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viernes, abril 26, 2024
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Quinceañera: un reto y una oportunidad de evangelización

Vestido, fiesta, chambelanes, amigos, sueños, misa, peinado, zapatillas, fotos, familia, acción de gracias, tradición, tiempo de transición, música, pureza, madurez, sexo, estatus social, dinero, libertinaje. Estas fueron algunas de las respuestas más comunes de jóvenes y madres hispanas cuando les pedimos que mencionaran 3 ideas relacionadas a la palabra “quinceañera”. 

Todas estas ideas expresan una realidad: la celebración de los quince años ofrece una excelente oportunidad pastoral, pero a la vez plantea serios retos de evangelización.

Empecemos con los desafíos
La celebración muchas veces se ve teñida de un ambiente mundano y materialista, y está cargada por un exceso de publicidad y consumismo, donde a más pomposa la fiesta y el vestido, mejor rango en la sociedad demuestras tener.
Esta tradición es todo un evento, y los gastos que genera son preocupantes. Los padres necesitan ahorrar, a veces por años, para poder costear la fiesta de los quince años, llegando incluso a dejar de pagar las hipotecas de sus casas o usar un presupuesto que va más allá de lo que ellos podrían costear.
Algunos se preguntarán ¿Por qué arriesgar la economía del hogar en una fiesta? Muchos padres no lo hacen simplemente por una cuestión de estatus o de buen nombre, sino porque de alguna u otra manera han caído en la trampa del mercado, que usa este cándido mensaje para poder sacar el jugo a la fiesta: “Haga realidad los sueños de su hija”.
Sin embargo el desafío más grande y peligroso se ve relacionado con el tema de la pureza. El mundo y la anticultura bombardean a las jovencitas con la falsa idea de que “ahora que pasan a ser mujeres, están listas para tener relaciones sexuales”, convirtiéndolas así en un objeto sexual.

Una respuesta cristiana
La Iglesia que es madre, ha visto estas necesidades y ha buscado responderlas a través de diferentes programas de preparación, viendo en esta tradición, una excelente posibilidad de evangelización. Parroquias de Colorado, como Ascension, Holy Rosary, St. Joseph, St. Clare of Assisi– en Edwards y St. Mary en Eagle, entre muchas otras, ofrecen preparación para que las adolescentes puedan vivir sus 15 años de una manera católica.
La web de la Conferencia Episcopal de Estados Unidos- USCCB por sus siglas en inglés- señala, que esta tradición hoy en día guarda símbolos y significados de origen profundamente cristiano.
“Usualmente, la familia pide una Misa o una bendición en la iglesia. Al hacerlo, los padres reconocen que su hija ha llegado a la edad de la razón, que ya es capaz de tomar más responsabilidad.  Ellos ven la Misa de los quince años como una manera de darle gracias a Dios por la bendición de la vida de su hija; buscan la bendición del Señor y su orientación para ella al comenzar esta etapa como adulta”, explica la USCCB.
Por su parte, el Padre Jorge Rodríguez, Vicerrector del Seminario diocesano de Denver St. John Vianney, señala elementos interesantes de esta tradición: “Un momento de familia con Dios en torno a la mesa Eucarística; ocasión para reflexionar en el don de la vida y darle gracias a Dios; oportunidad para meditar en el sentido y vocación en la vida y encomendárselo a Dios; aprender a vivir los momentos importantes de la vida con Dios y no solamente en un modo mundano”.
Christian Meert, fundador del programa Catholic Marriage Preparation y de Agape Catholic Ministries, ha desarrollado también un interesante programa usado por diferente parroquias de la arquidiócesis. Se trata de un programa online que busca responder a estos desafíos ofreciendo formación espiritual y moral para estas jóvenes.
Carmen Chávez, una de las tutoras de este programa que se viene encargando de la implementación del mismo al idioma español, señaló que al ser este un programa interactivo por internet, con una tutora que brinda atención personalizada a la joven durante todo el proceso, lo hace muy atractivo.

Meert señala que “planteamos esta fiesta como una celebración de acción de gracias, que permite reconocer que todo viene de Dios. Ofrecemos además la oportunidad para que las jovencitas reflexionen sobre los talentos que Dios les ha dado, sobre la belleza de su feminidad y sobre el propósito de sus vidas”.

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