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viernes, abril 19, 2024
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Religiosa de Denver da un «sí» a Dios profesando sus votos perpetuos

«En lo sencillo se encuentra la verdadera felicidad», hermana Mariela.

Originaria de la ciudad de Aguascalientes, México, de una familia de 13 hermanos, a la corta edad de 15 años la hermana Mariela decidió darle un SÍ a Dios y dedicar su vida a su servicio. A pesar de que, tanto ella como su madre, tenían planes diferentes para su vida, la hermana recuerda como el conocer una comunidad de religiosas le cambió la vida por completo y le mostró el plan que Dios tenía para ella.

Siguiendo el llamado que Dios le había hecho, decidió unirse a la comunidad de Aliadas Carmelitas Descalzas de la Santísima Trinidad. Fue ahí donde comenzó su preparación y donde empezó a tener una relación más profunda con Dios. Luego de 10 años de preparación, finalmente el pasado mes de julio la hermana Mariela, junto con otras dos religiosas, realizó sus votos perpetuos en una ceremonia rodeada de familia y de su comunidad de Carmelitas, en su natal Aguascalientes.

A su regreso a Denver, la hermana Mariela conversó con El Pueblo Católico sobre su vocación y lo que ha sido este camino de preparación.

EPC: ¿Cómo fue su llamado?

Hna. Mariela: Gracias a Dios vengo de una familia católica. Mi madre fue la que nos ha inculcado la fe, la responsable de mi vocación. Ella siempre le pedía a Dios que, así como le había dado muchos hijos, le permitiría que alguno de ellos le sirvieran. Y eso lo supe hasta después de comenzar mi vocación.

Mi llamado fue un descubrimiento rápido, un llamado al instante. Conocí a las hermanas a través de un grupo de jóvenes, y en el primer instante noté su alegría, vi su forma de vestir, vi algo en el que ellas se estaban realizado y que yo también quería… llevaban una vida que todo lo ofrecían a Dios. En lo sencillo se encuentra la verdadera felicidad.

EPC: ¿A qué comunidad pertenece y cuál fue su formación?

Hna. Mariela: Pertenezco a la comunidad de Aliadas Carmelitas Descalzas de la Santísima Trinidad. Nuestra formación en el instituto comienza con el aspirar y conocer un poco el campo de lo que es la vocación de religiosa y principalmente lo que va a ser la vocación de una carmelita. Después comienza la etapa del postulantado, que es un poco más de introducción y un poco más de formación católica en todos los ámbitos, porque ya nos van preparando a lo que realmente estamos discerniendo a lo que vamos a vivir.

EPC: ¿En qué consiste esta formación?

Hna. Mariela: Más que nada en aspectos espirituales, pero también humanos, porque nos dan una formación psicológica, lo que necesitamos también humanamente, porque al entrar esta vocación no deja uno de ser humano, pero también te dan la formación en lo que es lo espiritual, conocer lo que es nuestra comunidad, conocer para lo que estamos a prepararnos, que va a ser el servicio de la Iglesia. Esta formación que uno va a recibir también es una formación de lo que vamos a dar a los demás.

Después seguimos con lo que es el noviciado. La etapa de noviciado se llama así quizás como la palabra lo dice, es no-vicios. No vicios para lo que ya es una total preparación más profunda porque se recibe la toma de hábito. Se recibe el hábito sólo con la diferencia de que es el velo blanco y entras a ser en parte la novia de Dios. Entonces, poco a poco te vas desprendiendo de lo humano, te vas desprendiendo de los vicios, de las cosas que nos puedan atar, para así ir introduciéndonos más a lo que va a ser nuestra espiritualidad, conocer más lo que es nuestro carisma, nuestra responsabilidad, que va a ser más adelante al hacer los votos e ir conociendo estos votos que vamos a profesar después. Esta parte de la preparación es para tener una buena base y para que en el futuro nuestra vocación sea un sí diario, un sí perseverante.

Después del noviciado sigue los votos temporales. Se hace una profesión pública, un compromiso ante la Iglesia de lo que son los votos, que cada año vamos renovando. Durante el tiempo de votos temporales, continuamos con la preparación pero al mismo tiempo seguimos discerniendo si seguir, o no.  También entramos un poco más a lo que son nuestros apostolados.

EPC: ¿Cuál es la etapa final?

Hna. Mariela: La etapa final es la que acabo de realizar, los votos perpetuos. Aquí se retoma más plenamente y más conscientemente todo lo que se ha llevado de formación, perpetuamente y para toda mi vida. En todos estos años que lleva uno de preparación, aquí es cuando uno dice ‘quiero seguir toda mi vida’. Esos son los votos perpetuos, ciertamente uno ya está viviendo el voto de castidad, el voto de pobreza y el voto de obediencia. Pero aquí plena y libremente uno decide darse totalmente a Dios, y también responder a lo que Dios nos va a dar y a pedir. Igual que en el matrimonio, es un compromiso que se hace para toda la vida.

EPC: ¿Qué significa para usted haber dado este paso?

Hna. Mariela: Fue una bendición muy grande. Ha sido un don muy grande que Dios me ha dado en la vocación y que me ha permitido vivir y llegar hasta este momento. Fue una gracia muy grande el que yo haya podido regresar a Aguascalientes a realizar mis votos. Fue el voltear atrás y volver a ver mis fuentes, retomar de donde salí, regresar y ver mi formación, todas esas etapas que ya había caminado y que no van quedar en el olvido, sino que ahora con mayor intensidad debo de afianzarme en ellas, debo tomar esas armas que ya me habían dado y que ahora las debo de usar para lo que Dios me vaya a pedir en todo momento y principalmente en la misión donde estoy en Denver, que es donde Dios ahorita quiere que me dé, quiere que le siga dando ese sí, y que ahora se va a mostrar en mis obras y en mi misión.

