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domingo, octubre 12, 2025
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‘Una diócesis nuevamente misionera’: cómo la Arquidiócesis de Denver se ha renovado para la evangelización bajo el arzobispo Samuel J. Aquila

Por el Dr. Scott Elmer
Director de misión de la arquidiócesis de Denver of Denver

Cuando el arzobispo Samuel J. Aquila regresó a Denver en el 2012, volvió a una arquidiócesis con una historia notable. El mundo aún recordaba el momento electrizante de la Jornada Mundial de la Juventud de 1993, cuando san Juan Pablo II atrajo a cientos de miles a la “Ciudad de la milla alta” y marcó un nuevo rumbo para la vida católica en la región. En los años siguientes se habían dado pasos innovadores, sobre todo en la formación sacerdotal, en la curia diocesana y en los apostolados laicos.

Sin embargo, el terreno cultural desde 1993 —y en especial desde el 2012— había cambiado. Al igual que gran parte de occidente, Colorado había entrado en lo que hoy reconocemos como una era poscristiandad: las creencias cristianas que antes moldeaban la vida pública se habían desvanecido. Cada vez más, los católicos ya no podían dar por hecho que sus vecinos conocieran lo básico del evangelio ni que vieran a la Iglesia como brújula moral. Ante esta realidad, el arzobispo Samuel Aquila habló con claridad: vivimos en una nueva era apostólica, más parecida al primer siglo que al siglo XX, y nuestras parroquias deben aprender a pensar y actuar como puestos de misión en un territorio misionero.

Durante la última década, el arzobispo Samuel y sus colaboradores han trabajado deliberadamente en reestructurar la Arquidiócesis de Denver —su cultura, estructuras, eventos y colaboraciones— para que la misión no sea solo una prioridad más, sino el corazón de todo. En años recientes, esa transformación se ha hecho visible en la conferencia More Than You Realize (Más de lo que imaginas), el impacto de ACTS XXIX (Hechos XXIX) y el Rescue Project (Proyecto de rescate), la creación de Centros de Apoyo a la Misión (MSC, por sus siglas en inglés), el crecimiento medible de vocaciones sacerdotales y diaconales, la firme participación en el Sínodo sobre la sinodalidad, el testimonio público del Avivamiento y la Peregrinación Eucarística Nacional y el alcance mundial de apostolados como FOCUS (Fraternidad de Estudiantes Universitarios Católicos) y, hasta hace poco, el Augustine Institute.

Todo este cambio se guía por un marco estratégico claro: tres “Anclas de Misión”  sacerdotes santos, líderes capacitados para la misión y una curia misionera— que responden a una pregunta decisiva: ¿cómo vamos a tener éxito en esta nueva era apostólica?

El arzobispo Samuel J. Aquila celebra Misa en la conferencia More Than You Realize en el 2018. (Foto por Jason Weinrich/El Pueblo Católico)

Llamado a la acción para una nueva era apostólica: Más de lo que imaginas

Un momento clave en este giro misionero se dio el 11 de agosto del 2018 con la conferencia Más de lo que imaginas (MTYR, por sus siglas en inglés). Organizada para conmemorar el 25o aniversario de la JMJ ’93, la conferencia reunió a miles de fieles no solo para recordar las gracias del pasado, sino para mirar hacia el siguiente cuarto de siglo. El enfoque fue claro: los católicos comunes están llamados a vivir como discípulos misioneros, compartiendo el evangelio no solo en la Iglesia, sino en sus trabajos, vecindarios y familias. Y la Iglesia, por su parte, debía organizarse para apoyar esa misión.

La frase “Más de lo que imaginas” tenía un doble sentido profundo. Por un lado, recordaba que la fe, la misión y el evangelio tienen un papel mucho más grande en la vida moderna de lo que la gente reconoce. Por otro, proclamaba que, en un tiempo de confusión cultural y relativismo, en Jesucristo hay más verdad, bondad y belleza de lo que muchos imaginan. En resumen, MTYR insistía en que la fe católica no es una devoción privada; es “más de lo que imaginas”, con un lugar vital en nuestra era apostólica, después de la cristiandad.

