El pasado 22 de enero, en el 50 aniversario de Roe v. Wade, defensores de la vida y fieles se reunieron en la Catedral Basílica de la Inmaculada Concepción en una Misa para celebrar la anulación de Roe el año pasado como resultado del caso Dobbs vs. Jackson Women’s Health. A pesar de la alegría por tal decisión, en la celebración también se recordó a los millones de vidas inocentes que se han perdido por el mal del aborto.
El arzobispo Samuel J. Aquila fue el celebrante de la sagrada liturgia. Además de reconocer la dignidad de los más vulnerables en el útero, el arzobispo relacionó en la homilía la aceptación y defensa generalizada del aborto en nuestra cultura con el hecho de que hemos olvidado que estamos hechos a imagen y semejanza de Dios.
“Todo ser humano, lo sepa o no, lo crea o no, está creado a imagen y semejanza de Dios”, dijo el arzobispo durante su homilía. “Cada ser humano: incluyendo a nuestros enemigos, los que nos persiguen, los que se han apartado de la Iglesia, los que han aceptado todas las ideologías que hay, los que nos odian. Sí, estamos llamados a amarlos, porque eso es lo que enseñó Jesucristo. Es reconocer la dignidad de todo ser humano”.
También pidió a los cristianos dar el ejemplo cuando se trata de reconocer la dignidad inherente a cada ser humano: los cristianos deben ayudar a quienes no ven su propia dignidad a reconocerla.
“Ya sea la persona sin hogar, el inmigrante, la mujer embarazada fuera del matrimonio, las prostitutas o los presos, o los asesinados: estamos llamados a ver su dignidad, porque ellos mismos no la ven”, dijo.
Esta falta de dignidad es especialmente frecuente entre las mujeres, explicó el arzobispo. En medio de la invasión en redes sociales, la oleada de imágenes y productos de belleza vendidos a las mujeres y la influencia de las celebridades, es posible que las mujeres hayan creído la mentira de que deben lucir de cierta manera para ser bellas, lo que las despoja de su dignidad.
“Hijas mías, ustedes son hermosas”, insistió el arzobispo. “Eres hermosa ante los ojos de Dios. No hagas caso a las mentiras de la cultura que te quitan la dignidad de mujer”.
El arzobispo hizo hincapié en el papel que juegan los hombres en este despojo de la dignidad y agregó: «Nosotros, como hombres, debemos examinar nuestras vidas para ver cómo tratamos y vemos a las mujeres».
También subrayó que, en el panorama cultural posterior a Roe, existe una gran oportunidad para que la Iglesia y el movimiento provida acompañen y apoyen a las mujeres con embarazos inesperados. A nivel local, este trabajo se lleva a cabo diariamente en lugares como las clínicas Marisol Health, Bella Health and Wellness, Gabriel House y el refugio Smith Road Women’s Shelter, pero no se limita a estos lugares.
“Nosotros también debemos ser quienes ayuden a las mujeres en crisis de embarazo”, dijo el arzobispo. “Estamos llamados como Iglesia y como pueblo a cuidar de las mujeres, no a condenarlas, sino a tratarlas con amor y respeto, sin importar lo que hayan vivido”.
Este amor solo puede ser compartido si primero lo recibimos de Dios y recordamos que “primero pertenecemos a Jesucristo”, subrayó el prelado. Es en su amor que los problemas del mundo, incluido el mal del aborto, se resolverán.
“Hermanas y hermanos, reciban el amor que él les tiene”, concluyó el arzobispo Aquila. “Esto lo cambia todo. Él, y solo él, es la respuesta a todos los problemas del mundo”.
