Se acerca el 12 de diciembre, y las notas de las mañanitas empiezan a resonar en los corazones de miles de devotos que se preparan para celebrar la Fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe, quien hace casi 5 siglos se apareció al indio San Juan Diego en el Tepeyac, logrando la conversión de millones de hombres y mujeres del nuevo mundo.
Se trata de una devoción que si bien comenzó en lo que luego sería México, a raíz de la milagrosa aparición de la Virgen que dejó plasmada su imagen en la tilma de San Juan Diego, hoy devoción se vive en el mundo entero. De ahí que anualmente, cerca de 20 millones de personas visiten la Villa de Nuestra Señora, en ciudad de México. Así lo compartió con El Pueblo Católico, Marcela Vallecillo Gómez, Responsable de Comunicación Social de la Basílica de Guadalupe.
Cifra récord
Según Marcela, más o menos 20 mil personas al día, provenientes de todo el mundo, llegan a la Basílica como peregrinos o visitantes, “pero a medida que se acerca la fiesta central, el número de gente crece notablemente. El año pasado (2012), por ejemplo, entre el 10 y 12 de diciembre, hubo alrededor de 6 millones de peregrinos; fue una cifra récord”, afirmó Marcela.
Los visitantes provienen del mundo entero. “Últimamente han venido muchos asiáticos, europeos, y norteamericanos. Y claro, los peregrinos de Latinoamérica, ni se diga, pues ellos se sienten en su casa”.
Respecto a las peregrinaciones grupales registradas en libro, dijo que “anualmente son alrededor de 2,300, pero hay muchas más no registradas”.
La Responsable de comunicación de la Basílica, dijo a El Pueblo Católico que se siente bendecida por la posibilidad de trabajar ahí. “Se me hace maravilloso poder transmitir toda esta riqueza del amor de Santa María de Guadalupe a tanta gente de todo el mundo. Es hermoso transmitir esto a ustedes los periodistas porque a su vez, lo pueden llevar a cientos y miles de personas de todo el mundo”, afirmó.
En el tiempo que trabaja allá -7 años-, dijo, “he visto a muchas personas que han sido bendecidas con su presencia, con sus milagros, con su amor”.
Dejarse abrazar
Marcela animó a todos a visitar a la Morenita. Dirigiéndose a aquellos que piensan que creer en la Virgen es una exageración, señaló: “Yo les diría que se dejen abrazar por la Virgen, que vengan, que la vean, que dialoguen con Ella, y se van a sentir abrazados. Ella se acerca y te abraza y no te suelta hasta que puedas sentir su amor. No se pierdan el enorme gozo de su amor, no se pierdan este consuelo y esperanza que da su amor, porque la vida no tiene sentido sin el amor. No dejen de probar lo que les va a dar sentido profundo”, recomendó.
Y son muchos los que se benefician de este amor. “Aquí vienen peregrinaciones de cientos de personas que llegan después de caminar 15 días –dijo Marcela- y les basta un segundo de estar frente a Ella, porque les da un abrazo impresionante, y se van satisfechos, porque es una historia que no es de un minuto sino de toda la vida, y que se ha construido a lo largo de 5 siglos. Esa historia de amor, México la comparte a todo el mundo, y todo el mundo tiene derecho a participar de ella”, aseguró.
Porque es Madre
Finalmente, Marcela compartió el sentido de la frase que distingue el Santuario de la Morenita “¿No estoy yo aquí que soy tu madre? ¿Qué más has menester? No te apene ni te inquiete cosa alguna. ¿No estás en el cruce de mis brazos?” Esta frase está grabada en la fachada principal de la Basílica nueva de la Villa, en ciudad de México.
“Esta frase la dijo Santa María de Guadalupe a San Juan Diego, cuando éste andaba preocupado por la salud de su tío Bernardino”, explicó Marcela. “Es una frase más que consoladora y abrazadora, que te llena el alma y te llena la vida. Así lo dice a cada uno de los mexicanos y a cada uno de los que vienen a conocerla. Les muestra ese enorme amor que acompaña, consuela y guía, y no los deja ir sin que lo experimenten”.
Dejarse guiar por Ella
Vale la pena tomar en cuenta estas palabras, especialmente en este tiempo, pues nos remiten a las del Papa Francisco en el primer domingo de Adviento. En el Ángelus del 1 de diciembre dijo: “Dejemos guiar por Ella que es Madre, es mamá, y sabe cómo guiarnos. Dejémonos guiar por Ella en este tiempo de espera y de vigilancia activa”.
