evento actual, representado, hecho presente de nuevo. Es la realidad misma que llevó y lleva, mediante la gracia, a tu libertad.

 

Para ver un artículo más extendido sobre la libertad, sigue el siguiente enlace:

Libertad y libertinaje no son la misma cosa

Edgar Mares
Edgar Mares
Edgar Mares es especialista en evangelización para la arquidiócesis de Denver.
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