María, amiga y madre de todos,
a través de tu Hijo Dios ha encontrado un camino
para unirse a todos los seres humanos,
llamados a ser un solo pueblo,
hermanas y hermanos entre sí.
Pedimos tu ayuda al recurrir a tu Hijo,
buscando el perdón por las veces
en que hemos fallado en amarnos
y respetarnos.
Pedimos tu ayuda para obtener de tu Hijo
la gracia que necesitamos
para vencer el mal del racismo
y construir una sociedad justa.
Pedimos tu ayuda para seguir a tu Hijo,
para que el prejuicio y la animosidad
no infecten ya nuestras mentes o corazones,
sino que sean reemplazados
por el amor que respeta la dignidad de cada persona.
Madre de la Iglesia,
el Espíritu de tu Hijo Jesús
alienta nuestros corazones:
Ruega por nosotros.
Amén.
Esta oración fue publicada al final de la carta pastoral contra el racismo de la USCCB titulada «Abramos nuestros corazones«.