EPC: ¿Cómo se logra dar un “SÍ” a esta vocación?

Hna. Mariela: Solamente a través de la gracia y la fuerza de Dios que nos anima día a día a seguir, nos ayuda a dar esta respuesta, a seguir dándola. Esto me hace sentir muy feliz, pero también con una responsabilidad de decir “Señor, que mi vida no quede solamente en ese momento», que no se quede en ese sí, que no sea solo para ese momento, ni tampoco nunca llegue a acostumbrarme a esto. Que no llegue a acostumbrarme a que ya cumplí la meta de lo que es mi formación en la comunidad, sino que día a día busque el dar mi sí, que cada día sea con amor, que pida la gracia a nuestro Señor para que sea fiel en todo momento, en donde Él me llame, que sea fiel donde Él me pida que sirva. El ánimo y la fuerza que tengo ahora es gracias al amor que él me sigue dando.

EPC: ¿Quiénes son algunos santos, mentores, o figuras importantes que la han influido en su vocación?

Hna. Mariela: Mas que nada la comunidad. El ejemplo de las hermanas que me fueron ayudando a ir amando más esta vocación. Me motivó mucho su alegría, el cómo servían, el que eran felices en lo que hacían, en lo ordinario, en lo sencillo. Una santa que me motivó fue Santa Teresita del Niño Jesús, ¡porque es carmelita!– dijo bromeando me inspiró, porque como dicen “¿a esta edad cómo puedes elegir algo que ni conoces?” ella es un ejemplo muy grande que me impulsó a los 15 años a decir, “¡escoge todo!”. Aquí uno deja «la nada», uno deja a la familia, el estudio, los amigos, la riqueza que uno tiene afuera. En cambio, santa Teresita te ayuda a ver que lo de afuera es nada en comparación a lo que estas ganando.

EPC: ¿Cómo fue la ceremonia de sus votos?  

Hna. Mariela: Aunque fue una ceremonia más reservada por la situación de la pandemia, pudo asistir mi familia. Normalmente es un acto público que va a presenciar la iglesia porque son ellos principalmente los testigos de que lo que yo estoy prometiendo en ese momento, lo voy a cumplir. La Iglesia es testigo de lo que yo estoy profesando. La ceremonia fue una gracia para mi familia. Aunque me habían dado el permiso, y me habían dado su bendición, siempre hubo un impedimento humano. El decir en ocasiones “mejor ya no sigas”, o “mejor ya regresa”, “te estás perdiendo mucho”, “¿qué haces ahí? ¿estás segura?”. También fue una lucha constante, el decir “sí sigo”, “no sigo”. En el momento en que ellos me vieron haciendo mis votos, vieron lo que realmente significaba mi vocación. Después de la misa me dijeron:

“Sigue adelante, esto es lo que has hecho. Y principalmente es a lo que Dios te ha llamado”.

 

Feliz en su nueva etapa, la hermana Mariela aprovechó para enviar un mensaje a los jóvenes que quizás estén dudosos de Dios y agradecer a la Arquidiócesis de Denver, donde actualmente reside y sirve.

Hna. Mariela: Seguir a Dios es la felicidad misma. Si volteamos a nuestro alrededor Dios está en todos lados, no solo en esta vocación. Dios está en toda vocación, en todos los caminos… Busquen el verdadero sentido de lo que están buscando. En el interior de cada persona, está Dios, está Dios Trinidad como es nuestro carisma, es la inhabitación, es Dios Trinidad el que nos está llevando en todo momento, solamente necesitamos darle un poco de tiempo, guardar un poco de silencio para poderlo escuchar y poder hablar con Él. Recuerden que también Dios nos habla.

A las jóvenes que quizás sienten este llamado, las animo a que no tengan miedo. Los planes de Dios a veces dan miedo, pero cuando él nos promete algo, nunca nos va a fallar. Cuando él nos llama, es porque nos llama para la felicidad. No tengan miedo a responderle, a dejar quizás la nada porque es nada lo que tenemos a comparación con lo que vamos a ganar, porque Él nos promete todo. Solo es cuestión de decidirnos a tomarlo o dejarlo.

La Arquidiócesis de Denver es una de las primeras misiones que yo tuve en mi vocación. Es de los primeros lugares que yo salgo de lo que es mi formación, de mi casa madre. Es un lugar donde me han ayudado mucho a entender lo que es la vida, no sólo de una religiosa, sino de un católico, a través del ejemplo de los sacerdotes, los seminaristas, de la entrega que hacen los trabajadores al defender la fe, al vivir su fe, pero sobre todo en el ejemplo de alegría que dan al servir a Dios.

 

 

*El convento de las hermanas Aliadas Carmelitas Descalzas de la Santísima Trinidad, en Denver,  se encuentra dentro del campus del Centro Pastoral Saint John Paul II donde está la residencia del arzobispo, los dos seminarios arquidiocesanos y las oficinas de la curia arzobispal.

Rocio Madera
Rocio Madera
Rocio Madera es especialista en comunicaciones y publicidad para la arquidiócesis de Denver.
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