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viernes, abril 26, 2024
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“Dios quiso quedarse en mi casa”

Cuando llegó el momento para que el diácono Guillermo Bustillos empezara a pensar en su ordenación sacerdotal, le vino a su mente una pregunta: ¿dónde será? Pues él, originario de Chetumal en Quintana Roo, sur de México, servirá a la Arquidiócesis de Denver pero sus padres, que viven en su patria, no podrían viajar por problemas de salud de su padre.

Ordenarse allí con el obispo de su prelatura monseñor Pedro Pablo Elizondo, ordenarse en Denver y que sus padres vieran la ceremonia en vivo por internet eran algunas de las posibilidades.

Pero el director vocacional de la Arquidiócesis de Denver, le dio una noticia que él nunca esperó: El Arzobispo Samuel Aquila sería quien viajaría a Chetumal para ordenarlo sacerdote y que sus padres pudieran estar presentes.

El diácono Bustillos será así ordenado el próximo 9 de julio en la catedral del Sagrado Corazón de Jesús de la prelatura de Cancún – Chetumal. “Mi alegría se volvió mucho más que alegría. Se volvió gozo y gratitud hacia Dios y hacia el Arzobispo, quien ha seguido muy de cerca mi proceso”, comenta emocionado.

 

“Que se haga tu voluntad”

El padre de Guillermo sufrió a finales de 2014 cuatro derrames cerebrales “y por ese motivo tuve que dejar de estudiar un tiempo, pedí un permiso para viajar a acompañarlo cuando yo estaba en mi penúltimo semestre, en exámenes finales”. A su padre tuvieron que hacerle tres cirugías, le abrieron el cráneo para quitarle toda la sangre que se había derramado en su cerebro. “Fueron momentos de prueba que me sirvieron mucho. Le pedí a Dios que no se hiciera lo que yo quisiera sino que se hiciera su voluntad y que si tenía un plan y que fuera a la casa del Padre, me iba a doler pero iba a aceptar”. Hoy su padre lleva una vida normal, trabaja y maneja “para mí es un milagro patente”, asegura.

 

 

Tarde te amé…

Guillermo tenía 30 años, una carrera (ingeniería agrónoma) y dos especialidades en derecho ambiental y derecho agrario. Un día, ya entrada la madrugada, iba manejando solo y se preguntó a sí mismo: “¿Y así quieres vivir toda la vida?”.

“Y sentí un vacío. Pude ver mi futuro aburrido, sin esperanza, entonces en mi interior sentí que faltaba algo pero en ese momento no sabía qué era”, confiesa.

Guillermo le contó a su párroco esta experiencia y él le propuso hacer un discernimiento vocacional que duró tres años. Allí descubrió que Dios lo llamaba a ser sacerdote. “Vi que esto me llenaba. Tuve la oportunidad de realizarme profesionalmente y luego reestructurar mi vida pero no una vida como quería Guillermo sino como me la pedía Cristo”.

Guillermo entró al seminario en 2004. Tenía 34 años. En 2009 se trasladó a Denver porque quería servir a sus compatriotas que viven en este país.  Estudió inglés y teología. En el 2011 regresó a su país para continuar sus estudios en Universidad Pontificia de México donde sacó su bachillerato. Tres años después volvió a Denver.

 

¿Católico o presbiteriano?

Los abuelos paternos de Guillermo eran presbiterianos. En su juventud dejaron el catolicismo. Él recuerda que cuando era pequeño iba a veces a misa con sus padres y otras veces al culto presbiteriano. Era él quien tendría que tomar la decisión de qué camino elegir. Finalmente decidió ser católico. Lo que más le llamó la atención fue “el amor maternal de la virgen, ese Jesucristo misericordioso que lo único que desea es un corazón arrepentido y dispuesto a la conversión”, afirmó Guillermo.

Él encontró en la Iglesia Católica un lugar donde la gente “ama y busca el cambio para construir el reino de Cristo aquí en la tierra y no solo por temor a ser condenado o a ir al infierno”.

 

 

Y luego, sacerdote

Pero además Guillermo vio en los sacerdotes que conocía, algunas cualidades que comenzó a admirar mucho: “su disponibilidad, el trabajo arduo que tenían que hacer y el tiempo que dedicaban a la comunidad, la manera como los atendían. Y recuerda cómo su párroco “iba al hospital y veía a los enfermos, atendía a las familias y a los jóvenes y se daba tiempo para jugar básquet con los jóvenes.

El futuro padre Guillermo servirá en la parroquia Saint Stephen de Glenwood Springs como pastor del ministeiro hispano que tanto le apasiona. Así ve con certeza que Dios cuando lo llamó a ser sacerdote le dijo “Hoy es necesario que me quede en tu casa”.

“El se quiere quedar no solamente en la casa física sino espiritual para que yo viva esa alegría y pueda ayudar a otros a vivirla. Es una alegría saber que tú puedes ser elegido para ser un representante de Cristo aquí entre nosotros”.

Y por ello, a pocos días de ordenarse, dice con toda certeza: “Si volviera a nacer pediría volver a tener la oportunidad de ser sacerdote”.

Con información de Martha Fernández–Sardina.

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