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Fátima: Mensaje para nuestro tiempo

Hace más de cien años, la Virgen María se apareció a tres pastorcitos en Fátima, Portugal, con un mensaje crucial para el siglo pasado y sus peligros inminentes. Aunque muchos de estos acontecimientos parecen ya parte de un pasado lejano, su mensaje no es por ello irrelevante. La Jornada Mundial de la Juventud en Portugal nos brinda la oportunidad de reflexionar una vez más sobre aquello que la Virgen pidió de nosotros en tiempos de crisis y persecución.

¿Qué sucedió en Fátima?

Las apariciones a los tres pastorcitos —Lucía dos Santos y Francisco y Jacinta Marto— comenzaron en la primavera de 1916. Sin embargo, fue primero un ángel quien se les apareció en tres ocasiones mientras jugaban en el campo.

Les dijo que a Dios le agradaba cuando ellos ofrecían sus sufrimientos, pues Dios los recibía para la conversión de los pecadores. También les pidió que rezaran con frecuencia la oración: “¡Dios mío, yo creo, adoro, espero y te amo! ¡Te pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan y no te aman!”.

Las apariciones de la Virgen María comenzaron ocho meses después, el 13 de mayo de 1917, cuando Lucía, Francisco y Jacinta tenían 10, 9 y 11 años respectivamente.

La Virgen les pidió que se ofrecieran completamente a Dios y sobrellevaran todos los sufrimientos que él les mandara “en reparación por todos los pecados que lo ofenden y la conversión de los pecadores”.

La siguieron viendo una vez al mes en el mismo lugar. En ese tiempo la Virgen les reveló que Francisco y Jacinta pronto serían llevados al cielo, pero que Lucía se quedaría para contar la historia de las apariciones.

El 13 de julio, Nuestra Señora les reveló a los niños los tres “secretos”. Pidió a los niños que rezaran el rosario diariamente por la paz en el mundo y que después de cada misterio dijeran: “¡Oh, Jesús mío, perdónanos, líbranos del fuego del infierno, lleva al cielo a todas las almas especialmente a las más necesitadas!”.

Para probar la autenticidad de las apariciones, la Virgen prometió un milagro en su última aparición. El 13 de octubre de 1917, una multitud de 70 000 personas presenció el famoso “milagro del sol”, en el que vieron al sol “danzar”.

El “secreto” de Fátima

Los llamados “secretos” de Fátima son en realidad un solo mensaje dividido en tres partes. La tercera parte, o el “tercer secreto”, no se publicó hasta el año 2000 a petición del papa san Juan Pablo II. Ese año el Vaticano publicó las tres partes del secreto “íntegramente”, es decir, en su totalidad, en el documento titulado “El mensaje de Fátima” de la Congregación para la Doctrina de la Fe disponible en el internet. El documento —que da contexto a los mensajes y contiene una interpretación aprobada de ellos— está firmado por el cardenal Joseph Ratzinger, entonces prefecto de la Congregación y el futuro papa Benedicto XVI.

Primera parte: visión del infierno

El primer secreto fue una visión del infierno. La Virgen les mostró a los niños “un gran mar de fuego”, donde muchos demonios y almas sufrían gravemente. Los pastorcitos temblaban de miedo y solo pudieron soportar la visión gracias a que la Virgen ya había prometido que los llevaría al cielo.

Segunda parte: salvación de pecadores, guerras, Rusia

Después de mostrarles el lugar a donde van las almas de los “pobres pecadores”, Nuestra Señora dijo que, para salvarlas, Dios quería establecer en el mundo la devoción a su Inmaculado Corazón. Sin embargo, si las personas no dejaban de ofenderlo, comenzaría otra guerra peor.

Para impedirla, pidió la consagración de Rusia a su Inmaculado Corazón y la práctica de la comunión reparadora los primeros sábados del mes. De no hacerse, Rusia esparciría “sus errores por el mundo, promoviendo guerras y persecuciones a la Iglesia”. Aún así, prometió que al final su Inmaculado Corazón triunfaría.

