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viernes, abril 26, 2024
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Una mirada a partir del Sínodo de la Familia

Por: Enrique Elías

Cada uno de nosotros proviene de una familia. Todos somos parte de la familia humana y los bautizados somos además miembros de la familia de Dios en la Iglesia.

Esto han recalcado el papa Francisco y los obispos provenientes de cada continente reunidos del 4 al 25 de octubre para la XIV Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos sobre La vocación y la misión de la familia en la Iglesia y en el mundo contemporáne”.

Sus discursos y discusiones han sido resumidos en el documento conclusivo o Relatio que han entregado los obispos al Santo Padre para su reflexión, con miras a una posible Exhortación Apostólica sobre la familia.

El Sínodo de la Familia convocó a 270 padres sinodales, obispos representantes de todo el mundo. Participaron también algunos sacerdotes, religiosos, matrimonios laicos y “delegados fraternos” representando a otras comunidades cristianas.

Muchos en los medios de comunicación, incluyendo las redes sociales, aún comentan algunos puntos de controversia surgidos antes, durante y a raíz de las deliberaciones sinodales tanto en octubre del 2015 como en la Asamblea Extraordinaria en octubre del 2014.

Pero muchos descuidan otros puntos que nos conciernen a cada uno de nosotros – laicos, religiosos, presbíteros y Pastores de la Iglesia.

Los encontramos en la Relatio final que incluye 94 artículos aprobados por una mayoría de por lo menos dos tercios de los votantes. Estos artículos abarcan una amplia gama de temas que conciernen a la vida diaria de nuestras familias y sociedades en todo el mundo.

 

Hablaron de ti y de tu familia

El Papa y los obispos han hablado de ti y de millones de hermanos en todo el mundo. De las alegrías y las penas, las luces y las sombras que enfrentamos en la vida familiar hoy, a nivel eclesial y social.

Quizás tú te encuentras en una situación difícil en tu matrimonio y vida familiar. Tal vez tu unión no es una unión sacramental. Quizás sufres la gran prueba de la esterilidad que afectan a tantas parejas. A lo mejor has experimentado la infidelidad en tu matrimonio. Quizás tú o tu cónyuge han procurado una separación o un divorcio. Tal vez tu matrimonio civil o sacramental ha fracasado. O te preguntas si tu matrimonio sacramental fue válido o si se declararía nulo. Talvez completaste el proceso de nulidad y fue declarado válido y te encuentras en una segunda unión con hijos y no sabes de qué manera puedes participar en la vida de la Iglesia.

Quizás no has encontrado la persona adecuada para unirte en el vínculo del matrimonio y sientes el peso de la soledad. Tal vez tú o alguna persona que quieres sienten atracción a personas del mismo sexo y tienen preguntas sobre dónde y cómo recibir amor y sana compañía. Quizás tienes amistades u observas en la sociedad a personas que promueven la llamada “ideología del género” y te preguntas cuál debe ser tu postura ante quienes dicen ser “transgénero”.

Tal vez tú o alguien en tu familia han sido víctimas de la pornografía y de otras distorsiones de la sexualidad. Quizás tu unidad familiar y tus contribuciones a la sociedad se ven afectadas por uno o más vicios y patrones de pecado. Tal vez has procurado o apoyado a alguien en un aborto y no sabes que Dios quiere y puede perdonar los peores pecados y quiere y puede sanar nuestras almas de los efectos de nuestra desobediencia y miseria humana.

A lo mejor has dejado tu país de origen en búsqueda de seguridad física o económica para ti y tus seres queridos y tu estatus migratorio presenta grandes retos y tentaciones. Tal vez tú o tus padres están envejeciendo y enfrentan los grandes retos que vienen con la ancianidad y la precariedad, especialmente cuando faltan recursos económicos o la salud.

Quizás tú o tu cónyuge, o tus hijos o nietos, tus hermanos o amistades no abrazan ni practican ya la fe católica y no saben qué hacer o se han decidido mantenerse al margen de la vida parroquial y eclesial – o están dispuestos a regresar. Tal vez tus retos y los de tus seres queridos y allegados son otros, no fácilmente vistos por las personas que te rodean – pero igualmente requieren de ayuda pastoral en el seno de la Iglesia. ¡Para eso estamos! ¡La Iglesia quiere y puede ayudar!

El fruto de este Sínodo es para ti: para tantos que sufren y debemos acoger y apoyar; para tantas familias cuyas vidas debemos celebrar e imitar, incluyendo las familias numerosas que están viviendo el “evangelio de la familia” y el “evangelio de la vida” a plenitud; para todos los que se esfuerzan por dar testimonio a otras parejas y familias de la belleza de la vida matrimonial y familiar; para tantos que no conocen el don de Dios y la vida en abundancia que Cristo ofrece en Su Iglesia.

