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Parroquia Holy Name da la bienvenida a nuevo sacerdote y dos laicos consagrados

El 25 de enero fue un día importante para los miembros del Sodalicio de Vida Cristiana que viven y sirven en la parroquia de Holy Name en Sheridan, Colorado, pues además de celebrar la ordenación sacerdotal de uno de sus miembros, presenciaron de igual manera la profesión perpetua de dos laicos consagrados de la sociedad.

“Ha sido un tiempo de muchas bendiciones”, dijo el padre Daniel Cardó, párroco de la parroquia Holy Name y sacerdote sodálite. “Si bien todos experimentamos los desafíos de nuestro tiempo, tanto en el mundo como en la Iglesia, es un gran consuelo ver tan de cerca cómo Dios sigue llamando y cómo las personas siguen respondiendo. Todo esto ha traído una gran alegría a nuestra comunidad”.

El recién ordenado padre Juan Fernando Sardi habló sobre la importancia del don del sacerdocio que por tanto tiempo había esperado.

“[Esto] significa todo para mí”, aseguró. “¡Llevo casi 20 años esperando este momento! Sé que muchas cosas van a cambiar y tengo un poco de miedo. Pero, al mismo tiempo, sé que el Señor, que me llama, me dará la gracia que necesito para responder”.

“Estoy convencido de que estoy aquí no solo por mí, o por mi ‘sí’ al Señor, sino también por algunas de las personas amables y generosas que Dios ha puesto en mi camino; personas que habían respondido al Señor antes que yo, y a través de su ‘sí’ aprendí también a decir ‘sí, fiat‘, siguiendo su ejemplo; también se debe a las oraciones de muchas otras personas. Estoy muy agradecido con ellos y con el Señor por ponerlos en mi camino”, dijo el nuevo sacerdote.

Reflexionando sobre su nuevo ministerio sacerdotal, el padre Juan añadió: “Ser sacerdote no es solo ‘para mí’, sino, sobre todo, para los demás. Estoy llamado a servir, a convertirme, de una manera misteriosa que me supera, en un signo del Señor, un recordatorio de que Dios no se ha olvidado de nosotros, que está presente en nuestra vida cotidiana. Realmente espero poder ayudar a Dios en eso. Esa es mi vocación. El sacerdocio es un ministerio, un servicio al pueblo de Dios”.

No cabe duda de que el padre Juan Fernando estará ocupado con el ministerio y el servicio en la parroquia de Holy Name. Durante varios años el padre Daniel ha sido el único sacerdote de la creciente parroquia, lo que le ha generado un desafío ministerial. Ahora, con la ayuda de su hermano sacerdote, el padre Daniel se alegra de poder servir mejor a la comunidad.

“¡Indudablemente me alegra tener a otro sacerdote en Holy Name! El Señor ha sido muy bueno y la parroquia ha crecido mucho, no solo en número sino también en todo tipo de eventos. Contar con una ayuda sacerdotal será de gran compañía y al mismo tiempo nos permitirá servir mejor a la parroquia. Podremos ofrecer más confesiones y estar más disponibles para retiros y otros eventos, lo cual era más difícil cuando yo era el único sacerdote. También podremos servir más a la comunidad hispana de nuestro territorio parroquial, sobre todo a través de una Misa semanal en español”.

Además de la ordenación del padre Juan Fernando, la comunidad sodálite celebró las promesas perpetuas de Chris Lanciotti y Phil Couture, las cuales profesan su compromiso de plena disponibilidad al apostolado durante toda la vida.

“Para mí, haber hecho mi profesión perpetua significa que Dios me ama más de lo que jamás podría imaginar, lo suficiente como para darme la gracia de perseverar hasta este momento”, compartió Chris, reflexionando sobre su profesión. “Significa que ama a la Iglesia y quiere enviar a los débiles y heridos a servir en su nombre. Estoy muy agradecido de que Dios me haya llamado de nuevo a servir en mi diócesis de origen. ¡Es realmente una bendición!”.

“Solía pensar que mi profesión perpetua era el sello de mi perseverancia y fidelidad, pero esa opinión se ha invertido”, dijo Phil. “Ahora me doy cuenta de que es realmente una prueba de la fidelidad de Dios hacia mí. Mi vocación solo es posible porque él ‘me amó y se entregó por mí’, y mi profesión demuestra que mi vida no es mía porque le pertenece a él. Mi vida, mi llamado, es prueba de que ‘su misericordia perdura para siempre’”.

“No necesitamos hacer cosas asombrosas o cosas extraordinarias”, concluyó el padre Juan. “Solo es necesario vivir —como decía san Juan Pablo II— de tal manera que hagamos las cosas ordinarias de manera extraordinaria. Y ese ‘camino extraordinario’ es el camino del amor, del amor de Dios… Nadie puede dar lo que no tiene. Entonces yo diría que el primer paso siempre consiste en aprender y esforzarse por conocer y recibir el amor de Dios. Mucha gente piensa que eso es obvio, pero en mi experiencia esta es una de las cosas más difíciles de la vida cristiana: entendernos como hijos e hijas amados de Dios, amados de una manera muy específica y particular por Dios”.

En conclusión, el padre Daniel agregó que este triple hito vocacional es para él una confirmación de lo que debería ser lo más importante para el cristiano: “Me reafirma en la certeza de que debemos combatir la tentación de preocuparnos por los grandes problemas que existen con el simple esfuerzo de vivir con amor nuestra vida cotidiana concreta y servir a quienes realmente podemos servir”.

Este artículo fue traducido y adaptado del original en inglés por El Pueblo Católico.

André Escaleira, Jr.
André Escaleira, Jr.
André Escaleira es el editor interino de Denver Catholic y El Pueblo Católico, y el gerente de medios digitales para la arquidiócesis de Denver. Nacido en Connecticut, André se mudó a Denver en 2018 para servir como misionero con Christ in the City, donde servió por dos años.
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