Los obispos de Estados Unidos están instando a los católicos a dedicar el 12 de diciembre, la fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe, a la oración por la difícil situación de los inmigrantes y los refugiados, según un comunicado de la Conferencia Episcopal de Estados Unidos.
«A medida que se aproxima la Navidad, y especialmente en esta fiesta de Nuestra Señora, se nos recuerda cómo nuestro salvador Jesucristo no nació en la comodidad de su propia casa, sino en un pesebre desconocido», dijo el cardenal Daniel DiNardo, arzobispo de Galveston-Houston y recién elegido presidente de la Conferencia Episcopal Estadounidense. «A todas las familias separadas y lejos de casa en tiempos de incertidumbre, nos unimos a ustedes en una oración por la comodidad y alegría esta temporada de Adviento.»
Los católicos están invitados a ofrecer oraciones, particularmente el Rosario.
«Muchas familias se están preguntando cómo los cambios en la política de inmigración podrían impactarlos», agregó el arzobispo de Los Ángeles y vicepresidente de la Conferencia Episcopal Estadounidense monseñor José Gomez. «Queremos que sepan que la Iglesia está con ellos, que se ofrecen oraciones en su nombre y que se está monitoreando activamente los acontecimientos a nivel diocesano, estatal y nacional para poder ser un defensor eficaz en su nombre».
A continuación les ofrecemos las oraciones por los inmigrantes que los fieles pueden utilizar al rezar el rosario el 12 de diciembre.
Misterios gozosos
La Anunciación – encarnación (Lc. 1,29-32) “No temas”, le dijo el Ángel Gabriel a María. Cuando nos enfrentamos al cambio en nuestras vidas, es difícil no temer. Para el inmigrante y para el refugiado, el cambio puede requerir dejar a la familia, a los amigos y al hogar. Cuando hacemos espacio en nuestras vidas para dar la bienvenida a los recién llegados, cambiamos nosotros también. Oremos por la gracia del amor, que expulsa todo temor.
La Visitación de María a su prima Isabel (Lc. 1,39-45) Durante su embarazo, María fue una mujer en continuo movimiento. Ella viajó para visitar a su prima Isabel en una región montañosa. Hoy en día, millones de mujeres -a menudo embarazadas o con niños pequeños- se ven obligadas a huir de sus hogares. Oremos por la gracia de la hospitalidad, para darles la bienvenida a nuestro país y a nuestros hogares como Isabel recibió a María.
El Nacimiento de Jesús—Lucas 2,1-7; (Mt. 2,13-15) Jesús nació como inmigrante. Belén no tenía espacio, no le daba bienvenida a los forasteros, así que Jesús nació en un establo. La ira del rey Herodes convirtió a Jesús y su familia en refugiados. Hoy, emigrantes y refugiados siguen siendo obligados a salir de sus hogares por la pobreza, la guerra, los desastres y la opresión. Oremos por la gracia de la caridad, para ofrecerles comodidad y consuelo.
La Presentación de Jesús en el Templo (Lc. 2,22-38) Simeón y Ana crearon una comunidad de bienvenida cuando la Sagrada Familia vino al templo. Ellos fueron recompensados con el reconocimiento de haber visto al Santo de Dios. Hemos sido desafiados a crear comunidades de bienvenida en nuestras propias iglesias. Oremos por la gracia de reconocer a Jesús presente en cada inmigrante y refugiado.
El Hallazgo del Niño Jesús en el Templo (Lc. 2,41-50) ¡Cuan frenético habría sido para María y José haber descubierto que el niño Jesús estaba desaparecido y cual habrá sido su alivio al haberlo encontrado! Hoy en día cientos de miles de refugiados son “menores no acompañados” -niños que no son buscados ni encontrados por sus padres. Oremos por la gracia de encontrar hogares y familias amorosas para ellos, como haríamos por el mismo Jesús.
