El martes 1 de abril, el Cardenal Sean O’Malley, de Boston, celebró una Misa en la frontera de Estados Unidos con México, cerca de Nogales, en Arizona con el fin de rezar por los cerca de 6,000 inmigrantes que han muerto en el desierto de los Estados Unidos, desde 1998. Según el Arzobispo Samuel Aquila, de Denver, “la presencia del Cardenal O’Malley es un oportunidad de recordar el sufrimiento humano causado por un sistema de inmigración estropeado, que no funciona, y que desafortunadamente es ignorado con mucha frecuencia en el debate nacional sobre inmigración”.
En un comunicado, el Arzobispo Aquila dijo: “Nosotros olvidamos que el inmigrante es generalmente manipulado por organizaciones criminales, que les prometen una mejor vida. Quisiera que todos pensemos particularmente en los 30,000 niños que cada año tratan de cruzar la frontera, por su propia cuenta y sin compañía. No podemos imaginar los sufrimientos que este grupo especialmente vulnerable, atraviesa”.
En el mismo documento, el Arzobispo de Denver dijo que se une al Cardenal O’Malley y a los otros obispos presentes en la frontera con sus oraciones “por los inmigrantes y sus familias, que han arriesgado todo, y atravesado por sufrimientos indecibles, en la esperanza de alcanzar mejores oportunidades para ellos y sus familias”.
“Pido a los fieles del Norte de Colorado que recen hoy por aquellos que han perdido sus vidas, intentando cruzar la frontera, y por las familias que han quedado atrás”, instó el Arzobispo.
Finalmente, el Arzobispo de la Arquidiócesis de Denver, en la que vive una amplia población de inmigrantes, concluyó alentado a todos: «Recemos también por nuestros políticos para que, más allá de la retórica de partidos, busquen reformas a nuestro sistema de inmigración que aseguren la dignidad y un justo trato a los inmigrantes».
