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viernes, marzo 29, 2024
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MITOS Y VERDADES: Los católicos adoran a la Virgen María

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MITO

La Iglesia Católica comete idolatría al rezar a la Virgen María como si fuera una diosa, reemplazando al “único mediador” entre Dios y el hombre, que es Jesús (1 Tim 2,5).

VERDAD

Para los católicos la Virgen María no es una diosa al lado de Dios, por lo que no se le adora. Sin embargo, a diferencia de muchos protestantes que subestiman a María, los católicos sí reconocen el papel sumamente importante que María tiene en la historia de la salvación. Primero que nada, María no es simplemente una mujer más que Dios quiso utilizar y después desechar.

Quien lee la Biblia honestamente se da cuenta de que la Virgen María fue destinada por Dios para ser la madre de Jesús y es modelo de todo cristiano, pues ella recibió el llamado de Dios y respondió con fe, obediencia y gran generosidad:

“Hágase en mí según tu palabra” (Lc 1, 38). Los primeros cristianos la llamaban la “Nueva Eva”, pues si el pecado había llegado por el “no” de Eva al tomar el fruto prohibido, la redención llegó por el “sí” de María.

¿Pero por qué “mediadora” si podemos ir a Jesús directamente? Cuando la Iglesia llama a María “Mediatrix” o mediadora, no la está poniendo al par de Jesús o ignorando 1 Tim 2,5. “Mediar” significa hablar ante alguien en favor de otra persona para conseguirle un favor. Así que, en cierto modo, todos somos mediadores cuando rezamos unos por otros, porque eso es precisamente lo que hacemos en la oración de intercesión, y es perfectamente bíblica (1 Tim 2,1).

Pero nadie es mediador de la manera que Jesús lo es, pues solo él “se entregó a sí mismo como rescate por todos”. Está el “Mediador”, que es Jesús, y los “mediadores”, que somos nosotros. Solo participamos de la mediación de Jesús al orar unos por otros, pero no lo reemplazamos. La Virgen María toma un lugar especial entre nosotros como mediadora por ser la madre de Dios y porque Dios quiso venir a nosotros por medio de ella. Pero ella aún está bajo la mediación de Cristo. Su misión consiste en llevarnos siempre a él: “Hagan lo que él les diga” (Jn 2,5).

Y, aunque es cierto que podemos pedirle a Dios directamente, el mismo apóstol Santiago nos dice: “oren unos por otros” (St 5,16), y es eso lo que los católicos piden a la Virgen, que es Madre de Dios: “ruega por nosotros”.

 

Sabías que…

El primer reformador protestante Martín Lutero tenía una gran devoción a la Virgen María. Llegó a decir:

“La veneración a María está inscrita en las profundidades del corazón humano” (Sermón 1 de septiembre, 1522) y “No hay mujer como tú… bendita sobre toda nobleza, sabiduría y santidad” (Sermón en la Fiesta de la Visitación, 1537).

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