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La falsa compasión y las amenazas de la proposición 106

“La proposición 106 es simplemente ilógica” señalaron obispos de Colorado. Y es que índice de suicidios en Colorado es el séptimo más alto de la nación, hecho que motivó en el 2014 a que los legisladores crearan una comisión de prevención y una oficina estatal este año para implementar el plan “suicidio cero” (“zero suicide”).

Irónicamente la proposición 106 presente en la cédula de votación de este 8 de noviembre busca legalizar el suicidio asistido.

“Tenemos la esperanza de que los votantes de Colorado reconozcan esta errada lógica de aquellos que promueven esta legalización”, dijeron los obispos en la página web de la Conferencia Católica de Colorado. “Es ilógico que el estado promueva y/o facilite el suicidio para un grupo de personas, llamando ‘digno y humano’ al suicidio de aquellos que tienen una enfermedad terminal y un específico diagnóstico, mientras que por otro lado reconocen que el suicidio es una seria preocupación de la salud pública a nivel estatal en todas las demás circunstancias, y gastando grandes cantidades de recursos combatiéndolo”.

La Conferencia Católica de Colorado es una agencia de política pública de la Iglesia a nivel estatal. A través de ella los obispos Denver, Colorado Springs y Pueblo hablan unidos como una sola voz.

“Es poco sincero y difícil de creer que los electores de Colorado quieran promover algo que actualmente ya es una horrible epidemia que el estado enfrenta”, señaló Jenny Kraska, directora ejecutiva de la conferencia.

La Proposición 106 permitirá que cualquier adulto de Colorado “mentalmente capaz”, con una enfermedad terminal y un diagnóstico de seis meses o menos de vida, pueda recibir de su doctor una receta con medicación para quitarse la vida.

“Esta propuesta de ley tiene malas consecuencias para Colorado, sus familias, los pobres y los vulnerables. Está plagado de problemas”, señaló Kraska al respecto.

Uno de estos problemas es que la iniciativa señala que la persona tiene que ser mentalmente competente para obtener dicha receta médica, sin embargo esa competencia puede ser determinada por cualquier doctor.

“Puede ser cualquiera que tenga algún tipo de grado académico médico”, explicó Kraska.

Al aprobar dicha ley estaríamos poniéndonos en una situación resbaladiza como la evidencia lo muestra en otros lugares donde es legal.

“El suicidio asistido empezó en Bélgica y Holanda para gente que se encontraba al final de sus vidas, ahora se ha convertido en eutanasia para niños de cualquier edad, y eutanasia y suicidio asistido para casi cualquier motivo que sea”, indicó Kraska.

Las enseñanzas católicas prohíben el suicidio al ir en contra de uno de los mandamientos de Dios que dice “no matarás”.

“Los obispos de Colorado han sido muy claros en este tema, esto es algo que la Iglesia nunca apoyará. Reconocemos el sufrimiento por el que algunas personas pasan al final de sus vidas… pero la respuesta compasiva es otra: hablemos de lo que tenemos disponible para gente que se encuentra al final de sus vidas, tales como los hospicios o el cuidado paliativo”, compartió Kraska.

“Con los avances de la ciencia, hoy no hay razón por la que alguien tenga que pasar por un dolor insoportable”, agregó.

En su declaración acerca del suicidio asistido, los obispos de Estados Unidos promueven los hospicios y el cuidado paliativo como una solución que afirma la dignidad humana y su valor y ofrecen verdadera compasión al atender sus necesidades físicas, emocionales y espirituales al final de sus vidas, en vez de abandonarlos al suicidio.

Entre los que se oponen al suicidio asistido se encuentran muchos profesionales médicos que ven esto como algo que va en contra de su misión de hacer todo lo posible para preservar al paciente con vida, además de los promotores de los derechos de los discapacitados que lo ven como una amenaza a la dignidad y a los derechos de vivir de aquellos con discapacidades.

Carrie Ann Lucas, residente de Windsor, abogada y fundadora de los Disabled Parents’ Rights (Derechos de los padres de discapacitados) y miembro del comité de Not Dead Yet (Aún no muertos), escribió una columna como invitada en el Denver Post acerca de su oposición a esta propuesta de ley, señalando que tiene una enfermedad terminal “similar al ELA (Esclerosis Lateral Artrófica) y si el suicidio asistido se legaliza, calificaría. Esta legislación amenaza directamente a mí, a mi familia y a mi comunidad.

Muchos de los enfermos terminales como yo somos vulnerables y vemos cómo legalizar el suicidio asistido nos pone en riesgo. Es por eso que muchas de las organizaciones a favor de los discapacitados se oponen a la legalización del suicidio asistido”.

La abogada agregó que “en un sistema de salud movido por las ganancias, la gente morirá innecesariamente cuando las compañías de seguro se nieguen a pagar por medicinas y equipos necesarios, y ofrezcan a cambio pagar por medicinas letales que son más económicas. Hemos visto que esto ya sucede en el estado de Oregón, donde esto es legal. Sabemos que el suicidio es más barato que el tratamiento”.

Kraska advierte a la gente que no se debe dejar engañar por los eufemismos como, “opciones para terminar con la vida”, “auxilio médico para los moribundos”, o “muerte con dignidad” usadas por los promotores de esta iniciativa con el fin de “enmascarar lo que es-suicidio asistido”.

“La verdadera muerte con dignidad permite que la naturaleza tome su curso de modo natural, no sintiéndose forzado a cometer suicidio”, dijo finalmente Kraska.

Para mayor información puede visitar: www.cocatholicconference.org y www.votenoprop106.com

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