La conferencia lanzó una iniciativa de discipulado en la arquidiócesis con cuatro pilares que planteaban cuatro preguntas: ¿cómo recibimos? ¿cómo formamos? ¿cómo liberamos? ¿y cómo salimos? Después del evento, se ofrecieron capacitaciones a las parroquias para reevaluar sus formas de acoger tanto a feligreses como a visitantes y diseñar estrategias para recibir mejor a todos. Estas preguntas dieron origen a futuros proyectos como los MSC, talleres de evangelización y otros más.

Lo más visible de la iniciativa fue la producción de contenido de alta calidad y fácil de compartir, enraizado en la verdad, la bondad y la belleza; la capacitación práctica para líderes de grupos pequeños; y las herramientas proporcionadas para que los católicos iniciaran conversaciones que naturalmente llevaran al anuncio más profundo del evangelio. Sus pilares —contenido atractivo, formación práctica y relaciones intencionales— tendieron un puente entre las fortalezas pasadas de la Arquidiócesis y la postura misionera que exige la nueva era apostólica.

En una catedral casi vacía, la ordenación sacerdotal en mayo del 2020 fue una para los libros históricos. Con la pandemia en su apogeo, la Iglesia tenía que cambiar la manera en que sirvió a los feligreses. (Foto por Daniel Petty/El Pueblo Católico)

En medio de la tormenta surge una visión misionera

Sin embargo, a medida que se extendía esta nueva ola de energía, una crisis sacudió a la Iglesia en los Estados Unidos. Tras el escándalo de McCarrick, las diócesis de todo Estados Unidos, incluidas las tres de Colorado, implementaron un Programa de Reparación y Reconciliación Independiente (IRR, por sus siglas en inglés) para casos históricos de abuso sexual. Este esfuerzo ofreció a las víctimas la posibilidad de justicia y sanación, y ayudó a reforzar la confianza y la transparencia en el liderazgo eclesial.

A medida que se hacían públicos los resultados del programa IRR y concluía su labor, todos esperaban con ilusión un 2020 más prometedor y el “reinicio” de MTYR. Sin embargo, a solo unos meses después de comenzar el nuevo año, la pandemia de COVID lo cambió todo, especialmente la forma en que la Iglesia acompañaba a los fieles. Con Misas televisadas o transmitidas por YouTube y reuniones en Zoom, la agenda del arzobispo Samuel se abrió por primera vez en décadas. El fruto de esa disponibilidad inesperada fue una oración significativamente mayor y más profunda, lo que llevó a un renovado celo misionero por parte del arzobispo y a un nuevo enfoque en lo que hace que una diócesis prospere.

Tras bastidores, el arzobispo y el personal de la Arquidiócesis leyeron From Christendom to Apostolic Mission (De la cristiandad a la misión apostólica), de la editorial University of Mary Press, que describe con claridad la era poscristiana. Convencidos de la necesidad de adaptarse a la nueva era apostólica, comenzaron a colaborar con ACTS XXIX (Hechos XXIX), un apostolado con sede en Detroit centrado en proporcionar orientación fundamental para una Iglesia que opera en una era poscristiana. El padre John Riccardo, fundador de ACTS XXIX, publicó Rescued (Rescatado) poco después, y ambos libros se convirtieron en referencia del trabajo que vendría.

Entonces el arzobispo Samuel formó el Mission Leadership Team (Equipo arquidiocesano de liderazgo para la misión), un grupo de asesores clave centrados en la misión, para continuar con el discernimiento en oración en nombre de la Arquidiócesis y comenzar a ejecutar lo que el Espíritu Santo había compartido. Inicialmente, su discernimiento en oración aclaró por qué existe la Arquidiócesis de Denver:

“…para que en Jesucristo todos sean rescatados y tengan vida abundante, para gloria del Padre”.