Tercera parte: penitencia, persecución, santo padre

La tercera parte fue otra visión. Los niños vieron a un ángel “con una espada de fuego”. Parecía que sus llamas incendiarían el mundo, pero el esplendor de la Virgen lo prevenía. El ángel, apuntando a la tierra, gritaba: “¡Penitencia, penitencia, penitencia!”.

Luego vieron al santo padre seguido por obispos, sacerdotes y religiosos y religiosas. El papa atravesó con gran dolor una ciudad en ruinas y oraba por las almas de los cadáveres que encontraba en el camino. Él y sus seguidores subieron un monte que tenía una gran cruz en la cima. Al llegar a la cima, el papa se arrodilló y fue asesinado “por un grupo de soldados que le dispararon varios tiros”. Las personas que lo seguían corrieron la misma suerte.

Entre tanto, dos ángeles recogían la sangre de los mártires que caía de la cruz y “regaban con ella las almas que se acercaban a Dios”.

Interpretación del “secreto”

El cardenal Ratzinger ofreció una interpretación aprobada del secreto de Fátima en el documento mencionado anteriormente. Aunque sugiere que no es la única interpretación posible, debemos recordar lo que la hermana Lucía dijo acerca del tercer secreto: “Yo he escrito lo que he visto; no me corresponde a mí la interpretación, sino al papa”.

Primeras dos partes

Tal como la hermana Lucía aseguró, en comunicación con el papa Juan Pablo II, los secretos se refieren “sobre todo a la lucha del comunismo ateo contra la Iglesia y los cristianos, y describe el inmenso sufrimiento de las víctimas de la fe en el siglo XX”.

Lo que puede resultar sorprendente es la solución que la Virgen ofrece para salvar almas y traer la paz: la oración, la penitencia y la devoción a su Inmaculado Corazón. Ser devotos del Inmaculado Corazón de María significa adoptar la misma actitud de corazón que María nos enseña en su fiat —“hágase tu voluntad”— y convertir esta actitud en el centro de nuestra vida.

Después de que san Juan Pablo II consagrara el mundo al Inmaculado Corazón en mayo de 1984, la hermana Lucía aseguró que la petición de Nuestra Señora se había cumplido. Sin embargo, el papa Francisco consagró explícitamente Rusia y Ucrania al Inmaculado Corazón de María en el 2022.

Tercera parte

La tercera parte del secreto es enormemente simbólica. Encontramos como mensaje central una llamada a la penitencia, a la conversión, a la reparación por nuestros pecados. La espada de fuego representa el juicio que se avecina. El cardenal Ratzinger alude a la posibilidad de que sea un símbolo de las armas nucleares, que literalmente tienen la capacidad de prender fuego al mundo.

La escena de la ciudad en ruinas representa la historia de la humanidad, cuya guía y meta es la cruz. También representa el siglo pasado, un siglo de guerras mundiales, de muerte y persecución a la Iglesia.

Juan Pablo II se vio reflejado en la imagen del papa martirizado. El intento de homicidio que milagrosamente sobrevivió el 13 de mayo de 1981 sucedió en el aniversario de la primera aparición de la Virgen de Fátima. Después diría: “Una mano materna guio la bala”. En otras palabras, consideró que Nuestra Madre lo había salvado de la muerte que había sido profetizada para él en Fátima.

Sobre las revelaciones “privadas”

Es importante destacar lo que el cardenal Ratzinger resalta sobre las revelaciones “privadas” como las de Fátima. La Iglesia no exige que los fieles crean en ellas, aunque hayan sido aprobadas por la Iglesia, ya que no forman parte de la Revelación pública. La Revelación pública es lo que Dios reveló a través de las Escrituras y la Tradición, y terminó con la muerte del último apóstol. Cuando la Iglesia aprueba una revelación «privada», simplemente está afirmando que el mensaje no contiene nada contrario a la fe y la Tradición, y que los fieles pueden aceptarla con prudencia.

