Más de 700,000 hombres y mujeres en el mundo celebrarán este año con gozo el momento en que Jesús los miró a los ojos y les dijo «Tú eres importante para mí, te quiero, cuento contigo». El Papa Francisco, primer pontífice religioso después de 182 años en la vida de la Iglesia, ha convocado al año de la Vida Consagrada que se inició el 30 de noviembre y terminará el 2 de febrero de 2016, con la fiesta de la Presentación de Jesús.
Para vivir plenamente este año, el Santo Padre ha invitado a todos los consagrados del mundo a mirar el pasado con gratitud, vivir el presente con pasión y abrazar con esperanza el futuro, para así despertar al mundo. También los ha alentado a que este año sea una ocasión “para proclamar al mundo con entusiasmo y dar testimonio con gozo de la santidad y vitalidad que hay en la mayor parte de los que han sido llamados a seguir a Cristo en la vida consagrada”[1].
Este testimonio se ve en muchos religiosos y consagrados que viven aquí en Denver, amando a Dios y sirviendo a los demás. Algunos de ellos comparten con El Pueblo Católico las alegrías de vivir una vocación que tiene como primer y único amor a Jesús.
[1] Carta Apostólica del Papa Francisco a todos los consagrados con ocasión del Año de la Vida Consagrada.
Aquí sus respuestas a la pregunta:
¿Qué es lo más hermoso de tu vocación?
«El gozo de tener una íntima relación con Jesucristo; el gozo de saber que soy verdaderamente amada por Él y que soy libre para amar a otros, tal como Él me ama a mí.
Algunas veces, no soy capaz de amar como Él me ama, pero incluso en mis caídas, me doy cuenta que Dios me ama tanto, mucho más de lo que alguna vez habría podido imaginar. ¡Y eso me llena de una inmensa alegría!»
La hna. Francisca Igweilo, hizo su primera profesión religiosa en la Orden Dominica hace 25 años. Ella trabaja actualmente como Defensora del Vínculo en el Tribunal Eclesiástico de Denver.
«Lo más hermoso es saberme amada y consagrada, ser esposa de Jesús. 
Saber que Él cuenta conmigo, que lo que yo soy y hago desde mi vida escondida a los ojos del mundo, es importante para Él, que mi oración, mi trabajo y mi sacrificio tienen un valor dentro de su Plan de redención del mundo»
Recordando siempre las palabras de Madre Santa Clara: «Te considero colaboradora del mismo Dios y sostén de los miembros vacilantes de su inefable Cuerpo que s la Iglesia.»
La Hna. Maria de Cristo, de las Capuchin Poor Clares, nació en Guanajuato, México, y tiene 34 años de profesa en la Orden, 26 de los cuales los ha vivido en Denver.
«El gozo más grande viene de saber que Dios me ama.
En los últimos 10 años he experimentado su paciencia, su ternura, su verdad y su fortaleza, y en todo esto a través de las cosas más simples de la vida, que me recuerdan su presencia.
También agradezco mucho y me alegro por la vida en comunidad, donde descubro hermanos que me alientan en mi camino a la santidad».
Adam Ureneck es laico consagrado, miembro del Sodalicio de Vida Cristiana y trabaja en Christ in the City, ayudando a las personas sin hogar en Denver.
«El mayor gozo es servir al Señor y poder ver su rostro en el rostro de los pobres. 
Hay tanta alegría en mi vida que ni siquiera me he dado cuenta que tantos años han pasado, ni los he sentido.
Estoy muy agradecida a Dios por el don de mi vocación, agradecida también con mi familia y todos los que me han ayudado con sus oraciones, sacrificios y apoyo».
Hna. Damascene Anthony es Misionera de la Caridad desde 1978. Junto con sus hermanas, sirve a los más pobres entre los pobres en Denver, a ejemplo de la Beata Madre Teresa de Calcuta.
«Hoy, después de 37 años de mi vida como dominico, sigo descubriendo cada día el gozo y la esperanza que hay en compartir la vida con hermanos imperfectos –como yo- pero que rezan juntos, viven juntos, estudian juntos y predican la Palabra de Dios.
Puedo ser yo auténticamente, y a la vez estar llamando a ser más. ¡Qué hermoso es vivir los hermanos juntos! (Salmo 133).
Tanto en los momentos buenos como en los difíciles, encuentro este pasaje hecho vida en nuestra Orden».
El P. Robert Keller, es sacerdote dominico.
«Lo más hermoso para mí es experimentar el Amor de Dios cada día de maneras muy únicas e íntimas.
Ya sea al recibir la Eucaristía, el sacramento de la Reconciliación, o amando a aquellos a quienes Él envía a mi vida; o incluso viendo la belleza de la creación.
¡Todo ello me llena de profundo gozo!»
La hna. Marie Faustina Wolniakowski, es integrante de las Religious Sisters of Mercy desde 2012, trabaja en la Oficina de Liturgia de la Arquidiócesis de Denver.
«Lo que más amo de la vida consagrada es la intimidad con Jesús. Porque he descubierto en la relación con Dios que Él está realmente vivo, que podemos tener una amistad.
La unión con Dios es el regalo más grande de mi vida».
La hna. Magdalit, pertenece a la comunidad de las Beatitudes, que sirve en la parroquia St. Catherine of Siena.
«Poder celebrar importantes momentos en la vida de las personas es muy hermoso;
especialmente es muy especial celebrar el sacramento de la Reconciliación o un funeral, porque son preciosos momentos en los que la gente necesita encontrar el amor de Dios, y ahí estoy yo para poder compartir con ellos cuánto Dios los ama».
El P. Hahn Pham, de la Compañía de Jesús, es vietnamita y tiene 6 años de sacerdote. Él trabaja en Regis University.
«El gozo más grande de mi vocación es el don de mi comunidad, ese deseo de ser fieles al magisterio de la Iglesia, y la unidad que existe entre nosotras. Tenemos una vida comunitaria muy fuerte y un amor muy grande por nuestro apostolado. Servimos a los ancianos, a los niños y a mucha gente a través de nuestras casas de retiro».
La Hna. Mary Patrice pertenece a las Carmelite Sisters of the Most Sacred Heart of los Angeles desde hace 21 años. Es Directora del colegio Saints Peter and Paul, en Wheat Ridge.