Este equipo también discernió que las decisiones principales en la Arquidiócesis deben estar guiadas por tres Anclas de Misión: sacerdotes santos, líderes capacitados para la misión y una curia misionera.

Asimismo, se identificaron tres Valores de Misión, que ofrecen el marco para asumir y vivir la misión en el plano personal:

  • Permanecer en relación: crecer en el amor de Dios por encima de todo, lo que se llama caridad.
  • Sé valiente: reconocer que nadie más vendrá a hacer la tarea; nosotros debemos dar el paso a la misión con valentía.
  • Suscita el asombro del mundo: dar testimonio de Cristo con alegría de una forma que sorprenda a una cultura hostil a la fe, especialmente en lugares como Denver y Boulder, conocidos por su activismo proaborto.
Los sacerdotes de la Arquidiócesis de Denver se reunieron con el arzobispo Samuel J. Aquila, el obispo Jorge Rodríguez y el cardenal J. Francis Stafford para la Misa Crismal anual el 16 de abril del 2025. (Foto por Daniel Petty/El Pueblo Católico)

Ancla de misión #1: Sacerdotes santos

La primera ancla reconoce una verdad permanente en la Iglesia: en tiempos de desafío, la santidad de los sacerdotes es decisiva. Denver ha invertido profundamente en el florecimiento sacerdotal con iniciativas como la “Encuesta de florecimiento sacerdotal”, convivencias de sanación y días de reflexión como “Siete jueves para Cristo”.

Un estudio reciente de la USCCB (Conferencia Católica de Obispos de Estados Unidos) reveló que muchos sacerdotes en Estados Unidos suelen reportar una relación deficiente con sus obispos. En contraste, la encuesta de florecimiento sacerdotal de Denver mostró que la mayoría de los sacerdotes se siente personalmente apoyados por el arzobispo Samuel y confían en su liderazgo. Esta cultura de fraternidad y confianza ya está dando frutos: la generación que ingresará al seminario en el 2025 será la más numerosa desde la reapertura del seminario St. John Vianney a finales de la década de 1990. Es el mayor número de hombres que entran al seminario en un solo año en los últimos 50 años.

Esta visión de una vida sacerdotal integral también ha dado forma al centro de recreación Monsignor Glenn, que está por concluirse en el campus del seminario. La instalación ofrecerá a los seminaristas un espacio para crecer en fraternidad, equilibrio y hábitos saludables que los sostendrán a lo largo de su sacerdocio. Refleja la convicción de Denver de que formar sacerdotes santos requiere cuidar el cuerpo, la mente y el espíritu, preparando hombres que puedan servir a la misión con alegría y resiliencia.

Cientos — tanto clérigo como laico — se reunieron para la primera convocación para líderes parroquiales en el 2024, en lo cual los líderes fueron capacitados para la misión y enviados para continuar el trabajo de evangelización en sus comunidades. (Foto por Allison Holdridge)

Ancla de Misión #2: Líderes capacitados para la misión

La segunda ancla insiste en que la misión requiere multiplicar líderes, tanto clérigos como laicos, capaces de llevar a Cristo a todos los sectores de la sociedad. En el corazón de esta ancla está la convicción de que la Arquidiócesis debe priorizar la formación pastoral, o apostólica, por encima de las demás áreas (intelectual, humana y espiritual). En Denver, esto ha tomado forma a través de talleres de evangelización, proyectos piloto de misión parroquial, el Institute of Apostolic Leadership (Instituto de liderazgo apostólico) y la formación basada en carismas.

A través del Institute of Apostolic Leadership, un proyecto conjunto entre la Arquidiócesis y el Missio Institute, los párrocos son formados junto con sus equipos de liderazgo para orar, pensar y dirigir de nuevas maneras adecuadas para una era apostólica. Hasta ahora, 10 parroquias han participado en la formación de un año, y siete forman parte de una Red de liderazgo apostólico en funcionamiento permanente.

