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viernes, abril 26, 2024
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Planificación natural, ¿contracepción católica?

¿Son efectivos los métodos de planificación natural? ¿Cómo es posible que en pleno siglo XXI existan parejas que no usan métodos anticonceptivos? ¿Por qué la Iglesia sigue diciendo que usarlos es pecado? Estas son algunas de las preguntas que se hacen quienes desconocen las muchas riquezas que trae este método de regulación de fertilidad.

En diferentes parroquias de Denver y sus alrededores, existen varias parejas que se dedican a la enseñanza de la Planificación Natural Familiar. El pasado 8 de febrero la Arquidiócesis ofreció a estos profesores una cena de agradecimiento por su labor en el Centro San Juan Diego.

Estuvo presente el arzobispo monseñor Samuel Aquila, quien les alentó en la labor que realizan, la cual repercute en el bien de muchas familias.

El Arzobispo admitió durante su discurso que muchos podrían preguntarse qué tendría que opinar un hombre célibe sobre este tema, a lo que él mismo respondió: “La Iglesia tiene muchas cosas positivas que decir acerca del don de nuestra sexualidad”.

Monseñor Aquila en su discurso sobre la Planificación Natural

Monseñor Aquila dijo que la planificación natural hay que entenderla dentro de la Teología del Cuerpo, escrita y promovida por San Juan Pablo II, la cual muestra la dignidad del hombre como ser creado a imagen y semejanza de Dios. De lo contrario, se puede correr el peligro de que estos métodos queden reducidos al concepto de “contracepción católica”.

El arzobispo dijo también que la Teología del Cuerpo “trae verdadera alegría a las relaciones, matrimonios y amigos”.

“La aproximación de los medios seculares se focalizan casi exclusivamente en el  placer y la autorrealización”, advirtió. Y dijo que cuando esto ocurre, se promueve “la cosificación y  la deshumanización”, haciendo que prime “la gratificación”, en lugar del “intercambio desinteresado de amor”.

“Por esta razón he establecido en las directrices para la preparación para el matrimonio en la Arquidiócesis de Denver, que deben incluir formación sobre la Teología del Cuerpo y el programa de Planificación Natural Familiar NFP”, recalcó el Arzobispo.

 

“La planificación natural ha cambiado nuestras vidas”

EL Pueblo Católico habló con algunas parejas que se siguen y enseñan el programa de Planificación Natural Familiar en esta Arquidiócesis.

Teresa Zaragoza, madre de dos hijos, asiste a la parroquia St. Michael the Archangel en Aurora. Ella confiesa que siempre estuvo interesada en seguir este método pero no supo encontrar información adecuada y por ello.

“Mi esposo era católico pero no practicante y tuvimos muchos problemas porque yo no quería usar métodos anticonceptivos”, dice.

La pareja pidió ayuda al padre Armando, Marsal quien los orientó para que fueran a un curso sobre Planificación Natural Familiar. “El método nos educó tanto a mi esposo como a mí, en el sentido aprendimos que nos debemos ver como seres humanos y no como objetos que se usan, a respetar el cuerpo del otro”, comparte Teresa. “Este método nos ha enseñado a abrirnos a la vida, a preguntarle a Dios qué es lo que quiere que hagamos y a mostrarle nuestra experiencia a los demás por medio de los cursos que ofrecemos”.

Pedro, su esposo, hoy cuenta las bondades que le ha traído usar este método: “Lo recomiendo íntegramente a cualquier persona (…) en mi matrimonio veo un antes y un después”. Pedro comparte también que por medio de la Planificación Natural Familiar ha logrado tener “una comunicación más amplia con mi esposa, que no la tenía antes”.

 

Aprender a amar sin barreras

Rosalba por su parte, tiene 39 años y es madre de tres hijos. Asiste a la parroquia St. Mary en Greeley  y dice que recomienda este método “a todos los matrimonios católicos o no católicos”

“La Planificación Natural Familiar me ayuda a espaciar los nacimientos de mis hijos, a aceptarlos como una bendición pero también a estar abierta a la vida porque no uso ninguna barrera, uso las fases en que estoy infértil y sé que hay un pequeño porcentaje siempre de quedar embarazada”, comparte Rosalba.

Su esposo Miguel dice que lo que más aprecia de este método es que le ayuda a ver a Rosalba como “la compañera de camino que Dios me ha entregado para que me ayude a llegar al cielo”, mientras que con los métodos anticonceptivos existe siempre el riesgo de ver a su esposa “más como un objeto sexual”.

Con su labor evangelizadora, estas parejas aportan donando su grano de arena que marca la diferencia una sociedad,  que monseñor Aquila supo describir en su discurso: “Una simple mirada a nuestro alrededor revela la triste verdad: muchas personas están solas en la oscuridad, buscando el amor sin poder encontrarlo. Necesitamos proclamar de manera más fuerte y persistente: Dios tiene el mejor, el más rico y el más completo plan para la felicidad de los esposos”.

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