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sábado, abril 20, 2024
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Ex-Gerente de filial en Planned Parenthood redimida por la gracia

Si alguien le hubiera dicho a Ramona Treviño en su adolescencia -mientras ella estaba embarazada y siendo víctima de una relación violenta- que su vida daría un gran giro y que en unos años se convertiría en una reconocida oradora, defensora de la vida y convencida de su fe católica, posiblemente hubiera tenido una reacción negativa y habría pronunciado un rotundo ¡no lo creo!

Y es que Ramona, desde muy pequeña, tuvo una vida difícil. Nació y creció en un hogar disfuncional. Su papá era alcohólico y aunque sus padres estaban casados por la Iglesia y ella recibió el sacramento del bautismo, nunca recibió formación en la fe.

Aun así, en su corazón ella estaba segura de la existencia de un ser supremo. Un día, al ver a sus padres discutir, Ramona siendo todavía niña subió desesperada a la azotea de su casa para hablar con Dios: “Le pregunté si estaba escuchando mi oración y en ese momento el cielo se alumbró. Fue como un rayo que se encendió para responderme que estaba ahí. Que era real”. Estas palabras las compartió Ramona en entrevista con El Pueblo Católico.

Comienzan los desafíos

El tiempo siguió su curso y la vida de Treviño siguió una ruta muy común para una chica proveniente de una familia como la suya: Fue madre a los 16 y terminó involucrada en una relación abusiva que duró ocho años y que la condujo a una vida promiscua y de mucho dolor. “Sufrimos, cuando hacemos cosas fuera del plan de Dios. Eso es algo que he visto en mi propia experiencia”, aseguró.

Todo lo antes vivido fue para ella una preparación para lo que estaba por acontecer. Dios le mostró su gracia y le presentó una nueva oportunidad. Ramona conoció a Eugene, quien ahora es su esposo y con quien formo una nueva familia, pero también entonces recibió un nuevo reto.

Treviño recibió una oferta de trabajo como gerente de la clínica abortista Planned Parenthood en Texas, oferta que aceptó, pues pensó que esa sería una oportunidad para ayudar a mujeres en situaciones difíciles, aunque dijo desconocer las prácticas de la organización e inclusive el problema del aborto.

Cuando la consciencia grita

Después de trabajar tres años en la clínica, la hoy ex-gerente se enfrentó a otro despertar espiritual. Fue cuando Ramona un día escuchó Radio Católica por primera vez mientras entrevistaban a una mujer que tuvo un aborto en Planned Parenthood. “Me senté en mi carro más de una hora a escuchar la radio y me tocó profundamente lo que decían. Especialmente lo del aborto”, recordó con voz entrecortada.

La conversión de Ramona comenzó en ese momento: “Dios me llamó de regreso y de lleno a la Iglesia. En ese momento me di cuenta que lo que yo estaba haciendo en Planned Parenthood estaba mal, especialmente como mujer católica”.

Aunque en la clínica donde trabajaba Treviño no se hacían abortos, sí referían a las pacientes a otras clínicas donde los practicaban. Asimismo repartían anticonceptivos y plan B a jovencitas menores de edad, sin el consentimiento de sus padres.

Ramona cuenta cómo el haber trabajado en esa organización, le permitió descubrir la mentira que se les vende a los jóvenes: La de la libertad sexual y de la sensación de poder que ofrece, que al final los lleva a convertirse en objetos sexuales.

Treviño tomó la decisión de renunciar a su trabajo luego que representantes de la campaña 40 días por la vida se presentaron frente a su oficina. Ella tomó este hecho como un mensaje de alerta que no quiso dejar pasar.

Ramona es madre de cinco hijos: Lorena, Savannah, Elijah, Philip, and Ramiah. Hoy se dedica a dar conferencias sobre su experiencia de haber trabajado en Planned Parenthood y de cómo Dios le cambió la vida.

 Mensaje para los lectores

“Cuando los chicos (as) vienen a nosotros con situaciones difíciles, debemos amarlos y aceptarlos tal cual son”, dijo Ramona.  “Después debemos ayudarlos a salir del círculo que los ha llevado al lugar en que ahora se encuentran”, aseguró.

“El que las mujeres estén buscando un aborto o un anticonceptivo es un problema, pero el verdadero problema está en que los chicos ya no se respetan entre ellos, y mucho menos a sí mismos; ellos viven como si sus cuerpos fueran creados para ser objetos sexuales”, dijo Treviño. “La raíz del problema es que hemos perdido nuestra espiritualidad y nuestra conexión con Dios”, finalizó.

* Ramona Treviño es autora del libro “Redimida por la gracia” de (Ignatius Press). Para acceder al libro haga click aquí

 

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