El arzobispo Samuel J. Aquila celebra la Misa para empleados arquidiocesanos en el oratorio del centro pastoral. (Foto por André Escaleira, Jr.)

Ancla de Misión #3: Curia misionera

La tercera ancla orienta todo el trabajo de la curia a apoyar y promover la misión en todas las áreas de la Arquidiócesis. Esto implicó necesariamente una reforma de las mismas oficinas arquidiocesanas y de la manera en que se integra al personal, para que funcionen como servidores de la misión y no como obstáculos a ella. Se han derribado compartimentos aislados, se ha abrazado una misión común, la moral del personal ha aumentado y la alegría del evangelio se vive de manera más plena. Este cambio se ha concretado en prácticas como:

  • Una recomendación firme de 30 minutos diarios de oración en la capilla durante el horario laboral, no reducidos al descanso de comida ni añadidos fuera de horas de trabajo.
  • Retiros y experiencias de formación anuales para el personal.
  • Un equipo especial llamado “John 15 Team”, encargado de cultivar la cultura misionera entre los empleados.
  • Misa para los empleados al menos tres días por semana en el campus, que ya superó la capacidad de la antigua capilla y obligó a trasladarse a un espacio más grande, además de confesión mensual.
  • Presentar el Rescue Project de ACTS XXIX a los empleados, de modo que todos comprendan el kerygma, tengan un encuentro personal con Jesucristo y vean su papel en la misión de Jesús.
  • Una clínica de salud en las instalaciones para los empleados.
  • Un programa de “Día de descanso”, que ofrece a los empleados una jornada de retiro y renovación espiritual.
  • Políticas ampliadas de licencia de maternidad y paternidad.

En conjunto con las demás anclas, el ancla de la curia misionera ha encontrado expresión en la fundación y el fortalecimiento de apostolados que capacitan a las personas para evangelizar en su propio estado de vida.

  • Marisol Health, vinculada a Caridades Católicas, y la clínica Bella Health + Wellness brindan atención médica que afirma la vida a mujeres y familias. Su testimonio compasivo de la dignidad de la vida es en sí mismo evangelización, mostrando el evangelio no como un principio abstracto, sino como una esperanza concreta.
  • La Conferencia Católica de Colorado forma líderes para llevar el evangelio a la vida pública mediante la coordinación de la labor de incidencia en el capitolio. Esto asegura que la voz católica se escuche en los lugares donde se moldean las leyes y políticas.
  • Annunciation Heights, un campamento juvenil y familiar inaugurado en el 2018, forma líderes en proceso al propiciar encuentros con Cristo en la belleza de la creación, ayudando tanto a jóvenes como a familias a integrar la fe en la vida diaria.
  • La casa Prophet Elijah fue construida en el campus del centro St. John Paul II para ofrecer residencia de jubilación a nuestros sacerdotes.
  • La renovación del Mullen Home a través de Mullen Residences, continuando el legado de cuidado a los ancianos tras la partida de las Hermanitas de los pobres, asegura que el liderazgo católico incluya también las obras de misericordia, formando tanto a laicos como a colaboradores en un liderazgo enraizado en el servicio y la compasión.
  • Las parroquias St. Gianna Molla y St. John Paul II fueron abiertas en zonas de crecimiento como respuesta proactiva a los cambios demográficos en Colorado.
  • Asimismo, escuelas preparatorias católicas independientes como St. John Paul the Great, St. John Paul II, Chesterton Academy of Our Lady of Victory y Chesterton Academy of Our Lady Seat of Wisdom han abierto sus puertas con la bendición de la Arquidiócesis, sirviendo a estudiantes católicos en el norte de Colorado en áreas nuevas y en expansión.
  • También se están evaluando otros posibles sitios para parroquias y escuelas católicas en previsión del crecimiento, especialmente ahora que el área metropolitana de Denver sigue expandiéndose hacia las zonas rurales.
  • Los fondos de la Colecta Anual del Arzobispo se han reorientado para impulsar y apoyar iniciativas nuevas y emergentes, con el fin de promover diversidad y dinamismo en el campo misionero.