Aún así, aunque no estamos obligados a aceptar las revelaciones “privadas” aprobadas por la Iglesia, esto no significa que debamos descartarlas fácilmente. Son una ayuda que se nos ofrece para vivir mejor la fe en el momento presente, aunque no sea una ayuda que estamos obligados a utilizar.

Fátima para hoy

Aunque el mensaje de la Virgen de Fátima parece referirse a eventos del pasado, su contenido aún es relevante en nuestro día. Los errores del comunismo aún siguen con vida e incluso se han fortalecido en nuestra cultura y en otras partes del mundo. La persecución cristiana sigue en aumento y miles de personas abandonan la fe cada año. Reflexionemos sobre cómo el mensaje de Fátima nos ayuda hoy día a vivir nuestra vocación.

Esperanza

Nuestra Señora de Fátima vino a darnos un mensaje de esperanza. Advirtió que habría guerras, muerte y persecución. Sin embargo, no pidió nada que sobrepasara nuestras habilidades. Al contrario, nos recordó que la oración, el ofrecimiento de nuestros sufrimientos y nuestra propia conversión son armas poderosas que pueden cambiar el rumbo de la historia.

Salvación de las almas

La Virgen pidió que no fuéramos indiferentes a las “pobres almas”, sino que nos preocupáramos por su salvación. No sabemos quiénes son, pero bien podría referirse a las personas más cercanas. Así pues, que nuestra oración por ellos vaya acompañada de nuestro testimonio de vida, de nuestra propia conversión, para que descubran a Cristo, el único que puede salvarlos.

Penitencia y conversión

Debemos pedir a Dios la virtud de la penitencia y practicarla. Esta virtud no solo nos permite abandonar el pecado, sino también odiarlo porque ofende a Dios. Nos impulsa a hacer reparación por nuestros pecados y nos lleva a una verdadera conversión.

Ofrecimiento de sufrimientos

El ángel recordó a los pastorcitos lo mucho que le agrada a Dios cuando ofrecemos nuestros sufrimientos, pues los recibe para la conversión de los pecadores. Es una invitación a ser un “sacrificio vivo” agradable a Dios, tal como san Pablo nos lo pide (Rm 12,1).

Devoción al inmaculado corazón

Tener una devoción al Inmaculado Corazón de María implica imitar sus virtudes. Ella es el ejemplo perfecto de lo que significa ser un discípulo de Jesús. Ella nos enseña a unirnos a los sufrimientos de Cristo para participar también en su plan de salvación.

Rosario diario

La Virgen de Fátima nos pidió rezar el rosario todos los días. ¿Cómo olvidar su promesa de dar paz al mundo a través de esta práctica? Solo toma 20 minutos al día. Lo podemos hacer mientras cocinamos, conducimos al trabajo, nos duchamos o nos preparamos para dormir.

Comunión reparadora

La práctica que la Virgen pidió consiste en recibir la comunión el primer sábado del mes en reparación por las ofensas del mundo. Esto incluye también confesarse ocho días antes o después, rezar el rosario y meditar por 15 minutos sobre los misterios del rosario.

Visión bíblica del mundo

Nuestra Señora de Fátima nos enseña a ver la historia del mundo desde la historia de la salvación. A pesar del sufrimiento, Dios y el Inmaculado Corazón de María triunfarán. Sin embargo, Dios nos llama a colaborar en su plan de salvación en nuestra vida diaria. Nos llama a ser verdaderos discípulos y a seguir el ejemplo de su Madre María.

 

Este artículo fue traducido del inglés y se publicó en la edición de la revista de El Pueblo Católico titulada «Fátima: Mensaje de esperanza». Lee todos los artículos o la edición digital de la revista AQUÍ. Para suscribirte a la revista, haz clic AQUÍ.

 

Vladimir Mauricio-Pérez
Vladimir Mauricio-Pérez
Vladimir Mauricio-Pérez fue el editor de El Pueblo Católico y el gerente de comunicaciones y medios de habla hispana de la arquidiócesis de Denver.
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