Todo lo humano – los retos y las necesidades, la precariedad y los sueños, los derechos y las responsabilidades de toda la humanidad – son de gran interés para la Iglesia de Cristo y, siendo Madre y Maestra, la Santa Madre Iglesia está renovando su llamado maternal a la “conversión pastoral” y al “acompañamiento”un llamado urgente en un momento crítico para la familia, la célula básica de la Iglesia y de la sociedad.

 

Propagar el Evangelio de la Familia

La belleza del matrimonio y de la familia y el diseño divino para su misión en la Iglesia y en el mundo son parte esencial de la “buena nueva” que la Iglesia debe proclamar al hombre de hoy. El “Evangelio de la familia” necesita ser proclamado con convicción y eficacia, tanto con el testimonio de vida como con la palabra certera, con gran amor y con profunda misericordia hacia los que sufren porque no participan plenamente del plan de Dios para la familia humana y cristiana. ¡Para esto se reunieron los obispos de todos los continentes en comunión como sucesores de los doce apóstoles con el Papa como sucesor de San Pedro!

A partir de las reflexiones, a veces bastante intensas, sobre las diferentes posiciones que fueron presentadas y debatidas, los creyentes como “discípulos misioneros” tenemos el derecho y el deber de leer el documento final; el derecho y el deber de orar y enfrentar los retos que hay en nuestras familias y que vemos en otras familias; el derecho y el deber de conversar con gran afecto y en espíritu de “acompañamiento pastoral” con personas en situaciones difíciles; y el derecho y el deber de embarcar en pleno en una misión de amor, en una misión de misericordia, en una misión de verdad a fin de que, recibiendo el misericordioso amor de Dios lo podamos compartir con nuestros hermanos en esta peregrinación terrenal hacia la casa del Padre.

Esta es nuestra vocación y misión. La llevamos a cabo por amor al prójimo, a cada hermano y hermana que vemos en nuestras casas y calles. Lo hacemos por amor a la verdad que ha sido revelada por Cristo a su Iglesia para el mundo y sin atentar contra ella o disminuirla o “aguarla” para acomodar pareceres modernos respecto a lo que son y no son el matrimonio y la familia. Vamos en misión con los ojos abiertos al prójimo y a su realidad y sus retos; con el corazón abierto para acoger y para amar al prójimo como a nosotros mismos, aclarando confusiones y desterrando conclusiones erradas a las que a veces llegamos dentro y fuera de la Iglesia respecto a la doctrina y la pastoral, al amor y a la misericordia, al plan perfecto y a la justicia final de Dios.

Esta es la vocación y misión de la familia en el mundo contemporáneo. Hoy más que nunca debemos aprender “el arte del acompañamiento” – como han dicho los padres sinodales y han intentado hacer todos los papas desde el Concilio Vaticano Segundo – para poder implementar de lleno y de manera eficaz y fructífera una nueva evangelización – nueva en ardor, nueva en medios y nueva en expresiones – que consiga presentar hoy, a un mundo que lo necesita la verdad sobre Dios, la verdad sobre el hombre, la verdad sobre la sexualidad y la reproducción, la verdad sobre el matrimonio y la familia.

Esta es la invitación de Jesucristo. Ésta es la invitación del Santo Padre. Ésta es la invitación del Sínodo de Obispos. Ésta es nuestra tarea a su conclusión y en vísperas del Extraordinario Año Santo y Jubileo de la Misericordia. Aprovechemos este tiempo de gracia y aprovechemos y compartamos con otros la ayuda que la Iglesia, madre y maestra, nos brinda a nivel parroquial, diocesano y desde El Vaticano.

Para información sobre pastoral familiar, consejería matrimonial y familiar, anulaciones, efectos sobre el aborto, la educación en la fe y asistencia social y legal, contacta a Luis Álvarez, director ejecutivo de la Oficina para Ministerio Hispano y del Centro San Juan Diego: 303-715-3169: luis.alvarez@archden.org.

El Documento Final de la XIV Asamblea Ordinaria del sínodo de Obispos está disponible en http://www.news.va/es y http://www.vatican.va/roman_curia/synod/index_sp.htm.

*Martha Fernández-Sardina es la fundadora de EresAmado.com y directora de Prepare El Camino/Prepare The Way Enterprises. Como formadora bilingüe y predicadora internacional, ayuda a miles a vivir y comunicar la Fe como evangelizadores bien evangelizados y testigos del amor de Dios que han embarcado #EnUnaMisiónDeAmor #EnUnaMisiónDeMisericordia #EnUnaMisiónDeVerdad. Síguela en www.Facebook.com/EresAmadowww.Twitter.com/yoEvangelizo y www.RememberYouAreLoved.com.

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