Apoyando todas estas anclas se encuentran además los Centros de Apoyo a la Misión (MSC por sus siglas en inglés), que asumen la carga administrativa a nivel parroquial y ministerial mediante especialistas desplegados regionalmente. Al liberar a sacerdotes y líderes laicos de tareas administrativas pesadas, los MSC les permiten enfocarse en capacitar a otros y en vivir la misión de evangelización en la primera línea.

La curia misionera asegura que la vida interna de la arquidiócesis sea en sí misma un testimonio de la misión que sirve. Al igual que el ancla de líderes capacitados para la misión, los MSC forman parte del ancla de la curia misionera, llevando un enfoque misionero desde la curia hasta el campo.

Estudiantes en la escuela católica St. John the Baptist en Longmont sonríen para una foto. (Foto por Ken Mostek)

Escuelas católicas: misión en una encrucijada

Las escuelas católicas han sido durante mucho tiempo una de las oportunidades más poderosas de evangelización para la Arquidiócesis de Denver. Forman a los jóvenes no solo en excelencia académica, sino también en la fe, la virtud y la identidad misionera. Por generaciones, con frecuencia han servido como la “puerta de entrada” a través de la cual muchas familias se reencuentran con la Iglesia.

En el corazón de nuestra visión de la educación católica está la convicción de que los padres son los primeros educadores de sus hijos. Nuestras escuelas existen para unir la misión de la Iglesia y la familia, creando un “santuario de educación”: un lugar sagrado de encuentro transformador con Jesucristo, donde los estudiantes crecen en sabiduría y virtud, y descubren el gran llamado de Dios para sus vidas.

Las escuelas católicas constituyen el ministerio más grande de la Arquidiócesis, solo después de nuestras parroquias. Su alcance significa que la manera en que cuidemos, renovemos y reimaginemos la educación católica marcará profundamente el futuro misionero de la Iglesia en el norte de Colorado.

Sin embargo, los cambios demográficos drásticos de Colorado presentan retos importantes. Las tendencias poblacionales en Denver muestran menos niños en edad escolar en muchos barrios urbanos, mientras que el crecimiento se concentra en suburbios que no siempre cuentan con escuelas católicas. En los últimos años, varios distritos públicos en el área metropolitana han cerrado escuelas por baja matricula, y las escuelas católicas enfrentan presiones similares.

Este momento exige repensar la educación católica en Denver: sus ubicaciones, sus finanzas, su modelo de sostenimiento y su currículo. La arquidiócesis discierne activamente cómo responder a estos retos mediante:

  • Ubicación: evaluar dónde viven las familias y hacia dónde se están mudando, asegurando que las escuelas católicas estén disponibles donde más se necesitan.
  • Finanzas y modelo de sostenimiento: explorar métodos viables para mantener accesible la colegiatura, al mismo tiempo que se fortalece el desarrollo y se aprovecha el apoyo de los MSC en lo administrativo y en la inscripción.
  • Currículo: redoblar el compromiso con una identidad católica clara, integrando evangelización y discipulado con la excelencia académica, de modo que cada egresado esté bien formado y listo para la misión.

Las escuelas católicas de Denver ya no pueden apoyarse en el catolicismo cultural del pasado. En esta nueva era apostólica, deben convertirse en comunidades evangelizadoras intencionales, verdaderos santuarios de educación donde las familias se encuentren con Cristo, donde los niños sean formados en la virtud y la misión, y donde la alianza entre padres y educadores refleje la visión más profunda de la Iglesia sobre la educación católica.

Con sede en Denver, Christ in the City (Cristo en la Ciudad) forma jovenes para servir a los pobres, fomentar una cultura de encuentro y profundizar en sus propias relaciones con Dios. (Foto por André Escaleira, Jr.)

