La Arquidiócesis de Denver apoya al pueblo de Israel y a todas las personas perjudicadas por esta guerra. Unámonos a la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos (USCCB) y al patriarca católico latino de Jerusalén en su llamado a un día de oración y ayuno el martes, 17 de octubre, por la paz y la reconciliación en Tierra Santa.
La violencia no es un acto religioso y no puede considerarse como algo que proviene de Dios. Hombres, mujeres y niños inocentes están muriendo mientras Hamás se esconde detrás de sus atrocidades. Este mal profundo afecta cada rincón de su patria y toca a toda su población, incluso a la comunidad cristiana tanto en Israel como en Palestina. A raíz de estos ataques, se debe dejar de lado la política. El papa Francisco dice: “Medio Oriente no necesita la guerra, sino la paz, una paz construida sobre la justicia, el diálogo y el valor de la fraternidad”.
Así pues, oremos humildemente para que el amor y la paz de Jesús consuelen a todos los que viven en medio de las atrocidades de la maldad presente. Que su luz perpetua brille en los corazones de los que se encuentran con miedo, de los que están afligidos y de todos los que todavía sufren la furia de una oscuridad impensable que ha asolado sus tierras. Que todos encuentren consuelo en saber que Dios está a su lado en estos momentos mientras nuestras oraciones se elevan por un pronto fin a toda la aflicción causada por esta guerra.
Y a nuestros amigos de la Liga Antidifamación (ADL, por sus siglas en ingles), que estuvieron junto a nuestros fieles en tiempos de gran injusticia, nuestros corazones, tristeza y dolor están con ustedes ahora y siempre.
