Este 23 de Agosto a las 10 a.m. acontecerá un evento histórico en la Catedral de la Inmaculada Concepción en Denver: seis hombres, cuya lengua principal es el español, serán ordenados como diáconos por el Arzobispo Aquila, después de llevar el programa de preparación que se efectuó por primera vez en este idioma. Ellos forman parte de la promoción más numerosa de diáconos de habla hispana.
El diácono Andrew Usera, quien se encargó de la coordinación, así como la identificación y traducción del programa en español, señaló que los futuros diáconos son en su mayoría hispanos de primera generación, lo que será de gran ayuda para el apostolado. “En algunas parroquias, comparte el diácono Usera, más de la mitad de la feligresía es hispana, y tienen como primera lengua el español”, esto, continuó el diácono “es una gran responsabilidad para los que se ordenarán”.
Actualmente, la Arquidiócesis de Denver cuenta con aproximadamente 12 diáconos hispanos, en agosto serán 18, “esta promoción de futuros diáconos constituye un tercio del total de diáconos de habla hispana”, acotó el diácono Usera.
Todos los futuros diáconos provienen de México. Cada historia vocacional fue muy particular, y constituye un tesoro para cada uno de los hombres que la vivió. Arturo Araiza, casado, de 43 años, y miembro de la Parroquia St. Anthony of Padua, en Denver, descubrió su llamado al diaconado poco a poco, a lo largo de 20 años. La ayuda de amigos diáconos y sacerdotes fue muy importante para él, así como la de su esposa. “Entendí que Dios quiere que lo sirva en los marginados, en los que sufren de adicciones, y me pide amar a los más indefensos”, compartió.
José Antonio Rodríguez, por otra parte, es originario de Chihuahua, tiene 47 años y es soltero. Pertenece a la parroquia de St. John the Baptist, en Longmont. Comparte que antes de descubrir su vocación al diaconado, llevaba una vida muy mundana: “Todo lo que hacía era por mí mismo”. Eso cambió en un retiro de la renovación carismática, en el que “tuve la experiencia de tener el gran encuentro con un Jesús vivo, desde ese momento sentí la necesidad de entregarme totalmente a Él”.
Para Mario Vielma, de la parroquia Holy Cross, en Thornton, su vocación se aclaró mientras servía en el movimiento de Cursillos de Cristiandad, “allí me di cuenta de la gran necesidad que hay de servidores para el Pueblo de Dios”, dijo Vielma.
Mientras que Roberto Cuevas, agradece a las oraciones, a su párroco y a la compañía de otros diáconos por haberlo ayudado a descubrir su llamado de servir más de cerca al Señor. Él pertenece a la parroquia Ascension, en Montbello.
También se ordenarán ese día: Antonio Guerrero, de la parroquia Saint Dominic, Denver, quien descubrió su vocación con la ayuda de su esposa y Pedro Mota de Our Lady of Peace, Greeley.