Centro de evangelización global

El fruto de estas anclas no se limita a Colorado. Denver se ha convertido en plataforma de lanzamiento para apostolados que encarnan la nueva evangelización en todo el mundo:

  • FOCUS, que envía a casi 1,000 misioneros a universidades en EE. UU. y en el extranjero.
  • Christ in the City (Cristo en la ciudad), cuyos jóvenes misioneros se encuentran con las personas sin hogar, llevando a Cristo a las calles y formando a católicos de todo el país en las obras de misericordia.
  • Creatio, que evangeliza a través de experiencias de aventura al aire libre y peregrinaciones, resonando fuertemente con las nuevas generaciones y con la cultura de Colorado.
  • La División Laical del seminario St. John Vianney que ofrece a miles de laicos en todo el mundo una formación teológica y bíblica sólida.
  • Y hasta su reciente traslado a St. Louis, el Augustine Institute, que ofrecía programas de posgrado en teología y evangelización. El “AI” atrajo estudiantes a Denver para clases presenciales y alcanzó a miles más globalmente mediante cursos en línea. Además, creó la plataforma FORMED, comparada con un “Netflix católico”.

Junto con ministerios locales como la clínica Bella Health + Wellness, el campamento Annunciation Heights y la Conferencia Católica de Colorado, estos apostolados muestran cómo las tres Anclas de Misión —sacerdotes santos, líderes capacitados y una curia misionera— trabajan unidas para hacer de Denver no solo una Arquidiócesis, sino un centro misionero de la nueva evangelización.

A media que la Peregrinación Eucarística Nacional atravesó Colorado, el centro de Denver se paró. Casi 5,000 fieles se reunieron para procesar con Jesús Eucaristía a través del corazón de la ciudad y del estado. (Foto por Andy Sanchez)

Una Iglesia en las calles: Avivamiento Eucarístico

En el 2024, la Ruta de San Junípero Serra de la Peregrinación Eucarística Nacional cruzó Colorado, convocando a miles de fieles. Las paradas incluyeron Rangely, Steamboat Springs, la capilla de Camp St. Malo, la parroquia St. Thomas Aquinas en Boulder y varias parroquias e instituciones del área de Denver antes de dirigirse a las llanuras del este. El 9 de junio, el arzobispo Samuel encabezó la procesión eucarística más grande en la historia de Denver, con cerca de 5,000 personas caminando por las principales calles de la ciudad como testimonio público de la presencia real de Cristo.

El arzobispo Samuel J. Aquila pasa una estatua del papa san Juan Pablo II fuera de la Catedral Basílica de la Inmaculada Concepción mientras prepara para celebrar la vigilia pascual del 2025. En una manera misteriosa, fue la visita del santo padre en el 1993 que en muchas formas empezó la renovación espiritual de la arquidiócesis. (Foto por Daniel Petty/El Pueblo Católico)

De la cristiandad a la misión apostólica

Si miramos de cerca, emerge un patrón:

  • Cultura para la misión: MTYR reavivó la imaginación católica para la evangelización.
  • Estructura para la misión: los MSC empoderan a las parroquias para el ministerio en primera línea.
  • Liderazgo para la misión: las Anclas de Misión guían a sacerdotes, líderes y estructuras.
  • Eventos para la misión: el Sínodo y el Avivamiento Eucarístico fueron momentos de formación profunda y testimonio audaz.
  • Instituciones para la misión: seminarios, apostolados y programas laicales aseguran un impacto duradero y futuros líderes.

En la realidad poscristiandad, la Iglesia no puede apoyarse en el sostén cultural, sino en el discipulado intencional y en la misión. El giro de Denver bajo el arzobispo Samuel Aquila ha implicado afrontar esa realidad sin miedo, abrazar la identidad misionera de la Iglesia y construir la capacidad necesaria para vivirla.

Al mantenerse fiel a las tres Anclas de Misión y vivir estos Valores de Misión, la Arquidiócesis de Denver está unificando visión, lenguaje y dinamismo. El resultado es una Iglesia local que, realista ante los retos, confía en el Señor que la envía.

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